Este río, retaguardia militar para las Farc durante el conflicto, ya no ve bajar por su caudal a guerrilleros con fusil y botas, sino a hombres empuñando un remo, con casco y chaleco salvavidas. Son los excombatientes que estuvieron al mando del “Paisa”.
Por Sebastián Forero Rueda – @Sebasforeror/Colombia 2020
El 18 de noviembre de 2015, en una entrevista con El Espectador, Rafael Gallo, un referente en ecoturismo en el continente y presidente honorario de la Federación Internacional de Rafting, dijo que, de firmarse la paz en Colombia, quienes podrían consolidarse como principales guías turísticos serían los excombatientes de las Farc, por su conocimiento del territorio. Lo decía con un proceso de paz en marcha que aún veía lejos el fin del conflicto. Tres años después, por el histórico río Pato, en Caquetá, nueve exguerrilleros de las Farc se convirtieron en guías certificados de rafting para llevar a turistas provenientes de todo el mundo a través del territorio que fue su retaguardia durante décadas.
El Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Óscar Mondragón, enclavado en las montañas de Caquetá, en la vereda Miravalle, jurisdicción de San Vicente del Caguán, fue la cuna de esta iniciativa, de la que por el momento forman parte17 excombatientes, incluidas cinco mujeres.
En este espacio dejaron sus armas cerca de 300 hombres y mujeres que pertenecieron a la columna móvil Teófilo Forero, al mando de Hernán Darío Velásquez, conocido como el Paisa. Esta estructura de las Farc fue creada en 1993 para prestarle seguridad al secretariado, pero luego fue cambiando su accionar hasta ejecutar acciones como el atentado al club El Nogal en Bogotá, el secuestro masivo en el edificio Miraflores en Neiva, el asesinato de varios integrantes de la familia Turbay Cote y de otros dirigentes políticos de Caquetá y Huila, entre otros.
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Y fue justamente el Paisa quien lideró este proyecto, tramitó la cooperación internacional, organizó a los excombatientes y recibió la visita de varios embajadores que respaldaban su iniciativa, hasta que decidió abandonar el espacio, al lado del exjefe negociador Iván Márquez.
Pero al margen de la polémica por la desaparición de su líder y su no comparecencia ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y de la presencia muy cerca de allí de la disidencia de las Farc, en Miravalle permanecen 94 excombatientes apostándole a la paz. Desde hace varios meses tienen algunos proyectos productivos en marcha como la granja integral, que de hecho fue el primer proyecto productivo nacido en un ETCR en ser aprobado por el Consejo Nacional de Reincorporación.
Dicho proyecto está enfocado a la producción de huevos y hortícola, y cuenta con el proyecto piscícola orientado a la producción de tilapia. Ambos con una vinculación masiva de excombatientes. De hecho, Andrés Stapper, director nacional de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), resaltó, en medio del lanzamiento del nuevo proyecto de rafting, la voluntad de quienes residen allí. “Su nivel de compromiso y organización en todos los proyectos que han emprendido, con o sin el apoyo por parte de las entidades del orden nacional, demuestra la voluntad de paz que tienen estas personas”, señaló.
Ese compromiso ha dado origen ahora a Caguán Expeditions, un operador turístico que les abrirá la puerta a los visitantes hacia estas zonas selváticas. El pasado viernes 9 de noviembre se alcanzó el primer escalón para lograrlo. Nueve excombatientes –ocho hombres y una mujer recibieron de la mano de Rafael Gallo su certificado como guías de rafting en el río Pato.
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Hoy este río, que vio nacer a cientos de guerrilleros, que sirvió de retaguardia estratégica para las Farc (por sus riberas se movía con tranquilidad Manuel Marulanda, su líder histórico), que incluso fue bombardeado en 1965 cuando el gobierno de la época consideraba al Pato como una “República Independiente”, que sirvió de escuela de entrenamiento del Mono Jojoy, Alfonso Cano, Raúl Reyes y Timochenko, que fue conexión entre Huila, Tolima, Caquetá y el Sumapaz y que vio nacer a la tenebrosa Teófilo Forero, ya no ve bajar por su caudal a guerrilleros vestidos con fusil y botas, sino hombres empuñando un remo, vestidos con casco y chaleco salvavidas.
“Anduve por muchos ríos, iguales de buenos a este, pero nunca supe qué era rafting, no me interesa por eso, creo que los utilizaba para otras cosas”, cuenta Duberney, uno de los excombatientes que se certificó como guía.
“Duberney”, excombatiente que recibió el certificado como guía de rafting en el río Pato. / Iván Muñoz.
Conoce el río profundamente. Habla de él con propiedad. “Es un río muy técnico. Es como si fuera una carretera con muchas curvas. Tiene que ir uno esquivando las piedras y atravesar unos rápidos muy fuertes”, explica.
Ese mismo viernes, en su primer trayecto con visitantes a través del río, Duberney iba al mando de uno de los botes. Estaba orgulloso. Ya no impartía órdenes militares, sino que gritaba comandos: “izquierda atrás, todos arriba, duro adelante”, les advertía a los pasajeros del bote para atravesar los “rápidos” del Pato que han bautizado con nombres como “La Pilosa”, como llamaban a una de las mujeres que fue parte del mando de la columna, o “La Matita”. Esa topografía (un cañón estrecho y profundo) que les fue favorable para la guerra de guerrillas, hoy se convierte en un potencial de negocio.
“Para nosotros es un logro muy importante poder mostrarle al mundo para qué estamos hechos. Queremos mostrar una cosa diferente a la que nos tocó vivir”, relata Hermides Linares, guía de otro bote, quien llegó a este territorio hace 27 años como miembro de las Farc y hoy está orgulloso de mostrarlo.
Para convertirse en lo que son hoy, guías de rafting certificados a nivel internacional, Duberney, Hermides y sus compañeros cumplieron un proceso de varios meses. A principios de 2018, desde el ETCR de Miravalle se empezó a pensar en un proyecto de turismo comunitario que les permitiera usar su conocimiento sobre el territorio. En los primeros meses de este año, incluso personal del Sena participó en la capacitación de los excombatientes.
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Pero el impulso definitivo al proyecto, como ha sucedido con muchas otras iniciativas de los excombatientes en diversos territorios del país, vino del plano internacional. La empresa Ríos Tropicales de Costa Rica, especializada en turismo de aventura, incluido el rafting, aportó dos de sus guías para que vinieran a Colombia a capacitar a los exguerrilleros.
Durante un mes y medio, Roy y Max, los dos guías ticos estuvieron en el río Pato en compañía de los exintegrantes de la extinta Teófilo Forero. “Aprendieron técnicas de rescate, de vuelco, nado en el río, lectura del agua y sobre cuerdas y nudos”, explica Gallo, quien es además el presidente de Ríos Tropicales.
En la entrega de los certificados a los nuevos guías, en medio del comedor principal del ETCR de Miravalle, estuvo presente también Jessica Faieta, jefa adjunta de la Misión de Verificación de Naciones Unidas en Colombia, quien dimensionó lo que esto significa para la paz en el país. “Esta iniciativa simbólicamente tiene una importancia múltiple. No solamente por lo que demuestra con respecto al compromiso con la paz, sino también porque los excombatientes están usando el conocimiento y las habilidades adquiridas para actividades de reincorporación y nuevos proyectos de vida”, dijo Faieta.
El proyecto pretende mostrar la otra cara de Caquetá. Además del rafting, Caguán Expeditions ofrecerá senderismo, avistamiento de fauna, torrentismo, entre otros deportes de aventura ligados al río Pato y a la selva que lo rodea. Con ese fin, actualmente están en construcción un restaurante bioclimático y cabañas ecológicas. De hecho, tanto Gallo como Roy reconocieron los atributos de la fauna y la flora que rodean el río y el potencial turístico que ello implica.
De manera reiterada, los excombatientes de las Farc afirmaron que las actividades turísticas que ejecutarán en la zona irán en armonía con el medioambiente. Se tratará realmente de un proyecto de ecoturismo. De hecho, con una mirada amplia a Caquetá, Franklin González Ramírez, o Rodolfo Corcho, como se conocía en la guerra, coordinador del ETCR de Miravalle y quien fue el segundo al mando del Paisa por varios años, llamó la atención del Gobierno sobre la situación del Parque Nacional Natural Los Picachos, ubicado en este departamento y en Meta, amenazado por la deforestación. Se refirió igualmente al Parque Nacional Sierra de Chiribiquete y al de Tinigua.
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Corcho y María de los Ángeles Vargas han estado al frente de los proyectos en este ETCR y juntos reafirmaron desde allí la voluntad de paz de sus compañeros. “Ya estamos metidos en esto y vamos a ver a dónde vamos a parar. No le vamos a apostar a nada más”, sentenció González.
“Cuando en 2015 dije que los integrantes de las Farc podrían convertirse en guías de turismo, nunca me imaginé que iba a estar corriendo un río con excombatientes, además un río como este, porque he estado por todo el mundo y este es uno de los más lindos que he visto. Por su historia, la calidad del agua, el bosque, la biodiversidad”, apunta Gallo.
El proceso está en marcha. Fue recurrente entre varias voces el llamado al Gobierno Nacional para que apoye las gestiones logísticas, entre las que se encuentra la expedición de un último certificado que actualmente está en manos del viceministerio de Turismo, para que finalmente el proyecto pueda abrir puertas a visitantes nacionales y extranjeros.
Por ahora, y según anunció el presidente de la Federación Internacional de Rafting luego de entregar a los excombatientes sus certificados, este equipo de nuevos guías tendrá un lugar en el campeonato mundial de rafting que se realizará en Australia, en mayo de 2019.
*Este artículo fue publicado originalmente en el portal de Colombia 2020