Aunque Han de Groot, director general de Wetlands International, reconoce el importante avance que significó el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal en la restauración y conservación de los humedales, todavía es escéptico de las acciones que los países emprenderán para conservar el ecosistema más amenazado del planeta. A su paso por la COP16 en Cali, en donde habló con este diario, de Groot le recomienda a Colombia “construir con la naturaleza”.

A pesar de que los humedales —”esos lugares donde la tierra y el agua se unen y la vida florece y prospera”, como los define Han de Groot— albergan el 40 % de toda la biodiversidad que hay en el planeta, son el ecosistema que más rápido estamos perdiendo a nivel mundial. “Con una pérdida del 35 % en todo el mundo desde 1970, los humedales son nuestro ecosistema más amenazado, desapareciendo tres veces más rápido que los bosques”, señalaba un informe de la Convención de humedales Ramsar lanzado hace tres años.

Por eso de Groot, director general de Wetlands International, una ONG dedicada a la conservación y restauración de los humedales, reconoce que recibió con mucha alegría el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal (MMB), logrado hace dos años por 196 países bajo el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). En este documento, que enlista las 23 metas que se deben lograr de acá a 2030 para detener y revertir la pérdida de biodiversidad, el CEO de esta organización internacional considera que el mundo reconoció “que no se puede resolver la crisis de la biodiversidad y el cambio climático, si no prestamos la debida atención a los humedales”.

Entre las metas que mencionan explícitamente a los humedales (o alguna de las categorías en las que se dividen, como aguas continentales o agua dulce), de Groot resalta la dos y tres que buscan, respectivamente, que al menos el 30 % de los ecosistemas terrestres, de aguas continentales, costeros y marinos estén siendo objeto de restauración efectiva, así como que estos ecosistemas se conserven bajo áreas protegidas.

Pese al importante avance que significó el MMB, el CEO de Wetlands International advierte “seamos sinceros, es un avance diplomático”. Lo que viene ahora, es que en las estrategias y planes de acción nacional (más conocidas por sus siglas en inglés, NBSAP), los países muestren cómo piensan cumplir con las 23 metas, incluidas, por supuesto, las que mencionan a los humedales.

Justamente, hace unos días, en el marco de la COP16, la ONG que dirige de Groot publicó un informe en el que analizó los 24 NBSAP que se habían registrado con corte al 8 de octubre. Como contamos en esta nota, solo 33 países, de los 196 que hacen parte del CDB, llegaron a la COP16 con la tarea hecha. De los planes analizados por Wetlands International, el 83 % mencionaban explícitamente a sus humedales dentro de los objetivos. Aunque hace falta un análisis más exhaustivo sobre estas menciones, el neerlandés le hizo un llamado a los países que no han presentado sus planes actualizados: “utilicen los humedales para sus objetivos climáticos y de biodiversidad, son superhéroes en lo que respecta a ambos”.

El Espectador conversó con de Groot en Cali, donde sigue de cerca las negociaciones que se adelantan en la Zona Azul. En esta entrevista, el economista agrícola destaca la importancia de los humedales, resalta los compromisos que espera ver de los países durante esta cumbre para que ayuden a restaurar al ecosistema más amenazado del planeta, y le algunas recomendaciones a Colombia.

Los humedales son precisamente el ecosistema más amenazado del planeta. ¿Cuáles son las causas de la pérdida de humedales?

Hay varias, pero creo que el más importante es la agricultura. Hoy en día, más de la mitad de las pérdidas de humedales se deben a la agricultura. Por poner un ejemplo, drenamos la tierra para hacerla más apta para la agricultura, para el pastoreo de vacas, por ejemplo. Pero cuando hay materia orgánica en el suelo, cuando se trata de una turbera (un tipo de humedal conocido por ser el mayor sumidero de carbono terrestre), entonces el agua baja y este suelo, esta materia orgánica, comenzará a oxidarse, lo que emite mucho metano y CO₂ a la atmósfera, lo que obviamente es malo para el clima. Además, se pierde la capacidad de una turbera, que es como una esponja, que puede absorber fácilmente grandes cantidades de agua, pero que con el tiempo también la libera poco a poco. Así que de ese modo perdemos esas funciones de humedal y recuperamos ciertas formas de agricultura.

Otro ejemplo es que muchas costas, donde antes había manglares, se han perdido porque en su lugar hacemos piscifactorías o piscifactorías de camarones. No hace mucho estuve en Indonesia, en Java, y allí se ve, por desgracia, una especie de señal del futuro, donde el suelo está bajando, el nivel del mar está subiendo y no hay una protección adecuada de la costa contra las olas y la marea. Así que los mismos pescadores que hacen estos estanques están ahora atrapados porque ya no pueden vivir allí. Así que tenemos que volver a la función protectora original de esos manglares y realmente podemos avanzar en su restauración y recuperar sus funciones de protección.

¿Hay alguna situación que le preocupe específicamente hablando de América Latina?

Lo que más me preocupa es lo que le está pasando alPantanal. Ya hay incendios desde hace mucho tiempo. Tuvimos una crisis en 2019 y 2020. Fue realmente impactante y el mundo entero se preocupó por ello. Pero hoy los incendios son tan malos o incluso peores que hace cuatro años y esto está causando una enorme pérdida de biodiversidad: se matan animales, se pierden especies, la gente pierde sus medios de vida y los incendios siguen y siguen.

¿Qué perdemos cuando desaparecen los humedales?

A veces definimos los humedales como lugares donde la tierra y el agua se unen y la vida florece o prospera. Muy esencialmente, perdemos vida: vida animal, plantas, insectos, microorganismos, que son todos esenciales para la vida de las personas también. Así que estamos perdiendo rápidamente los cimientos fértiles de nuestro planeta. Y aunque los humedales no son enormes en superficie, sí lo son en sus funciones para el clima y para la agricultura, para que la gente viva en ellos y para que los animales se alimenten de ellos. Alrededor del 40% de toda la biodiversidad se encuentra en los humedales. Así que nunca habrá una solución para la biodiversidad si no se presta la debida atención a los humedales en sus planes nacionales.

Antes de hablar del informe que presentaron sobre las NBSAP, ¿en qué medida se incluyeron los humedales en el MMB?

El Marco fue realmente un gran avance. Hicieron falta años de presión y defensa para que por fin todo el mundo se comprometiera firmemente con los humedales y la biodiversidad. Así que estamos muy contentos de que hace dos años el mundo reconociera que no podemos resolver la crisis de la biodiversidad si no prestamos la debida atención a los humedales.

Y con esta línea de base que ha mencionado, ¿qué esperaría ver relacionado con los humedales en las NBSAP?

El avance es importante, pero es, seamos sinceros, un avance diplomático.

La verdadera solución, por supuesto, es tener la pala en el suelo y asegurarse de que las cosas sucedan. Y entre la aplicación concreta y esos acuerdos globales, tenemos que hacer planes nacionales y planes regionales para que se hagan realidad. Porque todas las partes interesadas tienen que trabajar en ello y consideramos que estas NBSAP, como se las llama, son un instrumento importante para que los gobiernos nacionales sigan con su tarea.

Más allá del análisis cuantitativo de su informe, ¿cuáles fueron los resultados del análisis cualitativo?

La verdad es que todavía tenemos que profundizar un poco más. Muchas de nuestras 19 delegaciones locales de Wetlands International, están colaborando en el diálogo con los gobiernos para asesorarles sobre la mejor manera de avanzar en materia de humedales.

Por ejemplo, estamos reconociendo lenta, pero firmemente, la importancia de las turberas. Las turberas, si se gestionan bien, retienen muchos gases de efecto invernadero. Pero si se gestionan mal y se drenan, por ejemplo, se producen muchas emisiones. Esto lo sabemos a ciencia cierta, pero hoy ni siquiera sabemos exactamente dónde están esas turberas, no todos los países las han cartografiado. Entonces ayudamos a los países en este sentido. Son pasos que quizá parezcan un poco tardíos, porque uno se imagina que con todas las técnicas modernas el mundo sabe dónde está, pero no es el caso en muchos países.

Muchos países, como Colombia, tienen mapas muy detallados que muestran dónde están los humedales y también saben cuáles son las principales causas de su pérdida. A pesar de esto, se siguen perdiendo. ¿Cuál es el siguiente paso?

Sí, es estupendo que un país como Colombia haya hecho los deberes, por así decirlo, y tenga los conocimientos necesarios. El siguiente paso podría ser que habláramos con partes interesadas importantes, como el sector energético, cuando se trata de represas eléctricas, por ejemplo: ¿Son realmente necesarias aquí? ¿Cuál es el mejor lugar? ¿Podemos ayudar a que los peces puedan pasar la presa?

También hay que entablar un buen diálogo con el sector agrícola. El uso de fertilizantes, pesticidas, niveles de agua, irrigación, todo es muy importante para la salud de los humedales, de los ríos y, en definitiva, de la agricultura río abajo.

Teniendo en cuenta el resultado de su análisis, ¿qué recomendaría a los países que aún están desarrollando sus NBSAP?

Bueno, esos países aparentemente se están tomando un poco más de tiempo, lo que es una pena en cierto modo porque el tiempo no es nuestro amigo, necesitamos que este sea un problema urgente.

Por otro lado, aunque se tomen un poco más de tiempo, yo diría dos cosas. Una, que aprendan de lo que otros han hecho y que aprovechen también esta conferencia para ver qué pasos adicionales pueden dar.

Y en segundo lugar, como no se trata solo de hacer planes, también hay que ser muy inclusivos en el diálogo con los socios económicos, con las ONG, con las universidades, los centros de conocimiento, para que el plan tenga realmente sentido. Creo que es mejor tener un buen plan unos meses más tarde que un conjunto de ideas superficiales a tiempo para una conferencia. Es algo urgente, pero si ocurre, es importante que se haga bien.

¿Qué países están haciendo un buen trabajo con sus humedales?

Si puedo, siento hacerlo así, voy a hablar de mi país. Hace 20 años, en los Países Bajos tuvimos una crisis con nuestros ríos. Tuvimos que pedirle a cientos de miles de personas que abandonaran sus hogares debido a una inundación que se avecinaba. Desde entonces, creamos un gran programa llamado Room for the River (Espacio para el Río). Así que solíamos luchar contra el agua, contener el río con mucho hormigón, presas y diques. Funcionó hasta cierto punto, estamos orgullosos de ello. Pero luego nos dimos cuenta de que también teníamos que dar espacio a la naturaleza y al agua para evitar que ocurrieran estas cosas. Y hasta ahora ese programa ha tenido bastante éxito. La amenaza de inundaciones ha disminuido mucho y ahora vemos que en estos cauces florece una naturaleza que antes no existía. Así que ahí es donde la gente disfruta de la naturaleza, los animales y los peces tienen más espacio y somos un país más seguro.

En Colombia todavía persisten las obras enfocadas en el hormigón y los diques. Teniendo en cuenta la experiencia que tuvieron en los Países Bajos, ¿qué le recomendaría a nuestro país?

Yo diría que construyan con la naturaleza. Que utilicen las fuerzas de la naturaleza a su favor, y no como un enemigo contra el que hay que luchar.

Porque con la ingeniería adecuada y reconociendo el valor potencial de la naturaleza, puedes, por ejemplo, restaurar manglares, tener protección costera, hacer que los ríos fluyan más libremente, de modo que se limite la amenaza de graves inundaciones. Y eso, a veces, es incluso más barato.

¿Cuáles son las acciones prioritarias necesarias en el mundo para conservar nuestros humedales?

Creo que la primera ya la he mencionado básicamente, pero quiero repetirla de nuevo. Utilicen los humedales para sus objetivos climáticos y de biodiversidad. Son superhéroes en lo que respecta a ambos. No luchemos contra ellos, utilicémoslos y construyamos con ellos. Dos, movilizar al sector empresarial, por supuesto la economía también necesita el agua limpia, el aire fresco, los mercados y la gente rica. Y creo que el sector financiero también tiene que despertar. La degradación sigue produciéndose, por lo que parece que en el mundo seguimos estimulando los malos acontecimientos con dinero. Así que también hay que concienciar a los bancos y ayudarles a poner el capital en el lugar adecuado.

Sobre el autor
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César Giraldo Zuluaga

Periodista de la sección Vivir de El Espectador. Aborda temas de salud, ciencia, educación y, principalmente, medio ambiente.

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