El proyecto de la Central Hidroeléctrica Tabajara prevé un embalse de 97 km² en Machadinho d’Oeste. Además de las nueve tierras indígenas, un análisis exclusivo de InfoAmazonia en asociación con Brasil de Fato confirma la influencia del proyecto en siete áreas con registros de la presencia de comunidades indígenas aisladas.

Entre decisiones judiciales y denuncias, el proyecto de la Central Hidroeléctrica Tabajara sigue. El pronóstico de un embalse de 97 km² en el río Machado (Jiparaná), en Machadinho d’Oeste, Rondônia, Brasil, afectará, según un análisis exclusivo de InfoAmazonia en asociación con Brasil de Fato, a siete áreas con registros de la presencia de comunidades indígenas aisladas.

Éstos son: 

  • aislados Piripkura, de la TI Piripkura;
  • aislados Kaidjuwa, de la TI Tenharim Marmelos; 
  • aislados de Cachoeira do Remo
  • aislado de Igarapé Preto, con registro de presencia en la TI Tenharim del Igarapé Preto; 
  • aislado de la Serra da Providência, en la TI Igarapé Lourdes; 
  • aislado del Río Maici, en la TI Pirahã;
  • aislado de Manicorezinho, en la Unidad de Conservación (UC) Forestal Aripuanã.

De ellos, solo el Piripkura tenía su registro confirmado: Los registros confirmados se refieren a grupos indígenas en aislamiento cuya existencia se la comprueba el Estado brasileño después de un trabajo de localización sistemático. La confirmación de la presencia se la conduje CGIIRC a través de una metodología rigurosa, que puede conciliar la realización de expediciones y sobrevuelos con el análisis de imágenes satelitales para identificar las áreas tradicionalmente ocupadas por pueblos indígenas aislados. por la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) y, por lo tanto, su área de circulación está hoy protegida por la restricción de uso: Medida administrativa empleada por la FUNAI para proteger a los pueblos aislados mientras esperan la demarcación efectiva de su territorio.. La Tierra Indígena Piripkura se encuentra en una zona con fuerte actividad agroindustrial, entre los municipios de Colniza y Rondolândia (provincia de Mato Grosso, Brasil) y está habitada por dos comunidades indígenas en aislamiento voluntario, consideradas las últimas representantes del pueblo Piripkura. Al tratarse de un territorio aún no demarcado, la restricción de uso aplicada en marzo de 2023 por la FUNAI es un instrumento para proteger a Piripkura del contacto con personas no indígenas.

Actualmente, FUNAI estudia: Un conjunto de pruebas indica la presencia de un pueblo aislado, aunque la información recopilada no permite que la agencia responsable confirme su existencia o ubicación con precisión. La confirmación de la existencia de un registro en estudio requiere la continuidad de los trabajos de localización y monitoreo, a partir de documentación sistematizada sobre avistamientos y rastros y estudios etnológicos o historiográficos sobre los indígenas aislados cuya presencia se registra. el caso de los Kaidjuwa, que siguen sin confirmación de registro, a pesar de que sean los principales afectados por la construcción de la central hidroeléctrica debido a la proximidad de la TI Tenharim Marmelos al proyecto (unos 200 metros), según el análisis del informe. Los otros cinco grupos de aislados son registros de información: Los registros de información son datos recopilados sobre la presencia de un pueblo en aislamiento reconocido oficialmente por la FUNAI que, tras una evaluación inicial para su selección y cribado, los incorpora a su base de datos para su posterior calificación. Estos datos generalmente se los recopilan los Frentes de Protección Etnoambiental (FPE) durante el trabajo de localización y monitoreo, así como con organizaciones indígenas e indigenistas que trabajan en tierras indígenas..

Desde el inicio, el Estudio de Impacto Ambiental (EIA): Documento que debe llevar toda la información a la instalación de una gran empresa. Se trata de un estudio complejo en el que la compañía mostrará cuáles son los riesgos potenciales: posibles poblaciones afectadas, especies animales y vegetales que existen en el sitio, así como otros factores físicos y biológicos. de la Central Hidroeléctrica Tabajara ya preveía la TI Tenharim Marmelos dentro del área de influencia del proyecto. Sin embargo, la región también está cerca de otras tierras indígenas y dominada por rastros de pueblos aislados. Para mostrar si la planta llegaría a estos grupos, el informecruzó la base de datos del Observatorio de los Pueblos Indígenas Aislados (OPI, por su nombre en portugués) — que monitorea información sobre amenazas y presiones sobre pueblos indígenas aislados —  con las delimitaciones de impacto según medidas impuestas por la Justicia. 

Para las referencias de indígenas aislados que se encuentren dentro de Tierras Indígenas y Unidades de Conservación, el OPI adopta un límite de 40 km alrededor del territorio, el mismo previsto por la Ordenanza Interministerial 60/2015, que establece el área de influencia de las represas hidroeléctricas y carreteras en la Amazonía Legal. Es en base a esta medida que la FUNAI debe señalar al Instituto Nacional de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA) qué tierras indígenas se verán afectadas y deben ser estudiadas. Para los grupos aislados fuera de las áreas protegidas, como Cachoeira do Remo, con límites territoriales formales indefinidos, el límite es de 50 km desde el registro de referencia, para fines de monitoreo. 

Proceso de reconocimiento de aislados por FUNAI

La FUNAI tiene hoy 114 registros oficiales de presencia de pueblos indígenas en aislamiento voluntario en Brasil. De estos, 28 tuvieron su registro confirmado y los otros se encuentran en proceso de investigación por parte de la Coordinación General de Indígenas Aislados y de Contacto Inicial (CGIIRC, por su nombre en portugués) a través de la realización de 11 Frentes de Protección Etnoambiental (FPE), con 29 bases repartidas por todo Brasil. Las unidades descentralizadas del CGIIRC, las FPE son responsables de las acciones de localización, monitoreo, protección y vigilancia y, en contextos excepcionales, de los contactos con pueblos aislados.

Los estudios necesarios para confirmar la presencia de un registro pueden extenderse durante décadas, para la producción de conocimiento sobre las dinámicas de movilidad y territorialidad, formas de vida, historia reciente y pertenencia étnico-lingüística de estos pueblos. La confirmación más reciente de un registro de indígenas aislados tuvo lugar en septiembre de 2021, en el municipio de Lábrea, provincia del Amazonas, Brasil.

Luego de una serie de informes, laudos y denuncias sobre la planta (leer más en ‘Estudio de impacto rechazado’), dos decisiones judiciales son la base para el análisis: 

  • En 2022: el Ministerio Público Federal (MPF) y el Ministerio Público de la provincia de Rorâima (MPE-RO) interpusieron una acción civil pública y, con base en ella, la Justicia Federal brasileña determinó que se incluyeran siete tierras indígenas en los estudios de impacto hidroeléctrico, además de la TI Tenharim Marmelos. Son las siguientes TI: Jiahui y Pirahã (ambos pueblos de contacto inicial); Tenharim Rio Sepoti; Tenharim do Igarapé Preto; e Ipixuna y Nove de Janeiro, donde viven los Parintintim; e Igarapé Lourdes, donde viven los Arara y Gavião.
  • En 2023: el Justicia Federal brasileña volvió al tema y ordenó nuevos estudios de impacto ambiental que cubren los 8 territorios (Tenharim Marmelos + los 7 nuevos requeridos en la decisión de 2022), con una evaluación de impacto integrada realizada por la FUNAI en la parte sur de la TI Tenharim Marmelos, debido a los indicios de la presencia de pueblos aislados — esta región está a unos 200 metros del embalse. 

Si bien el licenciamiento no tiene nuevos “capítulos”, el equipo de reportaje investigó la ubicación de estos territorios en relación con los impactos ya previstos, tanto por decisiones judiciales como por la OPI. Además de ocho tierras indígenas ya identificadas en la decisión de 2022 y en una solicitud de inclusión en los estudios en 2023, destacando el fuerte impacto en la TI Tenharim Marmelos y los grupos Kaidjuwa, el análisis también señala un impacto en la TI Piripkura, que no se consideró ni en los estudios del proyecto ni en las decisiones judiciales. 

La población indígena estimada en las nueve tierras indígenas identificadas en el área de influencia del proyecto es de aproximadamente 3.000 personas de los pueblos Tenharim, Jiahui, Arara, Gavião, Parintintim, Pirahã y Piripkura, según la base de datos de Pueblos Indígenas de Brasil, del Instituto Socioambiental (ISA).

Los pueblos aislados en la región

Con base en las decisiones judiciales y también en el avance del proyecto de la central hidroeléctrica, Marcela Menezes, de la coordinación del Programa de Pueblos Indígenas del Instituto Internacional de Estudios de Brasil (IIEB), destaca la importancia de retomar los estudios de la FUNAI sobre la presencia de aislados Kaidjuwa en la TI Tenharim Marmelos.

“Los Tenharim reportan su presencia y sabemos que una empresa como una hidroeléctrica es de gran magnitud para un pueblo indígena aislado, e incluso puede causar su extinción debido a la incontrolabilidad generada por la ocupación desordenada de esta región”, dijo Menezes.

El bloque de tierras de los Kagwahiva, que está cerca de unidades de conservación, forma un mosaico de protección en el sur de la provincia de Amazonas en relación con el avance de la frontera agrícola que llega desde Rondônia, así como la minería y la tala en áreas protegidas. Karen Shitatori, antropóloga, señala que estas actividades ilegales dificultan que los indígenas aislados sigan presentes y seguros. «Están siendo expulsados. Es una vida de escape en esta área, de ahí, la angustia de los Tenharim, el miedo a no saber si estas personas tendrán un futuro». 

Vista aérea de una aldea en la TI Tenharim Marmelos, en la provincia de Amazonas, Brasil. Foto: Eduardo Passaro/IIEB

“No sabemos cuántos pueblos están en peligro. ¿Cómo son estos pueblos? No sabemos si están vivos o muertos, si fueron empujados más adentro”, advierte Ivaneide Bandeira Cardoso, conocida como Neidinha Suruí, fundadora de la asociación Kanindé para la defensa etnoambiental, con sede en la ciudad de Porto Velho (Rorâima, Brasil). 

Debido a la discontinuidad en el programa de protección a estas poblaciones durante el gobierno del expresidente Jair Bolsonaro (PL), Neidinha Suruí considera que la encuesta sobre la situación de los pueblos aislados en la región tiene que ser “prioridad cero” dentro del proceso de licenciamiento de la Central Hidroeléctrica Tabajara y exige el compromiso asumido por el actual gobierno con la agenda indígena y la crisis climática. “Nada de esto se cumple con la hidroeléctrica de Tabajara. Construir la hidroeléctrica es promover el genocidio de los pueblos indígenas aislados de esa región. Para mí, esto está muy claro».

Nada de esto se cumple con la hidroeléctrica de Tabajara. Construir la hidroeléctrica es promover el genocidio de los pueblos indígenas aislados de esa región. Para mí, esto está muy claro.

Neidinha Suruí, fundadora de la asociación Kanindé

Historia antigua e indefinida

Este año, las organizaciones indígenas y ribereñas reanudaron la movilización en oposición a la central hidroeléctrica. En marzo, el Movimiento de Afectados por la Presa (MAB, por su nombre en portugués) solicitó el rechazo de la solicitud de licencia del proyecto por parte de IBAMA. El Instituto Madeira Vivo, que monitorea los proyectos hidroeléctricos en la cuenca del río Madeira (donde fluye el río Machado), celebró una reunión con el Ministerio de Minas y Energía en enero, cuando solicitó el archivamiento de la planta: «todavía existe la intención de la clase política, que ha estado presionando al IBAMA para que reanude esta discusión», dice Iremar Antonio Ferreira, miembro y fundador del instituto.

Esa discusión, que se reanudará, ha existido durante 17 años. En 2007, en el segundo gobierno del presidente Lula (PT), nació el proyecto Central Hidroeléctrica Tabajara. Son responsables las siguientes compañías: Construtora Queiroz Galvão S.A., Furnas, Eletronorte, PCE Projetos e Consultorias de Engenharia Ltda y JPG Consultoria e Participações Ltda.

En 2008, la concesión de licencias fue interrumpida por el Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad (ICMBio) debido a los impactos en el Parque Nacional Campos Amazónicos (provincias de Amazonas y Rorâima), la Reserva de Biodiversidad Jaru (Rorâima) y la TI Tenharim Marmelos. En 2010, Lula incluyó a Tabajara entre las obras previstas en el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC). En 2011, como una forma de viabilizar el proyecto, el gobierno de Dilma Rousseff (PT) presentó la medida provisional MPV 542/2011, que cambió los límites del Parque Nacional Campos Amazónicos; en 2012, la medida provisional se convirtió en la Ley 12.678/2012. Así, la licencia fue retomada por IBAMA. 

Vista aérea de las comunidades de Tenharim junto a la carretera Transamazónica (BR-230) en el tramo donde cruza el río Marmelos. Foto: Edu Passaro/IIEB

En ese momento, la medida fue objeto de protestas por parte de los indígenas Tenharim y los Arara y Gavião, de la TI Igarapé Lourdes, quienes juntos emitieron una carta de repudio. Además de advertir sobre el impacto inminente en sus territorios, el documento ya señalaba que “otra gran preocupación” era en relación con “los pueblos indígenas aislados que viven entre las cabeceras del río Marmelos y el río Preto”.

También en 2012, la Coordinación General de Indígenas Aislados y de Contacto Inicial (CGIIRC, por su nombre en portugués), una de las sucursales de la FUNAI, envió un memorándum a las compañías responsables del proyecto sobre la necesidad de completar estudios sobre pueblos aislados. La agencia expresó “gran preocupación” por los impactos ambientales que “afectan directamente las condiciones necesarias para la reproducción física y cultural de estos pueblos indígenas aislados”.

A pesar de ello, en el término de referencia remitido al IBAMA, la FUNAI señaló a la TI Tenharim Marmelos como la única afectada, pero hizo la siguiente reserva: “si se confirma la existencia de indígenas aislados en esta zona de referencia, se deben tomar las medidas oportunas para garantizar a estos pueblos el pleno uso de sus territorios”. 

Siguiendo el rastro de los aislados

InfoAmazonia y Brasil de Fato estuvieron en la TI Tenharim Marmelos en diciembre de 2023. Existe una preocupación de los expertos entrevistados respecto a la fragilidad de los aislados en la región, sin confirmación oficial del registro por parte de la FUNAI. Durante la visita del equipo de reportaje, se realizó la validación del Protocolo de Gestión Territorial y Ambiental (PGTA), elaborado por la Asociación de Pueblos Indígenas Tenharim Morõguitá (APITEM) en alianza con el IIEB, donde se discutió la seguridad y también los derechos de estas poblaciones. La reunión condujo a la creación de un documento. 

Indígena Tenharim durante el proceso de validación del PGTA en la TI Tenharim Marmelos. Foto: Eduardo Passaro/IIEB

Uno de los puntos abordados en el documento es la apertura de un Frente de Protección Etnoambiental (FEP) en Humaitá, como agencia de seguimiento y protección de los pueblos aislados vinculados a la Coordinación Regional (CR) de la FUNAI que se dedica a los grupos aislados y de contacto inicial. «Queremos que esto se tenga en cuenta no solo por el tema hidroeléctrico, sino porque sabemos que existen», subraya la coordinadora de APITEM, Daiane Tenharim. 

Al cubrir una vasta extensión territorial, el área de monitoreo de FPE Purus/Madeira, que abarca siete municipios en Amazonas y tres en Rondônia, hace inviable la protección efectiva de estos pueblos indígenas en la evaluación de la antropóloga Karen Shiratori, quien defiende la creación de un nuevo frente de FUNAI que opere en la región sur de la provincia de Amazonas. “Es imposible monitorear, ubicar a estos grupos y tratar de garantizar la protección de estos territorios, los derechos territoriales y la integridad de estos grupos. Esta región se ha vuelto muy marginada y recientemente ha habido poco trabajo de investigación y localización».

Queremos que esto se tenga en cuenta no solo por el tema hidroeléctrico, sino porque sabemos que existen.

Daiane Tenharim, coordinadora de APITEM

Desde la perspectiva de que los aislados son “grupos indígenas refugiados, sobrevivientes de procesos históricos de genocidio”, el indigenista Daniel Cangussu señala que la construcción de la central hidroeléctrica en el río Machado “es un tiro de gracia” en su existencia. Cangussu es servidor de FPE Purus/Madeira, agencia de seguimiento y protección de pueblos aislados vinculada a la Coordinación Regional (CR) de Lábrea (Amazonas) y evalúa que el proyecto “puede acabar con cualquier posibilidad de localización y resistencia de estos grupos”. 

En 2016, FPE Purus/Madeira realizó una expedición a lo largo del curso del río Preto en la TI Tenharim Marmelos. El equipo de reportaje tuvo acceso exclusivo a informes generados entre 2013 y 2016 que indican la presencia de indígenas aislados en el territorio. El documento de 2016 señala que los rastros encontrados hasta ese momento indican la presencia de un grupo de indígenas aislados con circulación en el territorio y recomienda nuevas incursiones en la parte sur, donde vivía parte de los Tenharim antes del contacto con los no indígenas. «Ciertamente es necesario continuar este proceso de investigación mediante la realización de nuevas expediciones terrestres», concluye el informe. 

Cangussu participó en las expediciones de la FUNAI en la TI Tenharim Marmelos para identificar rastros de estos grupos de aislados. Estaba con el jefe Manoel Duca Tenharim, quien aprendió de su padre a caminar por el bosque y se enorgullece de caminar por todo el territorio. «Soy montero. Crecí en el monte», dijo en varias ocasiones al equipo de reportaje. «Caminamos allí y hacemos un seguimiento de dónde está el pariente aislado. A partir de ahí es el peligro, que viene de esta red hidroeléctrica, el que llegará a ellos [aislados] y llegará a nuestro río”, agrega.

El conocimiento del bosque y los contactos que tuvo con los grupos de aislados durante sus andanzas llevaron a Duca a ser invitado a participar en las expediciones de la FUNAI en la TI Tenharim Marmelos. El primero ocurrió en 2013, cuando el equipo viajó por el río Marmelos hacia su cabecera. “Vimos todo por donde caminaban los parientes, por donde mataban peces, vimos de dónde sacaban miel, quemaban la polla para sacar miel. Todo identificaba que existían nuestros familiares”, cuenta el indígena.

Estudio de impacto rechazado

Un año después de la conclusión de estas expediciones de la FUNAI, en 2017, durante el gobierno del expresidente Michel Temer (MDB), se completó y presentó al IBAMA la primera versión del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de Tabajara. El Plan Decenal de Expansión Energética 2026, publicado ese año por el Ministerio de Minas y Energía, estimó que la hidroeléctrica podría comenzar a operar en 2024.

El EIA fue rechazado por IBAMA debido a una serie de ítems que no fueron contemplados. Reenviado más tarde ese año, fue devuelto nuevamente debido a una proyección incorrecta del reservorio. A partir de la presentación de esta primera versión del documento, el Ministerio Público Federal (MPF) y el Ministerio Público del Estado de Rondônia (MPE-RO) iniciaron un análisis de los impactos de la Central Hidroeléctrica Tabajara con informes periciales y comenzaron a emitir recomendaciones de ajustes en los estudios sobre la planta — así, en 2018, los dos organismos recomendaron a IBAMA y FUNAI no emitir la licencia preliminar: El proceso de licencia ambiental comprende tres fases: licencia preliminar, licencia de instalación y licencia de operación. La licencia preliminar es la fase de planificación preliminar de la empresa o actividad, y aprueba su ubicación y diseño. por el “riesgo de genocidio” de los grupos de indígenas aislados que circulan en la TI Tenharim Marmelos. 

Los servidores de la FUNAI viajan a lo largo del río Preto en la TI Tenharim Marmelos en busca de rastros de aislados. Foto: FUNAI/Reproducción

“Los indígenas aislados son grupos que necesitan que su territorio de deambulación esté ecológicamente equilibrado y protegido de factores externos para garantizar la autosuficiencia e incluso evitar enfermedades exógenas a su sistema inmunológico. Las agencias señalan el riesgo de genocidio si estos indígenas aislados no cuentan con la protección necesaria de su territorio”, dice un extracto del documento enviado por el MPF y el MPE-RO.

La recomendación se basó en un informe pericial de 2017 firmado por Rebecca de Campos Ferreira, experta en antropología del MPF que trabaja en procesos relacionados con los derechos de los pueblos tradicionales. En el documento, señala que no existen criterios técnicos o científicos que justifiquen el establecimiento de la delimitación estándar de 40 kilómetros para reducir impactos, sino “motivaciones políticas relacionadas”. El límite estaba previsto en el EIA de la Central Hidroeléctrica Tabajara, que consideraba a la TI Tenharim Marmelos como la única afectada, pero ignoraba la circulación de aislados en ese territorio. 

El informe antropológico de Ferreira señala como “evidente” que la Central Hitroeléctrica Tabajara llegará a todas las TI de la región — no solo a TI Tenharim Marmelos — y, “de una manera aún más cruel, a los indígenas aislados”. «Existe la posibilidad de impactos directos e indirectos incluso a cientos de kilómetros de distancia, especialmente cuando se consideran grupos en situaciones de extrema vulnerabilidad, como los indígenas que no han hecho contacto con la sociedad circundante».

La conclusión del EIA tuvo lugar en 2019, durante el gobierno de Jair Bolsonaro. El ICMBio emitió la autorización para el licenciamiento ambiental del proyecto en 2020, pero el estudio fue rechazado nuevamente en 2021 por el análisis técnico de la Coordinación de Licenciamiento Ambiental de Centrales Hidroeléctricas (COHID), vinculada al IBAMA. El dictamen señala que “las debilidades, inconsistencias, informalidad científica y falta de información” observadas en el EIA y también en los complementos al estudio solicitado por IBAMA “no sustentan una decisión favorable sobre la viabilidad de la empresa”. 

Finalmente, en abril de 2021, con el informe de COHID, el MPF y el MPE-RO presentaron la acción civil pública que llevó a la primera decisión del Tribunal Federal al año siguiente, con la solicitud de incluir las otras siete tierras indígenas en los estudios de impacto hidroeléctrico. 

La segunda determinación, firmada por el juez Dimis da Costa Braga, reafirma que los impactos socioambientales de la central hidroeléctrica no se limitan a la cuenca hidrográfica, ni a un límite de 40 km. Según Braga, debido al contexto de migración de trabajadores y especuladores sobre la zona, las circunstancias “aumentan los riesgos de conflictos agrarios, estimulan la deforestación y la invasión de tierras indígenas”.

La relación de los Tenharim con los aislados

Más que un recuerdo de la condición de vivir sin contacto con personas no indígenas, el pueblo Tenharim conserva el recuerdo de cuando algunos grupos Kagwahiva se dispersaron y comenzaron a vivir en aislamiento. “No nos referimos a ellos ni siquiera como pueblos, sino como parientes. Cuando tuvimos este contacto con personas no indígenas, parte de nuestro grupo se fue muy lejos, desmembrado. Nos quedamos a un lado y este grupo siguió otra dirección», explica Daiane Tenharim.

El contacto de los Tenharim con personas no indígenas se remonta al ciclo del caucho en la década de 1940, a través de la construcción de la carretera Transamazónica (BR-230), inaugurada en 1974, y la actividad minera que siguió a la llegada de la carretera. Fueron procesos traumáticos, marcados por violencia extrema, muertes y la dispersión de algunos grupos que comenzaron a vivir en aislamiento. 

Karen Shiratori señala este proceso como «una especie de fin del mundo» para los grupos Kagwahiva, en el que los lazos sociales se rompen permanentemente. “Cuando es posible tener áreas preservadas, refugios, rechazar este contacto es la estrategia de resistencia de muchos pueblos que prefieren el aislamiento, la ruptura de estas relaciones sociales, el parentesco, los rituales y las relaciones ecológicas con ese territorio. Y se alejan».

Al tratarse de un proceso reciente, señala que los Tenharim tienen la memoria de algunos de estos indígenas que buscaban el aislamiento. “Las referencias están relacionadas con el lugar donde vivió este grupo o en relación con el liderazgo de ese grupo o cabeza de familia. Es interesante lo rica que es su memoria en detalle en relación con este proceso de disrupción social”, explica la investigadora.


Este reportaje es el resultado de la formación realizada por InfoAmazonia en el marco del proyecto Conservando Juntos, implementado por Internews en alianza con USAID WCS. El contenido es responsabilidad de InfoAmazonia e Internews, y no refleja necesariamente las opiniones de WCSUSAID o del gobierno de los Estados Unidos.

Sobre el autor
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Leandro Melito

Periodista con experiencia en reportajes y edición de contenidos sobre medio ambiente, derechos humanos, política, asuntos internacionales y cultura. Realiza reportajes especiales para diversos medios...

Murilo Pajolla

Periodista basado en Lábrea, Amazonas, Brasil, donde investiga cuestiones socioambientales centradas en la Amazonia. Es licenciado por la Universidad Estatal de Londrina (UEL).

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