Los árboles de las llanuras inundables que rodean los ríos amazónicos emiten más de 20 millones de toneladas de gas metano al año
Un estudio publicado por la revista Nature y realizado por la Universidad Abierta de Reino Unido, el Instituto de Investigación Nuclear y de Energía (Ipen) de Sao Paulo, entre otras instituciones, monitorearon las emisiones de gas metano de 2.300 árboles que el río Amazonas, Tapajós y Solimoes inundan dependiendo de la época del año.
De acuerdo con SciDev, los investigadores usaron cámaras desplegadas alrededor de los troncos y midieron el metano no solo de los árboles, sino de las aeronaves que volaron cerca de la cuenca del Amazonas. Así calcularon las emisiones a pequeña y gran escala, y sumaron: cada año, las áreas humedales del Amazonas emiten 21.2 millones de toneladas de gas metano a la atmósfera.
Esto equivale al total de las emisiones de la tundra ártica, más de la todos los océanos del mundo, o al volumen total de metano que emiten todos los animales y termitas del mundo sumados, concluyeron los investigadores.
“Son la fuente de las mayores emisiones difusivas jamás registradas en los humedales”, dijo Luciana Vanni Gatti, del Instituto Nacional de Investigaciones del Espacio, a SciDev.
Sin embargo, las emisión de metano de los árboles amazónicos es un proceso común y representa apenas la mitad de las que emiten los humanos en forma de basura, combustibles fósiles y otros desechos.
De acuerdo con el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), el gas metano es uno de los tres gases que los científicos han identificado como responsables del calentamiento global. “El metano es 34 veces más poderoso que el CO2 atrapando el calor en la atmósfera”, dijo a SciDev la bióloga Luana Basso, de la Universidad Paulista de Brasil e investigadora del estudio. “Es importante comprender de dónde proviene este gas tanto en los ecosistemas naturales como en la actividad humana”, dijo.
El estudio resalta que sobre este punto no hay claridad. Las emisiones de gas metano pueden deberse a cambios ambientales, como las 140 represas hidroeléctricas que ya están en funcionamiento en la cuenca amazónica (y las 428 que el gobierno de Brasil y Perú tienen planeado construir en próximos años). Sobre el efecto de las hidroeléctricas tampoco hay claridad, pero un reciente estudio advirtió que se estaba subestimando su impacto en la región.
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Apenas en 2012, la ciencia comenzó a demostrar que los lagos, ciénagas y represas almacenaban y liberaban gran cantidad de dióxido de carbono y metano. Por la misma razón, los modelos globales de ciclos de carbono del IPCC no los tenían en cuenta para su conteo anual de emisiones. Una iniciativa del Institut de Recherche pour le Développement (IRD) de Francia y la Universidad Nacional que cuantificó la emisión de gases de efecto invernadero en los lagos de Yaharcaca, cerca de Leticia, demostró que esa zona de inundación expedía el 75% de los gases de metano hacia la atmósfera en la zona.
Los hallazgos permiten a futuro tener más claridad del papel crucial que juegan los bosques amazónicos en el cambio climático, y ahondar sobre las preguntas que muchos científicos intentan responder hoy por hoy: exactamente cómo es que los bosques amazónicos respiran, cómo contribuyen a la mitigación del cambio climático y cómo y qué tanto el cambio climático los cambia a ellos.
En contexto:
Las llanuras inundables, según Aguas Amazónicas, son terrenos que se inundan o secan por un desborde del río o lluvias, y contienen los hábitats de peces más importantes de la cuenca amazónica. Los amazónicos de Brasil tienen nombres distintos para cada tipo de llanura inundable: Igapó para los bosques que se inundan por ríos de aguas negras (que suelen tener pocos nutrientes y mucha materia orgánica) y Várzea para los bosques inundados por aguas blancas (muchos nutrientes y poca materia orgánica).
Arriba: Várzea. Abajo: Igapó