Con la entrada de cadenas hoteleras al Amazonas se pasó de un turismo ecológico a un “turismo de masas”, lo que reduce las posibilidades de generar sensibilidad por aspectos como la conservación y la importancia de la Región.
Así lo advierte el profesor Germán Ignacio Ochoa, de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Amazonia, quien analizó el paquete turístico de una cadena global de hoteles, por medio de entrevistas abiertas y semiestructuradas a funcionarios de esta compañía en Bogotá y Leticia, con el fin de identificar su papel en el mercado local.
De igual forma indagó sobre la información financiera en la Alcaldía de Leticia y en la Cámara de Comercio del Amazonas, analizó la publicidad y realizó una encuesta con 183 turistas que se encontraban en la sala de espera del aeropuerto de Leticia, al término de su viaje.
Al respecto el docente destaca que aunque la presencia de una de estas compañías impulsó el comercio local, al mejorar e innovar los servicios que ya existían, se evidenció su inhabilidad en relacionarse con las comunidades indígenas para incorporar estas culturas y la organización social de dichas poblaciones en sus proyectos de turismo.
El docente explica que a su llegada esta cadena concentró una quinta parte de la demanda hotelera en Leticia y con ello se generó un incremento en el turismo, que pasó de 14.000 visitantes en 2004, a cerca de 80.000 en 2015.
Según información del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en 2008 Leticia contaba con 24.000 habitantes. En esta ciudad el turismo es una fuente clave para su economía, pues solo el sector hotelero emplea directamente unas 150 personas de la región.
Mientras el promedio de crecimiento de turistas a los Parques Nacionales en Colombia fue de 2,94 % en el periodo 2010-2011, el ecoturismo en el Parque Amacayacu (Amazonas) se incrementó en 40,4 %. A su vez tal crecimiento propició la creación descontrolada de empresas asociadas con la cadena de valor en Leticia.
“Una vez abierto el camino, otras compañías con enfoque similar, aunque a primera vista con una mayor ofensiva, han aprovechado la oportunidad y el prestigio del destino promovido para instalarse en el mercado local”, señala el investigador.
No obstante, si se hace una división básica entre las actividades que tienen lugar fuera de la región y las que suceden en Leticia, se podría decir que cerca de un 70 % del gasto queda fuera de la ciudad.
Comunidades, aisladas
A comienzos de 2015 otra cadena hotelera aprovechó el auge del turismo en la región para entrar con una estrategia más agresiva, en la que separa a los turistas de los habitantes locales en espacio y tiempo.
“El contacto de los turistas con la ciudad es casi nulo, no solo porque su hotel está sobre la ribera del río Amazonas, a 15 km de Leticia, sino porque el horario de operación de sus vuelos no lo permite, debido a que llegan o salen en las horas de la noche, casi a la madrugada”, indica el profesor.
Lo que más preocupa de la presencia de estas dos cadenas hoteleras es, de la primera, la fuga de dinero y la poca posibilidad de que su estructura pueda dinamizar las cadenas productivas locales, ya que por sus estándares internacionales importan los productos de consumo.
Y de la segunda, los impactos ambientales y sociales que se están ocasionando dado su modelo de negocio, en el que la participación de los agentes locales es mínima. Además su paquete turístico se beneficia enormemente del Bioparque Amazónico, construido en parte de su terreno, en el cual el manejo ambiental de animales y aguas es bastante organizado.
“Nos preocupa que su producto está basado en un modelo de ‘acuario’, tanto para mostrar los animales cautivos en comunidades peruanas, donde no está prohibido el espectáculo, como la fugaz visita a las representaciones turísticas que las comunidades indígenas han debido organizar para intentar articularse a la cadena global de turismo, lo que representa un ingreso del 3 % de la economía que mueve este sector”, explica.
*Por Agencia de Noticias UNAL