«El gemido de la hermana tierra y de los abandonados clama por rumbo». Así titularon los indígenas amazónicos de Perú, Brasil y Bolivia al documento que le hicieron llegar al Papa Francisco hoy, cuando aterrizó en la Amazonía.

Foto de Perú Católico

Una sola vía permite entrar y salir de este pueblo hacia la selva de Madre de Dios, una de las zonas más biodiversas de  la selva amazónica. Por lo mismo, una de las más amenazadas por la deforestación y la minería.

Madre de Dios superó las 20.000 hectáreas de bosques deforestadas por el avance de la minería aurífera, la agricultura a pequeña escala y la construcción de carretera. De acuerdo con el Proyecto de Monitoreo de los Andes Amazónicos (MAAP), la cifra se duplicó desde que la deforestación se disparó, en 2008.

De acuerdo con un documento conocido por el diario El Comercio de Perú, solo este año, el bosque de Madre de Dios perdió 6.000 hectáreas. Es por eso que los indígenas amazónicos de Brasil, Perú y Bolivia, representados por la Coordinadora de la Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónic (COICA), que representa 9 países que componen la Cuenca Amazónica; la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD, de Perú) y la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) enviaron una carta que denuncia la situación en Madre de Dios:

 

 

 

 

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