La propuesta, impulsada por Colombia y Brasil, para incluir a los pueblos afrodescendientes como actores clave en la protección de la biodiversidad desató un debate que se extendió durante toda la semana. Hay dos puntos centrales de esta discusión; uno de ellos tiene que ver con cómo definir a una persona afro.
El lunes, cuando arrancaba la COP16 en Cali, la delegación colombiana recibió una mala noticia en medio de la primera plenaria de uno de los grupos de trabajo. Durante la primera intervención de la delegación de República Democrática del Congo (RDC), que habló en nombre del bloque de países africanos, el delegado aseguró que no apoyarían una de las apuestas claves de Colombia.
Se referían a una propuesta que trajeron las delegaciones de Colombia y Brasil, con la que buscan que se reconozca el rol de los pueblos afrodescendientes en la protección de la biodiversidad. Específicamente, quieren que el texto del artículo 8 (j) del Convenio de Diversidad Biológica (CDB), que hoy reconoce que se necesita la participación de “pueblos indígenas y comunidades locales” en la conservación de la biodiversidad, diga “pueblos indígenas, pueblos afrodescendientes y comunidades locales”.
Horas después, tras una conversación entre Francia Márquez, vicepresidenta de Colombia, con miembros de la delegación de RDC, se acordó que podrían discutir si la propuesta entraría formalmente a los temas prioritarios de la agenda.
El debate estuvo marcado por dos temas claves. El primero tiene que ver con lo que significa ser afrodescendiente para los países de América Latina y el desacuerdo de los países africanos; y el segundo es la discusión sobre modificar o no el artículo 8 (j), pues algunas delegaciones aseguran que el término “comunidades locales” ya incluye a los pueblos afrodescendientes.
El fondo, el lenguaje
Tanto las delegaciones de Colombia y Brasil, como las de los países africanos, parecen estar de acuerdo con que, como consecuencia del tráfico de esclavos en la colonización, en el mundo viven descendientes africanos. Según el atlas afrodescendiente, una publicación reciente que mapea la presencia de esta población en América Latina y el Caribe, se estima que está compuesta por más de 150 millones de personas.
Otro hallazgo de esa investigación, y que compartió la vicepresidenta de Colombia en medio del Foro Internacional Afro, que se dio este jueves en la COP16, es que la población afro que vive en comunidad suele encontrarse en puntos calientes de biodiversidad (más conocidos como hotspots). Esto significa que son lugares con una alta diversidad biológica y que podrían ser claves para la conservación de la naturaleza, pero que al mismo tiempo son los más amenazados por la actividad humana, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Para Márquez, la presencia de los pueblos afrodescendientes en algunos lugares, como el Chocó, ha sido clave para que su biodiversidad esté altamente conservada. “Pero eso no ha sido suficiente, porque muchos hemos hecho esa tarea del cuidado de la vida en un contexto bastante hostil”, dijo en medio del foro. Se refería a que estas zonas también coinciden con puntos afectados por el conflicto armado, con ausencia estatal y un alto índice de necesidades básicas insatisfechas.
Por esas razones, Colombia y Brasil creen que es importante que los pueblos afrodescendientes sean visibles y puedan participar en el CDB, siendo nombrados en el artículo 8 (j). Sin embargo, los países africanos tienen un desacuerdo fundamental en esa discusión. “Estos pueblos no tienen definición. ¿Qué es ser afrodescendiente?”, preguntaba Daniel Mukubi, delegado de RDC durante su intervención en la plenaria del grupo de trabajo 1.
El Espectador intentó tener una entrevista con Mukubi para entender mejor su pregunta, pero se negó a hablar con nosotros. A pesar de esto, un miembro de la delegación de Nigeria, que pidió la reserva de su identidad, accedió a explicarnos. La identidad de las personas en África está vinculada, principalmente, a los pueblos tribales a los que pertenecen, más que a una identidad conjunta como continente. “[Los pueblos afrodescendientes] no pueden rastrear sus raíces hasta nuestros pueblos, muchas veces no saben tampoco a qué país pertenecen sus ancestros”, señaló. Para él, al no tener certeza sobre el pueblo al que pertenecen, “no tiene sentido” el reconocimiento de su ascendencia africana.
Gloria Erazo, consultora de Ambiente y Sociedad, una ONG que ha seguido las negociaciones del artículo 8 (j), aseguró que el desacuerdo se basa en “maneras diferentes de ver el mundo y de entender la identidad”. En medio del debate, que fue uno de los puntos de los que se habló en el Foro Internacional Afrodescendiente, Márquez señaló que “es doloroso” que su reconocimiento en este artículo se reduzca a “un tema conceptual, porque nosotros no somos un concepto, somos existencia real”. Pero los países africanos no creen que se trate solo de un concepto.
¿Una enmienda al CDB?
El líder de la delegación de Colombia en esta discusión es Pedro León Cortes Ruiz, el embajador de Colombia en Kenia. En medio de las negociaciones que se abrieron desde el martes para discutir el tema, “solicitamos hablar con el grupo africano”, dijo. El objetivo era poder explicar a esos países dos puntos de la propuesta. El primero es por qué, a sus ojos, los pueblos afrodescendientes no hacen parte de las comunidades locales.
Según el artículo 8 (j), las comunidades locales son aquellas que tienen “estilos tradicionales de vida que son pertinentes para la conservación de la naturaleza”. Los pueblos afrodescendientes, como explicamos en esta nota, consideran que deberían ser nombrados de manera independiente, pues también tienen una relación ancestral con su territorio.
Reconocer esto, poniendo en el texto “pueblos afrodescendientes”, implicaría crear una categoría que hoy no existe en el CDB y que les daría representación en calidad de observadores y en algunas mesas de negociación. Pero, como señaló Mukubi en la plenaria, una cosa es que en la legislación de cada país haya un reconocimiento a esta población, pero “no deberían integrarse en el artículo 8 (j), eso es otra cuestión”.
Ruiz aseguró que el objetivo de Colombia y Brasil no es “hacer una enmienda” al CBD, pues reconoce que esto es algo que puede tomar muchos años. No obstante, la vicepresidenta de Colombia aseguró en el foro que su objetivo sí es que se les reconozca como “pueblos afrodescendientes” y no como “población afrodescendiente”, pues lo segundo implica que no se reconocería su identidad colectiva.
Susana Muhamad, ministra de Ambiente y presidenta de la COP16, confirmó a El Espectador que han logrado un primer acuerdo. Durante la madrugada del viernes, la última reunión que sostuvieron en ese grupo de discusión, se definió un texto que entraría formalmente a las discusiones del artículo 8 (j). Al cierre de esta edición, no se había conocido el texto de esa propuesta, pero una fuente cercana a las negociaciones dijo que Colombia y Brasil habrían tenido que ceder en su objetivo inicial para acoger una nueva propuesta. Entonces, en lugar de “pueblos”, se reconocerán como “población”.
Durante el foro, Márquez ya había anticipado que este podría ser uno de los resultados de las negociaciones y, aunque reconoce que es un paso importante, “la lucha no termina aquí”.
Este artículo es publicado gracias a una alianza entre El Espectador e InfoAmazonia, con el apoyo de Amazon Conservation Team.