En una reunión en Belém do Pará, en Brasil, los presidentes de los países amazónicos acordaron una “declaración” para conservar esta selva y evitar que llegue al punto de no retorno. Uno de los puntos claves es la creación de un Centro de Cooperación Policial Internacional para proteger la región.

Los presidentes de los países amazónicos llegaron a un acuerdo para evitar el punto de no retorno.

Tras semanas de expectativas, este martes (8 de agosto) los ocho países amazónicos, encabezados, en su mayoría, por sus presidentes, firmaron la Declaración de Belém, un documento con el que buscan evitar que la Amazonia llegue al punto de no retorno. Ante la crisis actual que vive la región, esperan que este texto sea la base para contener graves problemas como la deforestación, la minería ilegal o el tráfico ilícito. (Lea Cumbre en Brasil: Petro propone crear una “OTAN Amazónica”)

“La Declaración de Belém”, señaló el Ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado, “consolida una nueva y ambiciosa agenda común de cooperación para la Amazonas. El texto aprobado por los ocho países amazónicos fue elaborado a partir de una propuesta brasileña, como sede de la Cumbre”.

El encuentro, realizado en la ciudad de Belém do Pará, empezó con un discurso del anfitrión, Lula da Silva, que insistió en que quieren “una Amazonia donde se erradique el hambre, el trabajo sea digno y los servicios públicos sean accesibles para todos”. También destacó que la “Amazonia está alzando la voz para que el mundo asuma un compromiso de desarrollo aliado a la preservación de nuestro bioma que es hogar de 47 millones de personas”.

En la reunión estuvieron los presidentes de Colombia, Brasil, Bolivia, Perú y el primer ministro de Guyana; por parte de Venezuela, fue enviada la vicepresidenta Delcy Rodríguez, y Ecuador y Surinam enviaron a Gustavo Miranda y Albert Randim, sus ministros de Relaciones Exteriores. También participaron países donantes como Alemania, Noruega y Francia, y el director de la próxima Cumbre de Cambio Climático, Majid Al Suwaidi.

En concreto, esta Cumbre Amazónica, que había sido convocada desde principios de año por Gustavo Petro y Lula da Silva, acordó 113 puntos que atraviesan diferentes ejes, como cambio climático, protección de la biodiversidad, cooperación policial y judicial, protección social, entre otros.

En cuanto al cambio climático, el documento propone lo que ha sugerido el presidente Petro desde que asumió su mandato. De acuerdo con el documento, buscarán “mecanismos innovadores de financiamiento”, como el canje de deuda externa de los países amazónicos para conservar la selva. También, que estos países asuman posiciones comunes en foros internacionales, así como en instituciones financieras multilaterales. La declaración menciona la creación de mecanismos financieros para promover el desarrollo sostenible en la región y hace énfasis en la Coalición Verde, que reúne a los bancos de desarrollo.

Otro eje fundamental de la Declaración de Belém es el de Protección de bosques y la biodiversidad, en el que quieren crear la Alianza Amazónica de Combate a la Deforestación, teniendo en cuenta las metas de cada país. También esperan fortalecer el monitoreo de las áreas degradadas de la Amazonia e identificar zonas estratégicas que deban ser protegidas.

Hay algunos puntos cruciales en torno al agua, como la creación de una Red de Autoridades del Agua con el fin de establecer protocolos de monitoreo para proteger las fuentes y para la generación de alertas de riesgos ambientales, como desastres ambientales. También se comprometieron a promover la pesca artesanal, la acuicultura, la agricultura familiar y agricultura tradicional.

En cuanto a seguridad y delitos transfronterizos, la Declaratoria de los presidentes propone que se establezca el Centro de Cooperación Policial Internacional de la Amazonía, con sede en Manaos, para intercambiar información y desarrollar investigaciones y alertas entre los ocho países. Así mismo, esperan la creación de un Sistema Integrado de Control de Tránsito Aéreo, para controlar, entre otros delitos, el tráfico de drogas.

Además, la declaración también hace énfasis en desarrollar economías basadas en la naturaleza, que aporten a la sostenibilidad de los pueblos indígenas y comunidades campesinas. También insiste en que sus saberes ancestrales son claves para mantener la selva en pie y uno de sus ejes es el reconocimiento de las culturas amazónicas, para promover su preservación y la de las lenguas indígenas.

Así mismo, el acuerdo busca que se fortalezca el rol de la OTCA y encomienda a los ministros de Relaciones Exteriores establecer cronogramas y plazos de implementación de la Declaración. También, espera crear el Foro de Ciudades Amazónicas, para implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU para 2030, y crear un Panel Técnico Científico Intergubernamental de la Amazonía.

Un punto más que vale la pena destacar del documento que firmó Lula da Silva, Gustavo Petro y los otros presidentes de la región: busca crear instancias el Mecanismo Amazónico de Pueblos Indígenas para promover su participación en la agenda de la OTCA y el Observatorio de Mujeres Rurales de la Amazonia para fortalecer a las mujeres emprendedoras de la región. Si todo sale como se espera, habrá una Red Amazónica de Innovación y Difusión Tecnológica.

Finalmente, la declaración no menciona el petróleo ni plantea una meta sobre reducción de emisiones. Y en cuanto a hidrocarburos, exige iniciar un diálogo para que la explotación en los ocho países sea “sostenible”.

*Este artículo es publicado gracias a una alianza entre El Espectador e InfoAmazonia, con el apoyo de Amazon Conservation Team.

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