Algunos funcionarios de Gestión del Riesgo dicen que es la peor ola invernal en los últimos 20 años. Las comunidades asentadas sobre las márgenes de los ríos Guaviare, Vaupés y Ariari son las más afectadas. La deforestación pasa cuenta de cobro
Por Infoamazonia Colombia
La creciente del río Guaviare en su margen izquierda, y del río Vaupés, tiene en alerta a las autoridades del departamento del Guaviare, que se encuentra en estado de alerta roja desde hace un mes. Hasta el momento, según le dijo Blanca Villada, coordinadora de Gestión del Riesgo de Guaviare, hay cerca de 8.000 personas damnificadas, según sus cálculos. “A la fecha tenemos 1.846 familias afectadas solo en el municipio de San José del Guaviare, 173 de las cuales pertenecen al casco urbano. Todas se ubican en 50 veredas afectadas”, dice..
Según esa entidad, por el momento no hay pérdidas humanas en el departamento, pero el río Guaviare, el Vaupés y el Ariari ya han arruinado cosechas y casas. Hace dos días el nivel del río Guaviare estaba en 9.20 metros y ahora está en 9.73, por lo que Guaviare se mantiene en alerta roja. Así lleva por lo menos un mes, según el IDEAM. Sin embargo, parece que en la última semana la ola invernal se ha agravado.
“El cauce normal del río Guaviare es de 5 metros, y en invierno sube hasta alcanzar los 7 o 9 metros. Pero este invierno ha sido gradual y sin tregua. Todo lo que el río baja, lo vuelve a recuperar y lo supera”, dice Blanca Villada Valencia, quien atiende la emergencia desde San José del Guaviare.
El resto de este departamento también está en alerta roja desde hace por lo menos, un mes. En el municipio de Miraflores hay poco más de 300 familias afectadas y en Calamar poco menos de 100 (aún no hay números definitivas pues Gestión del Riesgo sigue actuando) por el desbordamiento del río Vaupés.
Según dijo Edwin Díaz, secretario de gobierno del municipio, en la radio local Marandúa Estereo, las veredas al borde del río Vaupés se declararon en calamidad pública y algunas están siendo evacuadas. Barranquillita, Mandú, Puerto Córdoba, Las Pavas, Caño Tigre, Giriza, La Cumbre, Las Brisas, Puerto Nare, Lagos del Dorado, Puerto Esperanza, La Hacienda, La Ye, Vuelta al alivio y otras ya están cubiertas por el agua. Adicional a esto, 14 resguardos indígenas han sufrido las consecuencias del invierno sobre el río Vaupés y debieron refugiarse monte adentro, en zonas más altas.
Según Francisco Cuéllar, los recursos disponibles del departamento para atender la situación no son suficientes. El presupuesto de Gestión del Riesgo para atender la ola invernal es de 40 millones de pesos en San José. La gobernación donó 50 mercados y algunos colchones, y los comerciantes y gente de a pie también han hecho sus aportes, pero no dan a basto.
En el municipio de Mapiripán, en Meta, el río Guaviare también afectó a 32 personas cuando su cauce sobrepasó el malecón y llegó a la puerta de comercio. Según el reporte de Héctor Patiño, jefe de la Defensa Civil Colombiana en Mapiripán, Meta, en Marandúa, unas cinco casas han sido evacuadas.
El pasado 2 y 3 de Mayo las fuertes lluvias en el país generaron varias emergencias en el departamento del Meta, especialmente en el municipio del Castillo y Puerto Lleras en donde cerca de 200 familias se han visto afectadas por la creciente del Río Ariari. En la emergencia también 50 hectáreas de varios cultivos fueron arrasados por las lluvias. 200 familias se vieron obligadas a salir de sus casas y algunas decidieron permanecer en las viviendas por temor a los saqueos. Por las fuertes lluvias 14 municipios del Meta están decretados en alerta roja según el IDEAM.
El bosque pasó factura
La ola invernal siempre es dramática en este departamento Amazónico, sobre todo porque no hay una infraestructura que sostenga los cauces crecidos de los ríos. Pero no por eso hay que obviar la advertencia de las autoridades: es la peor ola invernal en los últimos 30 años. En 1986, el río Guaviare alcanzó los 9.73 metros en invierno, y solo hasta mayo de este año, tras 32 años, el río volvió a enbravecerse así.
Así lo piensa Francisco Cuéllar, secretario de gobierno del Guaviare y coordinador de Gestión del Riesgo de Desastre, es la peor ola invernal que se ha visto en el departamento. “Lo que dice el IDEAM es que está lloviendo sobre el macizo colombiano, y que el Ariari, el Guayabero, nacen, y son tributarios del río Guaviare. Después de 20 de junio disminuirán las precipitaciones y verán el bajo nivel del río”, dice en la radio local.
En 2010, el científico Orlando Rangel, del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, advertía que la relación entre deforestación y la crudeza del invierno es directa: menos cobertura vegetal es igual a más vulnerabilidad por fenómenos invernales.
Según explicó a la Agencia de Noticias de la Universidad Nacional, la deforestación ha hecho de este invierno una tragedia debido a que no se le está permitiendo al agua tener los ciclos normales de circulación y recarga. “Como nos lo enseñan desde los primeros años de colegio, el agua se evapora, asciende para recargar las nubes y luego una buena parte se precipita”.
Parte del líquido que cae es utilizado por la vegetación, otra parte entra a las correntías del subsuelo y otra retorna al mar o a los sitios de captación natural. “Cuando la capa vegetal es retirada no hay nada que permita amortiguar los excesos de agua y por eso la tierra se satura, no hay barreras naturales de protección. Esa sobrecarga de agua es la que produce los movimientos en masa”, explica Rangel.
Según el más reciente informe del IDEAM, en Guaviare se deforestaron 38.211 hectáreas solo en 2017.
*Infoamazonia es una alianza periodística entre Amazon Conservation Team, Dejusticia y El Espectador