Hace un año, por esta misma fecha, la Amazonia fue la primera región de Colombia en desbordarse debido al COVID-19. En ese territorio, que ha padecido deudas históricas en materia de salud, había un escenario perfecto para la emergencia sanitaria. La falta de unidades de cuidados intensivos, de personal capacitado y de información epidemiológica fueron algunas de las fallas dentro de una zona en constante riesgo, que meses después tendría un elemento más para alarmarse: la variante brasilera (P1). La preocupación se hizo realidad el pasado enero con la confirmación de la circulación del linaje en Leticia.

En medio de la desconexión por el cierre del aeropuerto de esa ciudad por la nueva variante , el Plan Nacional de Vacunación (PNV) empezó en la región con una excepción que permitió la unificación de fases en los principales cascos urbanos del Amazonas, Vaupés y Guainía. Una decisión de Minsalud que respondió, al menos temporalmente, a una de las primeras preocupaciones frente a la inmunización: la dificultad de acceso al territorio. Para Martha Bibiana Velasco, secretaria de Salud del Vaupés, fue una estrategia que ya mostró resultados positivos. “Fuimos muy afortunados con la unificación de las etapas y, para este momento de aumento de casos, hemos visto los efectos de la vacunación”.

En Mitú, la capital de Vaupés, se han aplicado más de 13.600 vacunas, 7.638 de primera dosis y 5.933 de segunda dosis. Para Velasco, con estas cifras ya se podría estar hablando de un 60 % de la población inmunizada en la ciudad. El caso de Leticia, la primera de las ciudades de la región donde llegaron las vacunas de Sinovac, es mucho más alentador pues según el Ministerio de Salud allí ya se superó el 90% de cobertura en vacunación con más de 22.000 vacunas aplicadas.

Son noticias con las que Héctor Jaime Hernández Betancour, secretario de salud del Amazonas, celebra una posible inmunidad de rebaño: “Esta área urbana corresponde al 70 % de la población, por eso podemos hablar de que en Leticia y Puerto Nariño ya tenemos una inmunidad de rebaño. De hecho, el levantamiento de las restricciones de los vuelos comerciales se espera a partir de la primera semana de mayo”.

Es una idea con la que concuerda Bladimiro Rincón, profesor de patología infecciosa de la Universidad Industrial de Santander. “Si contamos con que en Amazonas hay cerca de 76.000 personas y solo en Leticia hay 48.000, que es casi la mitad, quiere decir que, aunque en el departamento no hay inmunidad, en Leticia sí”.

En medio de un respiro para los cascos urbanos que hoy ven los efectos de la vacunación, pues el Instituto Nacional de Salud solo reporta 35 casos activos en Amazonas, tres en Vaupés y ocho en Guainía, la advertencia de Rincón agudiza una vieja pregunta aún sin respuesta: ¿Qué va a pasar con las comunidades rurales? Una preocupación que las mismas secretarías departamentales, en medio del avance del PNV, ya han podido evidenciar. “En el área rural vamos en un 50 % o 60 %. No tuvimos mayor cobertura, porque las comunidades indígenas del río no están siempre, entonces estamos supeditados a que ellos se encuentren en un sitio”, señaló Hernández.

La movilidad de las comunidades indígenas por el territorio fue una de las principales advertencias que los expertos de la región hicieron antes de que llegaran las primeras dosis al país. “Habrá territorios en los que es imposible hacerlo por fases, por tema de costos operativos y por tema de probabilidades de no encontrar a la población en una segunda visita, porque hay zonas con comunidades dispersas en la Amazonia”, explicó en febrero Pablo Martínez, médico y salubrista de la ONG Sinergias, que trabaja por la salud de la región.

Aunque durante unas semanas se unificaron las fases en las principales ciudades del Vaupés Amazonas y Guainía, aún no se ha resuelto qué pasará con el resto de población que vive en municipios y corregimientos a lo largo del río. Gerson Bermont, director de Promoción y Prevención del Ministerio de Salud, le dijo a El Espectador en febrero que los biológicos de Janssen eran los más indicados para estas zonas, porque son de una sola dosis y su cadena de frío requiere temperaturas entre 2 y 8 °C.

Según Martha Bibiana Velasco, las primeras dosis de Janssen llegarían en mayo, pero ahora la espera podría tardarse hasta junio. Lo cierto es que la fecha de entrega de las dosis no es el único problema. La falta de confianza de los indígenas en la vacunación es otro obstáculo que aún hay que superar. “Estamos esperando completar el esquema y terminar con la meta propuesta, pero por ejemplo, dependemos de 1.200 personas que todavía se resisten a vacunarse. Nosotros hicimos pedagogía en por lo menos 30 comunidades y solo hubo una que definitivamente se resistió a la vacunación”, dice.

Preocupación que comparten expertos que han trabajado en la zona, como Pablo Montoya, médico y director de Sinergias. “Una de las preocupaciones que tenemos es el débil acercamiento con las organizaciones indígenas a pesar de las discusiones y las recomendaciones que se han dado”, señaló. Pero la comunicación, agrega Pablo Martínez, no solo es fundamental para el éxito de la acogida de las vacunas, sino también para la logística de las jornadas de inmunización. “Para llegar a vacunar se necesita lo que ya hay en territorios: canoas o lanchas y motores. Pero si no hablan con organizaciones indígenas, es muy difícil desarrollar logísticamente las cosas”, agregó.

Según Juan Alberto Sánchez, coordinador de la Comisión de Salud de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC), aunque ya se están adelantando diálogos con el Gobierno para las jornadas de vacunación, “el tema de adecuación sociocultural del plan de nacional y cuadrar la logística ha sido casi imposible”. Por ahora están a la espera de la aprobación en los próximos días de una circular construida en conjunto con el Ministerio de Salud en la que, según el borrador consultado por El Espectador, las autoridades se comprometen a trabajar bajo el mismo esquema de unificación de vacunas en zonas rurales y a implementar estrategias de comunicación dirigidas a la población indígena. Pero aún no se entrega mayor detalle de cómo lo harán.

Sánchez reiteró la importancia de que se cumpla con estos compromisos y se clarifique el panorama de las comunidades indígenas lo antes posible: “Le decimos al Gobierno que es necesario llevar la información con el dialecto propio de cada comunidad y que sea información clara. No estamos pidiendo favores, estamos exigiendo derechos fundamentales”.

Por su parte, las secretarías de Salud también esperan respuestas lo antes posible para que pronto, y en la medida de lo posible, puedan empezar su recuperación. “Nosotros hemos sido estigmatizados en el interior del país por el tema variante brasilera. Pero hicimos un trabajo muy consciente para no propagarla. Estamos esperando que se abra el aeropuerto, que es la única vía de acceso e ingresos en un departamento netamente turístico. Y la verdad es que toda la vida vamos a tener 1.300 kilómetros de rio limítrofe con Brasil y 350 kilómetros de río con Perú. Con la pandemia quedamos entre la espada y la pared, por eso estamos muy pendientes de las medidas que nos permitan reactivarnos”, concluyó Hernández.

*Infoamazonia es una alianza entre Amazon Conservation Team y El Espectador.

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