Las fronteras porosas y la falta de infraestructura en salud en las áreas no municipalizadas son algunos de los desafíos que enfrenta el departamento. Albert Ferney Giraldo, agente especial interventor de la E.S.E. Hospital San Rafael de Leticia, y Héctor Jaime Hernández, secretario de Salud del Amazonas, explicaron cuáles son los principales avances y retos en la prestación del servicio de salud.
Por María Paula Ardila, El Espectador.
El Amazonas enfrenta uno de los mayores retos a la hora de mitigar el contagio por COVID-19: controlar las fronteras porosas, que históricamente han sido corredores estratégicos para el comercio legal e ilegal. Y es que a pesar de que el tránsito terrestre se ve limitado por las condiciones selváticas de la zona, el río Amazonas y el río Putumayo facilitan el flujo migratorio irregular.
Esto en un contexto regional donde en Manaos (Brasil), ubicado a tres días en bote de Leticia, hay más de 28.449 casos; y en Tabatinga, ciudad brasileña ubicada apenas a unas cuadras de la capital del departamento amazónico, la cifra de personas contagiadas llega a 1.469 personas.
“Lo que separa a Tabatinga de Leticia es una calle. Esa entrada está restringida, sin embargo, en los barrios limítrofes hay trochas y aunque las cierren, hay personas que se pasan por el río”, dijo Héctor Jaime Hernández, secretario de Salud departamental.
Leticia registra el mayor número de casos de COVID-19 por cada 100.000 habitantes: hasta el 5 de julio había 2.217 casos confirmados, de los cuales 1.920 correspondían a personas recuperadas y 87, a fallecidas, según el Instituto Nacional de Salud.
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A este escenario se suma la intervención forzosa de la E.S.E. Hospital San Rafael de Leticia por el término de un año. La Superintendencia Nacional de Salud identificó fallas administrativas y financieras en el manejo del hospital, como la falta de acreditación de los colaboradores para el ejercicio de su profesión y el desabastecimiento de medicamentos e insumos médicos “con prácticas inseguras como, por ejemplo, el reúso de tubos de toma de muestras de laboratorio”, entre otros problemas, informó la Supersalud el 1° de mayo.
En diálogo con El Espectador Albert Ferney Giraldo, agente especial interventor de la E.S.E. Hospital San Rafael de Leticia, y Héctor Jaime Hernández, secretario de Salud del Amazonas, explicaron cuáles son los principales avances luego de la intervención del hospital y cuáles son los desafíos en medio de la pandemia.
Héctor Jaime Hernández, secretario de Salud del Amazonas
¿Cómo podría comportarse la tasa de contagio en Amazonas en los próximos días?
Nosotros sospechamos un rebrote y hay varias razones. La primera es que las EPS no han sido efectivas en la toma de la segunda muestra. Por otro lado, siguen llegando infectados por el río desde Manaos (Brasil) e Iquitos (Perú). Además, la cultura indígena muchas veces no cree en la medicina occidental; hay comunidades donde no nos dejan entrar, por lo que hay mucho subregistro. A esto se suma que hay una presión importante desde el comercio, no solo en Leticia, también en Tabatinga.
¿Cómo garantizar la atención en salud en los corregimientos de difícil acceso?
Los corregimientos están mal en infraestructura de salud. Son centros precariamente dotados de equipo biomédico y de insumos. Sin embargo, con la resolución 857 del 29 de mayo, el Ministerio de Salud y la Gobernación están haciendo lo pertinente para ajustar los recursos vía asamblea y girar $21.000 millones, que es un alivio para apalancar la prestación del servicio no solo en Leticia, sino también en las áreas no municipalizadas.
El transporte en el Amazonas se realiza principalmente vía fluvial. ¿Se pueden presentar demoras en el traslado de pacientes?
En las áreas no municipalizadas las remisiones se hacen vía vuelos de ambulancia. Estas remisiones son pertinencia y deber de las EPS. Lo que nosotros hacemos como Secretaría de Salud es estar pendientes de que las EPS cumplan. Durante el COVID-19 en Amazonas se han remitido de todas las EPS a 106 personas a Bogotá. Nuestra mayor preocupación es qué va a pasar si Bogotá colapsa. Por eso es tan importante poder mejorar nuestra zona crítica en el hospital de Leticia. Esto con el fin de reducir el traslado de pacientes a Bogotá.
¿Existe la posibilidad de que haya un brote de malaria o dengue en medio de la pandemia?
Los picos de dengue y malaria se dan entre julio y septiembre. A nosotros nos ataca muy duro en las áreas no municipalizadas de La Pedrera y en Tarapacá. Por ejemplo, lo que no sabemos es cuál es la reacción que pueda tener el COVID-19 con el dengue. Además, sospechamos que en La Pedrera y en Tarapacá puede haber casos de COVID-19. La Secretaría de Salud ya está desplegando todo el personal para empezar a hacer las fumigaciones necesarias. Entre 2015 y 2019 hemos tenido un acumulado de 14.712 casos de malaria, sobre todo en Puerto Nariño, La Pedrera, Tarapacá y Puerto Santander. Es decir, en promedio, son 3.000 casos anuales entre 2015 y 2019.
Albert Ferney Giraldo, agente especial interventor de la E.S.E. Hospital San Rafael de Leticia
¿Cuáles fueron los hallazgos de la Supersalud en la intervención de la E.S.E. Hospital San Rafael de Leticia?
El hospital estaba presentando problemas serios. Al momento de la intervención, no contaba con las condiciones necesarias para poder prestar un servicio de salud adecuado; los médicos y las enfermeras no tenían elementos de protección personal, no había el recurso humano suficiente para poder atender la cantidad de pacientes que se estaban presentando, la infraestructura estaba deteriorada, había equipos convertidos casi que en chatarra y muchos espacios del hospital convertidos en basureros.
¿Cuáles son los avances después de la intervención del hospital?
Cuando llegamos encontramos unas obras que se estaban desarrollando en el programa de expansión desde la Gobernación. Antes del 15 de julio tienen que estar entregando las obras civiles, que nos van a dar una ampliación de 18 camas adicionales para la atención de pacientes, que en algún momento pueden ser de COVID-19. Además, antes teníamos cinco ventiladores, hoy tenemos nueve, y la Gobernación hizo una compra de diez ventiladores más que nos van a entregar en este mes. Por otro lado, en Leticia teníamos una planta eléctrica viejísima que solo cubría el 30 % del hospital. Ya tenemos una planta eléctrica nueva, que abastece a todo el hospital y a su ampliación. Esto mismo queremos hacer en Puerto Nariño; sin embargo, en este momento todo se vuelve tema de presupuesto y realmente nos ha tocado con las uñas.
¿Hay deudas pendientes?
Hay unos recursos ($21.000 millones) que van a llegar por medio del Ministerio de Salud. Se tienen que realizar unos convenios entre la Gobernación y la E.S.E. para poder ejecutarlos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que cuando el hospital fue intervenido tenía un pasivo de más de $11.000 millones, el cual tenemos que atender. En este año ya estamos al día en pago de nóminas, pero hay deudas de contratistas, de prestadores y de vigencias anteriores.
¿Esos recursos alcanzan para atender a los pacientes de las áreas no municipalizadas?
En el resto del Amazonas tenemos nueve sedes en condiciones bastante precarias. Tenemos que iniciar la recuperación de las áreas no municipalizadas. Ya tenemos un borrador para recuperar La Victoria, Puerto Alegría y Tarapacá. Vamos a trabajar en el mejoramiento de la infraestructura y vamos a dotar las sedes con las condiciones mínimas que necesitan para su funcionamiento.
¿Cuál es el balance de pacientes atendidos por COVID-19 en el hospital? ¿Hay disminución en la frecuencia de casos?
En el hospital llegamos a tener un pico de hasta cincuenta pacientes, de los cuales el 75 % eran personas con coronavirus o sospechosos de COVID-19. En el censo del 3 de julio a las 6 p.m. teníamos 27 pacientes, siete por hospitalización de coronavirus. El porcentaje de pacientes ha disminuido.
¿Pueden aumentar los casos de COVID-19 en los próximos días?
En este momento hay una contención por el cierre de frontera, el toque de queda y las restricciones. Sin embargo, es importante recordar que los grandes brotes venían de Tabatinga y de toda la frontera con Brasil y Perú. Yo pienso que se va a presentar un rebrote, pero no como se había especulado inicialmente. De hecho, la tasa de recuperación del Amazonas fue alta. Incluso, las cifras del Instituto Nacional de Salud dicen que el 90 % de los pacientes son leves, pero esto no quita que puede presentarse un rebrote y fuera de eso nos podríamos enfrentar a casos de malaria y dengue. Por eso es muy importante que se mantengan las medidas de restricción, el cierre de fronteras y el aislamiento. Si en Amazonas se llegan a levantar estas medidas, yo creo que va a ser muy peligroso.