Una discusión por el alcance del Régimen Especial de Manejo que construyeron las comunidades indígenas del Resguardo Yaigojé Apaporis y Parques Nacionales tiene en vilo la entrada de turistas a este sitio sagrado en el mítico río Apaporis, entre Vaupés y Amazonas.

Por Helena Calle ([email protected])

“Para ver el raudal de Jirijirimo se vuelan 179 km desde Mitú hasta al municipio de Taraira. Allí, el río Apaporis discurre tranquilamente hasta encontrar una serie de rocas que lo conducen con rapidez hasta una garganta. Allí se forma una cascada que se puede observar sin darse cuenta del paso del tiempo”.

Esta es la descripción que Colombia Travel —el directorio turístico “oficial” del país, manejado por Procolombia— hace del raudal de Jirijirimo, el imponente chorro de agua sobre el río Apaporis.

El Jirijirimo sirve de línea divisoria entre los departamentos de Amazonas y Vaupés, pero más importante aun es uno de los sitios sagrados de los pueblos macuna, tanimuka, letuama, cabiyari, barazano, yujup maku y yauna del Apaporis, que se reparten en cerca de veinte comunidades a lo largo del río.

Sus prácticas espirituales y de uso y manejo del territorio han logrado que este sea uno de los rincones mejor conservados de Colombia y, por la misma razón, un “objeto del deseo” para expedicionarios. Desde finales del siglo XIX, si no antes, ha sido admirado por viajeros, científicos y turistas. Desde el botánico británico Richard Evan Schultes, en la década de los 40, hasta el expresidente Juan Manuel Santos el año pasado. Para no ir más lejos, en la última expedición Colombia Bio, cuyos resultados fueron presentados en julio, los científicos registraron 2.335 especies de flora y fauna (228 de las cuales son registros nuevos para el país).

Los viajes turísticos o científicos al raudal del Jirijirimo no son comunes, por la lejanía y por el precio (un vuelo en avioneta de Mitú al raudal cuesta $3 millones, solo ida), pero representan un ingreso “extra” para algunas de las comunidades que habitan y cuidan ese territorio.

Sin embargo, el turismo hacia el Jirijirimo está prohibido hasta nuevo aviso. Agencias de turismo como Trips Place, De Una Tours, Caminante Tours y Andarríos dejaron de ofrecer viajes al Jirijirimo y al Apaporis desde abril de este año. ¿La razón? El Régimen Especial de Manejo (REM) que firmaron las comunidades del Resguardo Parque Yaigojé Apaporis y Parques Nacionales dice que no se puede hacer turismo en el raudal.

El documento, que está vigente desde julio del año pasado, decodifica miles de años de historia oral para explicar cómo los indígenas cuidan la selva amazónica y sus sitios sagrados, y determina las reglas de juego para manejar las 1’056.000 hectáreas del Resguardo Yaigojé Apaporis, que está 100 % traslapado con Parques Nacionales.

La comunidad decidió declarar su resguardo como Parque en 2008, cuando la empresa canadiense Cosigo Mining Resources anunció sus planes para extraer oro en 2.010 hectáreas de su territorio. El REM determina qué le corresponde hacer a Parques y qué a los indígenas, según sus tradiciones.

Sobre el turismo, el REM —que duró seis años en construcción— determina que el turismo no es una actividad que haga parte de los manejos tradicionales de las comunidades del Resguardo Yaigojé y, por tanto, queda prohibido.

El turismo, la minería ilegal y las actividades de cacería por parte de agentes externos son consideradas amenazas al territorio. La discusión sobre hacer o no turismo en el raudal también es de fronteras: el Resguardo-Parque Yaigojé Apaporis está del lado del departamento de Amazonas, y la frontera termina justo en el Jirijirimo, en donde comienza el territorio del Resguardo Parte Oriental del Vaupés, que sí realiza turismo en la zona.

“Esta actividad ha llegado a ser fomentada por miembros de comunidades vecinas, quienes, en búsqueda de la satisfacción de necesidades a través de la acumulación de dinero, han encontrado en la oferta de servicios de guía, motorista, intérprete o cocinera, entre otros, una forma de conseguirlo. Esto, por un lado, ha generado conflictos entre personas de la comunidad de Unión Jirijirimo y habitantes del corregimiento de Buenos Aires por las restricciones culturales que tiene este lugar (raudal de Jirijirimo). También, la presencia de turistas en actividades culturales o rituales que generan incomodidades en algunas personas y, por lo tanto, con implicaciones culturales, como enfermedades, conflictos, accidentes, entre otros”, dice el documento. La empresa Andarríos confirmó que la notificación de Parques Nacionales para “cesar actividades en el Jirijirimo” había llegado a sus manos en abril y que están a la espera de que se resuelva la discusión, lo mismo para el caso de Trips Place. De Una Tours dijo que no habían recibido ningún documento oficial.

Una autoridad indígena de la comunidad de Buenos Aires del Resguardo Parte Oriental del Vaupés, a menos de quince minutos del raudal, explica que el REM no fue consultados con ellos, y que algunos de esos acuerdos los están afectando: “No podemos ofrecer ningún paquete turístico que no incluya el raudal. Nosotros no nos metemos sin permiso al territorio de nuestros parientes, pero aunque ellos estén en Amazonas y nosotros en Vaupés, el raudal es de ambos, espiritualmente y en territorio. El problema es que para tomar las decisiones del REM no nos consultaron a nosotros y estamos en desacuerdo con la prohibición del turismo. Pero ya Parques le advirtió a todo mundo y lo que teníamos nosotros quedó frenado. Habíamos firmado acuerdos con algunos operadores para que precisamente el manejo del turismo en el raudal se hiciera con los cuidados tradicionales indígenas y sin dañar el ambiente”, explica.

El caso de la empresa Trips Place es ilustrativo. Según su gerente, Ferney Velásquez, en enero de este año firmaron un convenio de cooperación con la Asociación de Capitanes Tradicionales del Alto Apaporis (Activa) ante el Ministerio del Interior: “Ellos eran los operadores turísticos y nosotros manejábamos la parte comercial. Hicimos tres expediciones, pero nos llegó el comunicado notificando que debíamos ‘desalojar’ el lugar y lo acatamos”.

De acuerdo con Diana Castellanos, directora de la Territorial Amazonia de Parques Nacionales, es responsabilidad de los indígenas resolver el predicamento. “Nosotros establecimos un régimen especial con los indígenas del Yaigojé Apaporis, y si ellos deciden que el turismo en Jirijirimo no va, debemos apoyar la decisión”.

Castellanos cuenta que algunos operadores turísticos han seguido llevando turistas, y que Parques Nacionales (que tiene una cabaña dentro del resguardo-parque) les ha advertido que debido a los acuerdos del REM no pueden llevar más visitantes. En caso de que insistan y sigan llevando, se enfrentan a sanciones y procesos judiciales (que por el momento no han sido adelantados contra ningún operador). “Muchos operadores dicen que tienen el permiso del resguardo Parte Oriental Vaupés, ¿y ahí qué les podemos decir nosotros? Por ahora, la decisión es que en el Yaigojé no se puede hacer turismo”.

El Espectador no pudo comunicarse con representantes de las comunidades cercanas al raudal que hicieran parte del Resguardo Yaigojé Apaporis para que dieran su versión. Por ahora, está en manos de los indígenas del Apaporis definir el futuro del turismo en el raudal de Jirijirimo.

*Infoamazonia es una alianza periodística entre Amazon Conservation Team, Dejusticia y El Espectador.

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Foto: Al oriente del raudal de Jirijirimo está Vaupés; al occidente, Amazonas. / Frank Chávez, Instituto Sinchi

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