La temporada de lluvias de este mes pasará a la historia como una de las más fuertes en décadas. Lugares como Bélgica, Holanda y Alemania llegaron a recibir, entre el 14 y 15 de julio, el agua correspondiente a dos meses de precipitaciones y en Zhengzhou, China, cayó el equivalente a las lloviznas de ocho meses solo en 24 horas. Justo en esa misma semana, mientras las redes sociales se llenaban de imágenes de trenes, calles y casas inundadas del resto del mundo, la situación en la Amazonia colombiana también se complicaba por el tiempo meteorológico, pero con una diferencia: para las comunidades del Alto Putumayo no era una emergencia nueva.
Aunque Colombia recuerda especialmente el desastre que vivió Mocoa (la capital de Putumayo) en 2017, cuando el desbordamiento de tres ríos dejó más de 7.000 damnificados y cobró la vida de 335 habitantes, las fuertes precipitaciones del pasado 17 y 18 de julio afectaron a una subregión del departamento de la que no se habló tanto en medios de comunicación: el Valle de Sibundoy, habitado por indígenas mayoritariamente.
Las fuertes lluvias, según explicó a El Espectador el alcalde de Sibundoy, Jhon Jairo Andrade dejaron diez veredas totalmente afectadas, una escuela rural inundada, siete puentes peatonales dañados y cerca de mil hectáreas de cultivos sumergidos. Más de 700 familias quedaron damnificadas y tuvieron que trasladarse a albergues temporales. La escena de las chagras (sembrados tradicionales indígenas) y fincas arruinadas por el agua se repitió en los cuatro municipios que conforman el Valle del Sibundoy. En Colón, por ejemplo, el acueducto colapsó y, por lo menos, mil personas tuvieron que evacuar diferentes zonas.
Las diferentes autoridades del Valle de Sibundoy, que hablaron con El Espectador, manifestaron que más allá del cambio climático, las inundaciones producto de las fuertes lluvias son la consecuencia de otros factores, como el desvío de ríos, las prácticas ganaderas y el afán por ampliar la frontera agropecuaria de la región.
Una deuda histórica con Putumayo
Los daños en la infraestructura y los cultivos del Valle de Sibundoy fueron causados por las fuertes lluvias que desbordaron varios canales del distrito de drenaje, una obra de ingeniería civil que se creó con el objetivo de convertir al Alto Putumayo en una gran despensa agrícola. Fue una idea que nació en la década de los 60, y solo se podía desarrollar si se habilitaban más hectáreas para cultivos y ganadería desviando el cauce del río San Pedro.
La solución que, entonces, se encontró para llevarlo a cabo se conoció como “Proyecto Putumayo I”. Fue impulsado principalmente por el entonces Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora). La obra de ingeniería llegó a adecuar 65 kilómetros, divididos en cuatro canales de drenaje, que capturaron el agua de las montañas. Pero la iniciativa, aunque novedosa en su momento, no contó con un problema principal: “Una vez se inició con ese proyecto ambicioso de obras civiles, se descubrió que el suelo y el subsuelo del Valle del Sibundoy no tenía un componente orgánico, es decir, iban a ser inviables los cultivos. Pero era demasiado tarde para detener las obras, así que fue una inversión millonaria que no funcionó”, explicó a El Espectador el ingeniero civil Julián Maya, experto en el tema y quien ha trabajado en mantenimiento del distrito de drenaje.
Sin embargo, el distrito de drenaje sí secó varias hectáreas de tierra y comprometió a las cuatro administraciones de los municipios del valle a realizar mantenimientos periódicos a los canales. Pero el desconocimiento del peligro que representa no tener cuidado de los sedimentos que lleva el agua han condenado al Alto Putumayo a inundaciones anuales.
“El Estado nos tiene abandonados porque cree que los canales son naturales y no, son 65 km de canales artificiales. Es como el canal de lluvias que hay en Bogotá, por la carrera 30: cuando hay invierno se llena de aguas lluvias, pero como está recubierto en concreto la arena y la suciedad que trae el agua pasa de largo. La situación acá es diferente, porque al no tener concreto y ser un terreno natural, este se llena de rocas y tierra de las montañas que tapan cada vez más el canal”, agregó el ingeniero civil del municipio de Sibundoy. En este momento, según explicó el alcalde Andrade, hay por lo menos 3,50 metros de sedimentación que aún no ha sido removida.
Para Carolina Gil, directora de Amazon Conservation Team, una ONG que también hace presencia en el territorio, la situación que se vive en el Alto Putumayo es el resultado de malas decisiones del pasado. “Allí hay unos retos históricos. No es que las inundaciones se den solo porque estábamos en temporadas de lluvias. Se presentan porque hay toda una historia de ocupación del territorio y, sobre todo, de modificación del curso del río que termina de alguna manera impactando sobre todas las comunidades que están asentadas hoy en el Valle de Sibundoy”, explicó.
Además del distrito de drenaje, la colonización de ganaderos en la región fue otro de los factores que afectaron el suelo del Alto Putumayo. Las malas prácticas de esta actividad y la deforestación para abrir potreros se suman al problema que, luego de 61 años, sigue sin tener una solución. “En la zona alta la frontera agrícola ha sobrepasado sus límites. Hay un mal manejo de las cuencas de ríos desde sus nacimientos, hay ganadería que hace que los canales se estén colmando y causando estas inundaciones. Esta situación es la consecuencia de un problema que debería tratarse integralmente desde la parte ecológica y ambiental”, agregó el secretario de Agricultura de Sibundoy, Álex Luna.