La iniciativa Football for Forests busca que los aficionados de la Premier League y la Bundesliga aporten a la restauración de bosques deforestados. Por ahora se están apoyando proyectos en áreas claves para la conectividad entre la Amazonia y los Andes.
Una de las medidas con que se suelen contar los miles de hectáreas que se pierden por año en los bosques del mundo es calculando su equivalente en canchas de fútbol. Por ejemplo, cada minuto se deforesta lo equivalente a 17 canchas de fútbol, es decir, que en 90 minutos se pierden unas 1.500 canchas. Una cancha tiene alrededor de 1,67 hectáreas.
Pero, ¿y si también se usara esta narrativa para contar el bosque que se restaura? Eso es lo que busca la iniciativa Football for Forests (Fútbol para los bosques), impulsada por la organización Climate Focus y apoyada por la Cooperación Alemana (GIZ).
La iniciativa, que se presentó en la Copa Mundial Femenina celebrada en 2023 en Australia y Nueva Zelanda, tiene entre sus principales objetivos impulsar un proyecto de restauración en uno de los municipios más afectados por la deforestación en la Amazonia, Solano (Caquetá) y continuar con otros que ya se han adelantado en ese mismo departamento, en el Valle del Cauca, La Guajira y Meta.
Pero antes de detallar los planes de Football for Forests es clave entender cómo funciona, pues incluso cualquier persona que lea este artículo y que siga la Premier League de Inglaterra o la Bundesliga de Alemania puede aportar a la iniciativa.
Además de tener fondos por parte de aliados, como la GIZ (que aportó un millón y medio de euros para arrancar), la iniciativa desarrolló una aplicación que puede descargarse en App Store o en Play Store que lleva su mismo nombre (Football for Forests). Quien la descargue elige al equipo que sigue y se compromete, por dar un número, a donar 50 centavos de euro por cada gol que el club marque en la temporada.
Así, además de competir en la Premier o la Bundesliga, los equipos entran a una Liga de Restauración de Bosques, en la que compiten por “mostrar cuál es el club más verde”, explica Juan Pablo Castro, director para América Latina de Climate Focus. Según la página de la iniciativa, el FC Union Berlin es la escuadra cuyos aficionados más han aportado.
Hasta ahora, con la aplicación, se han recogido más de 290.000 euros dirigidos a los proyectos en Colombia. La organización Ganso, creada por Climate Focus y la Alianza de Bioversity (CIAT), recibe el dinero y estudia propuestas de restauración en el país. En Meta avanza un proyecto en la reserva Yurumí, Puerto López; otro en la Reserva Ceiba Bruja, en Dibulla, La Guajira; otros dos en las estribaciones del Parque Farallones, cerca de Cali, y otro en Florencia, Caquetá.
Los retos de restaurar en uno de los departamentos más deforestados
Cada año Caquetá aparece entre los departamentos más afectados por la deforestación en el país. De acuerdo con Global Forest Watch, entre 2002 y 2022 el departamento perdió 505.000 hectáreas de bosque natural primario, lo que representó el 67 % del total perdido de su cobertura arbórea en esas dos décadas. Según el Ministerio de Ambiente, entre enero y septiembre del año pasado, el departamento redujo en un 79 % sus cifras de deforestación, aunque en el último trimestre volvió a aumentar en un 2 %.
El proyecto en Florencia, en alianza con Amazonia Emprende, ha restaurado unas 30 canchas de fútbol. Además, han apoyado proyectos relacionados con agricultura regenerativa, turismo sostenible y producción de miel. También se está colaborando con otros actores claves como la organización Tiempo de Juego, con quienes están capacitando a 200 jóvenes en temas ambientales, por medio de “ecojuegos”, como el rol de los bosques para las comunidades, la mitigación del cambio climático y la conservación de la biodiversidad. “Si no hay bosques, no hay oxígeno y no se puede jugar fútbol”, enfatiza Castro.
Valentina Madrigal, una de las jóvenes que forma parte de la academia, afirmó en un comunicado de The global partnership on forest and landscape restoration, que con el proceso ha “aprendido muchas cosas que antes no sabía. No solo cómo marcar un gol o defender, sino también cómo plantar un árbol y asegurarme de que sobreviva, o cómo distinguir diferentes especies en el bosque cercano”.
En cuanto a Solano, el segundo municipio más grande del país, con unas 22.000 hectáreas deforestadas, la iniciativa apoya un proyecto de la Fundación Natura de restaurar el equivalente a 84 canchas de fútbol.
Restaurar en este departamento es clave, porque se encuentra en medio de la conectividad entre la Amazonia y los Andes, además de que Solano comparte un área del Parque Nacional Natural Chiribiquete. Hacia ese lado de Caquetá, que es el occidente del Parque, desde hace varios años ha avanzado la deforestación “principalmente por ganaderías, carreteras, cultivos de uso ilícito, entre otros”, cuenta Helena Cendales, jefa del proyecto de la Fundación Natura.
Restauración, posible modelo de negocio
Un reto para la restauración en el mundo, señala Castro, es encontrar los caminos para que su implementación traiga beneficios ambientales y económicos, especialmente para las personas que viven alrededor de las áreas a ser restauradas. “Todo el mundo está de acuerdo en que la restauración de bosques es una gran solución para mitigar el cambio climático y conservar la biodiversidad, pero no hay suficientes mecanismos de financiación adecuados, ni proyectos formulados, ni suficientes estudios que permitan mostrar sus impactos socioeconómicos positivos. Hay poca gente trabajando en esto, porque no es fácil que sea un modelo de negocio rentable”. E insiste en lo que los científicos han advertido de que la restauración no puede ser sembrar por sembrar. “Plantar árboles no es como sacar fotocopias”, dice Castro.
Para el proyecto de Solano, planean trabajar con 34 familias campesinas. La idea es que se contribuya con “los valores ecológicos, por ejemplo, recuperar fuentes de agua, recuperar suelos o preservar la biodiversidad y que también tengan fines productivos para que las personas encuentren en la restauración una opción económica”, explica Cendales. Por su parte, Castro agrega que un factor importante al plantear el proceso fue “mejorar la calidad de vida, haciendo restauración productiva y apoyando sistemas productivos agroforestales de las familias”.
Y es que el aspecto económico será uno de los puntos para tener en cuenta para medir el impacto del proyecto que, además, financia un vivero de plantas nativas amazónicas que serán parte de la restauración.
En el caso de Solano, cada familia cedió tres hectáreas de sus fincas en las que habrá espacio tanto para regeneración como para siembra y restauración con fines productivos. Inicialmente, el éxito del proyecto se medirá por la sobrevivencia de las siembras; luego entrarán otras variables como el crecimiento de las plantas y, posteriormente, se medirá el aporte a los ingresos económicos de las familias y cómo algunas de las especies se habrán integrado a sus dietas. A futuro, se proponen monitorear su impacto en la conectividad entre los bosques.
Los proyectos que apoya Football for Forests en Colombia cuentan con recursos para los próximos cinco años, por lo que Castro insiste en que “la selección de socios restauradores que estén filosóficamente alineados con la iniciativa es muy importante al principio, porque debemos tener algún tipo de garantía de que en cinco años no van a vender la tierra y que luego se tumbe el bosque”.
*Este artículo es publicado gracias a una alianza entre El Espectador e Infoamazonia, con el apoyo de Amazon Conservation Team.