Una organización de pueblos indígenas de Perú forjó una nueva alianza para cultivar bosques sostenibles en la Amazonía. Esta propuesta, planteada desde la última Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Bonn, Alemania, puede ser el ejemplo para otros países amazónicos.

 

En noviembre de 2017, una delegación de líderes indígenas y rurales viajó por toda Europa bajo el lema “Guardianes del Bosque”.

Incluso, indígenas colombianos del Vaupés y Amazonas llegaron a Fráncfort (Alemania) para montarse a un autobús con otros 19 indígenas de Latinoamérica, Indonesia y África. Recorrieron durante un mes el continente europeo con ese mensaje.

“Si bien cada año los pueblos indígenas participan en las Conferencias de las Partes sobre Cambio Climático (COP) como una voz alterna, “este año no quisimos solamente venir a hacer eventos, sino que antes de la COP quisimos reunirnos con quienes realmente negocian para que hicieran presión a favor de las comunidades indígenas”, dijo en ese entonces Carol González, indígena del pueblo cubeo a El Espectador. Para ellos, “no es justo que se esté buscando soluciones al cambio climático y no se esté pensando en cómo proteger a los verdaderos cuidadores de los bosques, que somos nosotros, los indígenas”, dijo. (Lea también: «Si los bosques siguen en pie es por nosotros»: indígenas en Cumbre de Cambio Climático)

El tour terminó (aparentemente) en Bonn, Alemania, cuando llegaron para participar en la COP, y a defender el liderazgo indígena como motor de la conservación en la Amazonía y otros ecosistemas sensibles del mundo.

“Como pueblos indígenas, hacemos uso de nuestros recursos naturales, pero lo hacemos de manera sostenible, sin desperdiciar nuestro Amazonas”, dijo Edwin Vásquez, coordinador general de COICA (Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica), una organización de comunidades indígenas amazónicas de Perú que participó en el recorrido en autobús.

«Por ejemplo, sabemos cómo cosechar los frutos de las plantas que crecen en la naturaleza (camu-camu, cacao, nueces de Brasil) y madera, sin alterar el equilibrio de la naturaleza. Los pueblos indígenas, o la mayoría de ellos, todavía viven de su cultura y sus tradiciones”.

El papel de los indígenas y otras poblaciones en la conservación de los bosques es vital. El territorio de Colombia es casi 51% bosque, y la mitad de ese bosque está titulado a grupos indígenas y comunidades afro. A su vez, los bosques son vitales para el planeta por ser el sumidero del 30% del carbono que emitimos los humanos y nuestras industrias.

Las comunidades organizadas en torno a estas actividades económicas favorables a los bosques han demostrado ser poderosos defensores contra las amenazas siempre presentes de la tala ilegal y la minería industrial.

Por eso, COICA y Rainforest Alliance (una organización no gubernamental internacional que trabaja para conservar la biodiversidad y asegurar medios de vida sostenibles) establecieron un modelo colaborativo de desarrollo económico en asociación con comunidades que viven del bosque en Guatemala y en la región amazónica de Madre de Dios, en Perú.

Según rainforest Alliance, la eficacia de este modelo está respaldada por un estudio científico publicado por RAISG (Amazon Network of Georeferenced Socioenvironmental Information, un consorcio de grupos de la sociedad civil en toda la Amazonía) en vísperas de la Conferencia de Bonn sobre el clima de noviembre de 2017. El estudio analiza el valor de 15 años de datos y concluyó que las tasas de deforestación son 80 por ciento más bajas en territorios indígenas y unidades de conservación que fuera de esas áreas. (Lea tambíen: Los indígenas cuidan mejor la Amazonía)

“Muchas de nuestras comunidades no cuentan con información adecuada sobre el mercado, por lo que son presa fácil para los intermediarios; terminan prácticamente regalando sus productos. Pero si tenemos información sobre los mercados, no solo a nivel internacional, sino también a nivel local y nacional, eso nos permitirá burlar a estos intermediarios y vender nuestros productos directamente», dijo Edwin, del COICA, e indígena uitoto del Perú, a la revista Medium.

La iniciativa no es nueva, pero sí es la más grande planteada hasta ahora con comunidades indígenas en la región amazónica. En la comunidad de Tres Islas en la región de Madre de Dios en Perú, se aumentó en un 480% en el ingreso por pie de tabla para la madera cosechada de forma sostenible que se vende allí; un aumento de tres veces en el precio que las cosechadoras de castaña reciben de su comprador; el lanzamiento de la marca propia de la comunidad de productos gourmet de nueces de Brasil; y acceso a financiamiento para mejoras de sostenibilidad. Todos estos impactos han contribuido a un marcado descenso en la deforestación en Tres Islas, un que anteriormente había sufrido una de las tasas más altas en la Amazonía.

“La crisis ambiental es muy grave. Es por eso que la lucha indígena es tan importante: donde hay resistencia indígena, hay resistencia en defensa de la vida del planeta”, dijo Roberto Espinoza, de la Federación de Pueblos Indígenas del Perú (AIDESEP).

«Lo que estamos proponiendo como red indígena es que podemos vivir como siempre hemos vivido, desde nuestras tradiciones, y que podemos crear una economía indígena, viviendo de manera sustentable en nuestra tierra, como siempre lo hemos hecho, no solo para nuestra supervivencia, sino para la de todos», concluye Edwin.

Foto: José Mirabal, del pueblo Curripaco de Venezuela, en la COP 23/COICA

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