Aunque parecía un asunto que no iba a prosperar tras la oposición inicial de los países africanos, las 196 partes que negociaban en la COP16, al final reconocieron de manera explícita el rol que juega la población afrodescendiente en el cuidado y preservación de la biodiversidad. ¿Qué significa este cambio?

En el último tramo de la COP16, Colombia y Brasil lograron sacar adelante una propuesta que lideraron desde el inicio de esta cumbre de biodiversidad y que les había costado varias horas de negociaciones con el bloque de países africanos. Aunque desde el primer día sus delegados se habían mostrado en desacuerdo, al final, la plenaria aceptó reconocer el rol de los afrodescendientes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) como parte fundamental en la conservación de la naturaleza.

Hasta el momento, los textos del convenio, así como el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal, que establece las 23 metas para detener y revertir la pérdida de biodiversidad, reconocían como custodios de la naturaleza a los pueblos indígenas y las comunidades locales, pero los gobiernos de Colombia y de Brasil querían que hubiese un reconocimiento explícito a las comunidades afrodescendientes.

“El convenio de la diversidad biológica no contempló a los afrodescendientes como protectores de la biodiversidad”, resumía antes del inicio de la COP16 Jhon Antón Sánchez, docente del Instituto de Altos Estudios Nacionales de Ecuador (IAEM) y miembro del Movimiento Social Afrodescendiente de las Américas. Este movimiento fue uno de los que impulso la propuesta.

Con la propuesta, agregaba Sánchez, buscaban dos cosas: “Primero, que se nos tengan en cuenta como actores importantes en la conservación de la biodiversidad. Segundo, que se nos permita tener beneficios del manejo de los recursos financieros que las naciones destinan para el mantenimiento de la biodiversidad”.

Sin embargo, en el primer día de la cumbre, los delegados de la República Democrática del Congo (RDC), en representación de los países del Grupo Africano, se opusieron a la propuesta. Dijeron, entre otras cosas, que “no podían aceptar ninguna revisión de la terminología relacionada con los pueblos indígenas y las comunidades locales”.

En el fondo, había un tema conceptual que parecía difícil de resolver: ¿Qué es ser afro? “Estos pueblos no tienen definición”, había señalado en la plenaria del grupo de trabajo I, Daniel Mukubi, delegado de la RDC.

Pese a que parecía un asunto que no prosperaría, una llamada de la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, con delegados de la RDC, destrabó la discusión y permitió que los países se sentarán a dialogar. A inicios de la segunda semana de negociaciones, el bloque del Grupo Africano y Colombia habían logrado concertar un texto que llevarían a la plenaria.

Las dudas sobre si los países africanos apoyarían la propuesta en la plenaria del 1 de noviembre se mantuvieron hasta el final. Sin embargo, en la propuesta se concretó: los 196 países que hacen parte del CDB estuvieron de acuerdo en reconocer el rol de los afrodescendientes en el Convenio y en el Marco Mundial de la Biodiversidad.

Según explicó el Ministerio de Ambiente de Colombia a través de un comunicado, “esto también les dará acceso a recibir recursos para financiar sus iniciativas enfocadas en la conservación y gestión sostenible de la biodiversidad, y participar en discusiones ambientales globales, como la próxima Conferencia de las Partes (COP)”.

Por su parte, Luis Gilberto Murillo, ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, y uno de los altos funcionarios que más se movió por la propuesta, celebró el “momento histórico de la implementación y el reconocimiento a los saberes de los afrodescendientes por la protección de la biodiversidad” y lo calificó como un “mensaje claro de inclusión”.

“¡Lo logramos! Gracias al liderazgo de Brasil y Colombia logramos que el mundo reconozca las acciones y contribuciones de los afrodescendientes en el marco del Convenio de Diversidad Biológica (CDB).  Esto es un hecho histórico, un acto de justicia étnico-racial. También es un hecho sin precedentes la aprobación del órgano subsidiario sobre pueblos indígenas y comunidades locales”, manifestó, por su parte, la vicepresidenta Francia Márquez en su cuenta de X.

¿Qué significa este reconocimiento?

Para decirlo en palabras muy sencillas, los pueblos afrodescendientes, como ya habíamos explicado en este artículo, querían ser nombrados de manera independiente, pues consideraban que tenían una relación ancestral con su territorio.

Como se lee en el documento final que fue aprobado por la plenaria, se les reconoció el “papel crucial que los esfuerzos y acciones que desempeñan los afrodescendientes, incluidos [colectivos] que encarnan estilos de vida tradicionales, desempeñan en la conservación de la biodiversidad y en la aplicación del Convenio en algunos países, con contribuciones positivas a nivel mundial, así como en la implementación de estrategias y planes de acción nacionales sobre biodiversidad”.

Otro punto fundamental del documento es la invitación que hace el Convenio a que los países faciliten “la participación plena y efectiva de los afrodescendientes, incluidos [colectivos] que encarnan estilos de vida tradicionales, en la implementación de la Convención y el Marco, y a colaborar con ellos para proteger y promover sus conocimientos, innovaciones y prácticas compartidos que apoyen la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad”.

En la práctica, este reconocimiento también implica que podrán, en el futuro, acceder a fondos relacionados con la protección de la biodiversidad. Se invita a “otros gobiernos y organizaciones pertinentes a que, de forma voluntaria, consideren la posibilidad de proporcionar apoyo financiero y mejorar la creación de capacidad para proteger los conocimientos, las innovaciones y las prácticas compartidos de los afrodescendientes”, se lee en otro apartado del documento.

De igual forma, el Convenio alienta a los países a que incluyan en sus informes nacionales las contribuciones de los afrodescendientes en la protección de la biodiversidad.

Indígenas y comunidades locales, otro punto clave de la COP16

Además del reconocimiento explícito que tuvo la población afrodescendiente en el Convenio, hubo otras comunidades que celebraron: los pueblos indígenas. La razón es muy sencilla: luego de 8 años de trabajo, en la COP16 pasaron a ser un grupo de trabajo permanente en las negociaciones del Convenio. Además, serán un órgano asesor de la Secretaría.

Para decirlo en palabras más técnicas, de ahora en adelante son un órgano subsidiario. Hasta el momento solo eran un grupo de trabajo del popular artículo 8 (j) del CBD, creado hace 32 años, en 1992.

Hasta ahora, solo había dos órganos de trabajo permanente: el de Implementación, y el de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico. Además, al tener ese nivel ahora contarán con recursos permanentes para sus reuniones, a diferencia de cuando eran un grupo de trabajo y dependían de donaciones ocasionales.

Pero para conocer en más detalle por qué esa decisión ha sido calificada como histórica, lo invitamos a leer este artículo.

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