Tras siete años de investigación, se encontró que la presencia del contaminante en habitantes de las cuencas de los ríos Caquetá, Apaporis y Cotuhé supera los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud. Los resultados traen consigo una cartilla educativa y tres protocolos para toma de muestras futuras.
Hace siete años, Parques Nacionales Naturales (PNN) decidió investigar a fondo cuál era el impacto de la minería ilegal de oro en la Amazonia colombiana. El estudio, que analizó muestras de sedimentos, peces y cabello de indígenas de esa región del país, fue presentado este miércoles por la entidad. La conclusión arrojó niveles alarmantes del contaminante metilmercurio (MeH) en los habitantes de las riveras de los ríos Cotuhé, Caquetá y Apaporis. (Lea: Estos son los elementos con mercurio que quedarían prohibidos a partir de 2020)
Estos resultados son el producto de la extracción de minerales que se realiza en este rincón del país desde hace dos décadas. Desde entonces, el mercurio, utilizado por colonos y extranjeros para atrapar las partículas de oro en el fondo de los ríos, ha alcanzado a contaminar las aguas, los peces y hasta los sedimentos de estas cuencas, llegando incluso a afectar a las comunidades ancestrales de este territorio.
Por eso PNN puso en marcha en 2012 la “Estrategia para el Conocimiento y Atención Integral de los Impactos Generados por la Minería”. Esta iniciativa configuró en un principio la toma 947 muestras de cabello de 4 organizaciones indígenas (PANI, CIMTAR, ACIYA y ACIYAVA) que habitan los departamentos de Amazonas y Vaupés. Su presencia, asentada en las riveras de los ríos Cotuhé, Caquetá y Apaporis, los hace vulnerables a la exposición de este contaminante.
Territorio analizado por Parques Nacionales Naturales.
Así pues, además de estas muestras, expertos de la entidad, la Universidad de Cartagena y el apoyo de la Fundación Gordon and Betty Moore recolectaron pruebas de otras variables como aguas, sedimentos y peces. Estos datos arrojaron resultados contundentes sobre altas concentraciones de mercurio en las comunidades estudiadas, los cuales excedieron entre 99,5 y 100 % los niveles de referencia de la Agencia estadounidense de Protección del Medio Ambiente (USEPA). Asímismo, los datos recolectados en los indígenas de PANI, CIMTAR, ACIYA y ACIYAVA superaron el umbral establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un 94%, 93% y 84%, respectivamente.
La alarma va más allá al tener en cuenta los análisis de los músculos de pescado recolectados. Un total de 243 ejemplares de los ríos Cotuhé, Puré, Apaporis y Caquetá, llevaron a los investigadores a concluir que la ingesta diaria de las poblaciones de esta región, que se concentra en esta proteína, son perjudiciales para su salud. Porque «todas las especies de peces arepresentan un posible riesgo de efectos sistémicos crónicos derivados de su contenido de mercurio, con valores de cociente de riesgo (THQ) mayores que 2.0.», afirman los autores.
De ahí que la apuesta de PNN no haya sido solo el estudio científico de estas afectaciones. La estrategia está compuesta, también, de la publicación de una cartilla educativa que explica a detalle cuáles son las consecuencias de este metal tanto para el ambiente como para la salud humana. Estos documentos son acompañados, además, por tres protocolos disponibles para realizar toma de muestras para análisis de sedimentos, peces y cabello.
Tal trabajo es fruto de otras entidades que han apoyado la causa como son la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional – USAID, las organizaciones indígenas (PANI, CIMTAR, ACIYA y ACIYAVA), la Secretaría de Salud del Amazonas, Corpoamazonia, el Instituto Sinchi, la Universidad de Cartagena, el Ministerio del Interior desde la Dirección de Asuntos Indígenas, ROM y Minorías