Además de la deforestación, la degradación forestal provocada por la acción humana es una de las principales fuentes de emisión de carbono. Los incendios y las sequías son los principales factores responsables de la degradación futura, lo que apunta a la gravedad del cambio climático. Incluso si los países amazónicos logran la deforestación cero prometida para 2030, la degradación continúa, como explica David Lapola en una entrevista con InfoAmazonia.
Si bien la deforestación es ampliamente estudiada, los procesos de degradación avanzan silenciosamente en el bosque, provocando impactos tanto o más graves. “Estábamos mirando al pescado y olvidamos mirar al gato. Hay que estar atento a las dos cosas que están pasando al mismo tiempo”, advierte David Lapola, del Centro de Investigaciones Meteorológicas y Climáticas Aplicadas a la Agricultura (CEPAGRI, por su sigla en portugués) de la Universidad Estadual de Campinas (UNICAMP), Brasil. Lapola es el autor principal del estudio que apareció en la portada de la revista Science el pasado mes de enero, el cual reveló que el 38 % del bosque en pie ya sufre algún tipo de degradación.
Elaborado por un grupo de 35 científicos, el estudio distingue entre deforestación, que implica un cambio en el uso del suelo – por ejemplo, la conversión de bosque en agricultura o pastos – y degradación, que consiste en un área aún boscosa, pero con una pérdida gradual de vegetación y sin los mismos servicios ambientales que un bosque intacto.
Basado en el análisis de datos publicados entre 2001 y 2018, el artículo se enfoca en las causas y efectos de la perturbación forestal en la región amazónica y apunta los impactos de cuatro impulsores principales de degradación: incendio, tala selectiva, sequía y el efecto de borde – alteraciones en el bosque causadas por zonas de borde deforestadas.