Un acuerdo preliminar entre el gobernador y la empresa canadiense Auxico Resources para explotar oro y aparentemente coltán plantó muchas dudas sobre el futuro del departamento mejor protegido de la Amazonia.
Por Helena Calle ([email protected])
El 17 de septiembre de este año, la empresa canadiense Auxico Resources hizo un anuncio a sus accionistas que pasó de agache en Colombia: el gobernador del departamento amazónico de Guainía, Javier Zapata Parrado, y altos ejecutivos de la multinacional minera firmaron un Memorando de Entendimiento, para la producción de “oro y otros minerales” en ese departamento amazónico.
Estos “otros minerales” incluyen el coltán, aunque no es el único. Según Auxico, el Servicio Geológico de Colombia reportó que el país tiene un potencial de 1.000 millones de toneladas métricas de reservas de coltán en tres departamentos: Guainía, Vichada y Vaupés.
El comunicado prendió las alarmas entre la comunidad del Guainía diez días después, cuando la revista Portafolio lo retomó bajo el título “Guainía comienza su proyecto minero de escala industrial”. (Lea también: La amenaza minera en el Alto Putumayo)
El acuerdo dicta que las ganancias de la posible operación se dividirían 75 % para Auxico y 25 % para la Gobernación: la empresa asumiría las tareas de exploración y producción sin uso de mercurio ni cianuro, la financiación, el montaje, la administración, la comercialización y la exportación de los minerales que se extraigan de la operación, mientras que la Gobernación del Guainía se comprometería a tener la propiedad de los títulos en donde se desarrolle la exploración y explotación, a brindar seguridad de la mano de Policía y Ejército, y de convencer a los mineros locales de que hagan parte del proyecto.
La noticia tomó a todos por sorpresa. Desde los indígenas de las etnias curripaco, puinave y sikuani (que representan el 80 % de la población total del departamento, según el DANE), hasta a las autoridades ambientales. Ante la duda, los habitantes de Puerto Inírida hicieron un plantón de 100 personas frente al edificio de la Gobernación para exigirle respuestas al gobernador Zapata.
El plantón, aunque grande para ser un pueblo que contadas veces se ha manifestado, fue inútil. El gobernador no estaba en su oficina, sino en un viaje de emergencia a Bogotá con el exgobernador Óscar Rodríguez. Ambos fueron imputados por la Fiscalía por posibles irregularidades en la contratación del acueducto del departamento. (Lea acá: Imputarán cargos al gobernador de Guainía por supuestas irregularidades en contratos)
A su regreso, el 2 de octubre, citó a la comunidad en la Biblioteca Municipal de Puerto Inírida para explicar el contenido del memorando y aclarar dudas. Según cuentan algunos asistentes, el auditorio se llenó como nunca.
El memorando completo tiene un acuerdo de confidencialidad, y a pesar de la insistencia de la comunidad, la asamblea departamental y este diario, la Gobernación no ha publicado el documento. Por eso, algunos de los asistentes a la audiencia armaron una especie de cadáver exquisito con las fotos que le tomaron al PowerPoint que proyectó la Gobernación.
Manifestantes frente a la Gobernación del Guainía. Foto: Adolfo Guajo. Periódico El Morichal
Puntualmente, lo que propone el memorando es que Auxico Resources Canada Inc. traería una tecnología limpia. Es un “sistema de circuito cerrado, sin el uso de cianuro y mercurio (…) que disminuiría la contaminación por el uso de mercurio y tendría un impacto positivo en la región”.
La tecnología a la que se refiere es un proceso de extracción metalúrgico que fue desarrollado por Central America Nickel Inc. para la extracción de metales como níquel, cobalto, vanadio, escandio, manganeso y cobre, y solo se ha aplicado a muestras de oro y plata en Sinaloa (México).
Queda más claro cómo no funciona que como sí lo hace: “El proceso extrae cerca del 90 % del oro y más del 80 % de la plata en menos de una hora, sin el uso de cianuro y mercurio, ni presión o calor”, explica la empresa en un comunicado.
La promesa de usar esta tecnología también llegó a la costa Atlántica, en mayo, cuando la empresa firmó un memorando similar, pero con el gobernador de Bolívar, Dumek Turbay, en donde también se comprometían a trabajar juntos para montar operaciones para producir oro que manejaría Auxico.
Por último, en el memorando, la Gobernación del Guainía libera a Auxico “de cualquier responsabilidad emergente por efecto del no cumplimiento de los alcances del memorando, renunciando a cualquier reclamo, demanda o solicitud de manera absoluta” ante autoridades públicas o privadas. No está estipulado si esto funciona también para el otro lado. El documento les da un año a las partes para decidir si llevar a cabo o no un proyecto.
A causa de la presión, el gobernador del Guainía declaró ante un periodista del medio local El Morichal que lo que estaba buscando con ese acuerdo eran tecnologías limpias para poder realizar una minería responsable en el Guainía, un departamento que está ahogado en mercurio gracias a la minería ilegal de oro, y cuyas regalías dependen en un 99,7 % de esta actividad. Según un estudio de 2017 de la Secretaría de Salud, a orillas de los ríos Inírida, Atabapo y Guainía hay personas que tienen de 60 a 109 veces más mercurio en su cuerpo que lo permitido por la Organización Mundial de la Salud. Tras la presión, el gobernador decidió retractarse.
El Espectador trató de contactar al gobernador Javier Zapata por varios medios para preguntarle si se retractó de manera escrita ante Auxico, como exige el memorando, pero no fue posible.
Aunque no se mencionó en la reunión, el acuerdo también habla de memorandos de entendimiento muy similares firmados con tres propietarios de títulos mineros en la región, cuyos nombres no fueron revelados.
Oro azul
Guainía es una zona de transición entre la Orinoquia y la Amazonia, y solo en ese departamento está el 34 % de la riqueza de los peces de agua dulce de Colombia y el 70 % de las aves (dos de ellas endémicas), además de 902 especies de plantas, 200 de mamíferos y 40 de anfibios. Por estar sobre el Escudo Guyanés, también es una zona rica en minerales.
Justamente, con tres de las cuatro pruebas geológicas de propietarios anónimos de lugares indeterminados del Guainía, que fueron analizadas en los laboratorios de Auxico en Quebec, Canadá, la compañía tomó como prueba de alta presencia de coltán, una mezcla entre el tantalio y el niobio, dos valiosos elementos, pues el kilo concentrado e niobio vale US$186 y el de tantalio (o tantalita) cuesta US$56 (según el documento que presentaron en la audiencia en Puerto Inírida, aunque los precios pueden variar).
“En Guainía hay yacimientos de distintos minerales, porque la geología permitió que haya mineralizaciones de wolframio, tantalio, coltán, estaño y otros minerales”, dice Thomas Cramer, profesor del Departamento de Geociencias de la Universidad Nacional desde 2006, investigador del Grupo de Estudios en Geología Económica y Mineralogía Aplicada (Gegema) y uno de los geólogos que más han estudiado la mineralogía del Guainía. (Lea también: El falso reino del coltán en Venezuela)
Según explica, el coltán es relativamente raro en la naturaleza. “En la corteza terrestre hay en promedio cuatro partes por billón de oro y de tantalio hay dos partes por millón (ppm). Para que sea viable económicamente el oro, la Tierra debe aumentar esta concentración 250 veces para llegar a 1 ppm, pero en el caso del tantalio, 5.000 veces para llegar a 1%. Para la naturaleza es un menor esfuerzo pasar a concentrar un elemento 250 veces que 5.000, por eso hay más depósitos de oro que de tantalio», explica Cramer.
Por ser un mineral muy resistente al calor y un conductor ideal, se usa en equipos electrónicos como smartphones, tablets, algunos computadores, misiles, reactores nucleares e incluso prótesis humanas. Por la misma razón (y por su relativa escasez) es uno de los once minerales que el Gobierno de Colombia considera estratégicos y por eso es que la comunidad del Guainía se puso en alerta al conocer, aunque fuera a medias, el contenido del memorando.
Trabajadero de oro en Cerro Wawa traduce «barriga de mujer embarazada» en curripaco. La arena termina por asfixiar la vegetación / Foto de Zezé Amaya Perea
Parte de tranquilidad
Para el abogado Rodrigo Negrete, aunque un memorando de entendimiento es algo similar a un “acuerdo entre caballeros”, un acercamiento formal para comenzar a trabajar en conjunto “ese documento no es vinculante. No está por encima de la ley y no debe suscribirse si no se cuenta con las autorizaciones, licencias y títulos correspondientes, y si no se permite la actividad no debió suscribirse”.
Esto mismo reconoció Zapata en un comunicado que primero publicó en su Facebook personal y luego en la página de la Gobernación. César Meléndez, director de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Oriente Amazónico (CDA), se mostró sorprendido por la noticia y declaró que la CDA no ha recibido solicitudes sobre licenciamiento para exploración o explotación.
Por otro lado, casi la totalidad del departamento está bajo alguna figura de protección. De hecho, 253.000 hectáreas de la zona que se conoce como Estrella Fluvial del Inírida (que se compone de los ríos Inírida, Guaviare y Atabapo) fue declarada bajo convenio internacional como Humedal Ramsar en 2014, lo que impide cualquier actividad económica a gran escala, como la ganadería o la minería. Estas actividades también están prohibidas en el Parque Nacional Natural Puinawai, que protege 1’092.500 hectáreas de bosques, ríos como el Cuiarí, Isana y Guainía, que drenan hacia la cuenca del Amazonas, y el río Inírida, que drena hacia la cuenca del Orinoco. (Lea también: Las estrellas del Inírida)
“Para mí esto es caso cerrado”, dice Henry Cabria, un líder indígena puinave de Inírida. Pero el hecho de que la minería esté prohibida en estos lugares no significa que no se haga.
La minería ilegal e informal es uno de los grandes problemas para el Guainía y es una de las propuestas que Auxico Resources hace en el memorando: formalizarla, para que deje de contaminar con mercurio, en el caso del oro, y formalizarla para condiciones dignas de trabajo, en el caso hipotético del coltán.
Sin embargo, la información disponible sobre la minería en este departamento es confusa. Por un lado, la Gobernación de Guainía calcula que tiene aprobados 27 títulos mineros y una Zona Minera Indígena. Pero por encontrarse superpuestos en la Reserva Forestal de la Amazonia, PNN Puinawai y zona Ramsar, los contratantes no han podido iniciar los proyectos. Por otro lado, según el Catastro Minero, a fecha de enero de 2017 había 33 títulos mineros vigentes que equivalen a 72.672 hectáreas, apenas el 1,02 % del departamento.
“Lo que se observa es que los títulos mineros están siendo utilizados como herramientas que facilitan la comercialización de los minerales explotados de forma irregular. Mientras que otros están siendo objeto del famoso “engorde de títulos”, para la venta posterior a empresas multinacionales”, dice un informe del Ministerio de Minas. De esos 33 títulos, dos son de oro y 22 de coltán, y 12 de las 155 solicitudes en curso corresponden a estos minerales.
Lo cierto es que en los últimos diez años la minería de oro y supuestamente coltán se ha realizado de manera ilegal, a veces auspiciada por las Farc, en comunidades indígenas como Cerro Tigre y Zancudo (donde en realidad no era coltán sino tungsteno), Naquén, Campo Alegre e incluso sobre los legendarios Cerros de Mavecure.
Los cerros de Mavecure son uno de los atractivos turísticos de Guainía / Foto: Zezé Amaya Perea
La minería, pese a esto, le da trabajo a miles de personas. En una comunidad como la de Chorrobocón, de 600 personas, 300 dependen de la minería, según los cálculos de Fredy Yavinape, indígena curripaco y presidente de la Asociación del Concejo Regional indígena del Guainía (Asocrigua). “La mayoría de las minas de esos materiales y de oro las han encontrado los indígenas, que son los que verdaderamente conocen la región”, señala.
La ciencia enterrada del coltán
Uno de los problemas para los proyectos mineros de oro y coltán en Guainía, además de que se mueven en la ilegalidad, es que no hay información científica que pueda sustentar dónde hay yacimientos y qué reservas contienen. La conclusión en este caso, según el profesor Cramer, es que la ignorancia y la especulación son atrevidas.
Según recuerda Cramer, los rumores de que había coltán en el Guainía comenzaron en 2009 con la expulsión de mineros colombianos que explotaban ilegalmente coltan en Venezuela y cuando Pirry reportaba durante dos domingos sobre estos minerales explotados en Congo – y también en el oriente colombiano. En 2012, Henry Medina, ex viceministro de Minas, dijo al El Tiempo que en Vichada, Guainía y Vaupés habían identificado cuatro subáreas de dos millones de hectáreas con potencial de coltán, lo cual aún hoy, seis años después, no ha sido confirmado por autoridades mineras.
La desinformación alrededor del coltán es tal, que en 2015 el Gegema publicó una investigación, fruto de seis años recorriendo Guainía, y solo hallaron tres puntos con presencia del mineral. En otra ocasión, la Policía Nacional llevó unas muestras de decomisos de coltán hechos en Guainía a los laboratorios de la Nacional para que el Gegema las analizara. Resultó que no era niobio ni tantalio sino ilmenita, mena de titanio por la cual se pagan menos de 1US$ por kilo en mercados internacionales, cuando por el kilo de oro se pagan US$50.000 a 60.000 y el de tantalita vale de US$120 a US$200..
¿Un departamento sin certeza científica sobre ese mineral estaría listo para explotarlo a escala industrial? “Hay ciertos criterios que determinan si un yacimiento o depósito mineral es económicamente explotable o no, porque elementos químicos hay en todas partes, pero normalmente la concentración es tan baja que no vale la pena explotarlos. Estoy seguro de que una empresa multinacional seria no se va a montar una operación de millones de dólares solo por cuatro muestras, aunque demuestren concentraciones altas de niobio y tantalita”, como las que presentó en su comunicado. Yo creo que esto no va a pasar a mayores, o no por lo menos en los próximos veinte años, que es lo que se demorarían decidiendo si hacer o no una operación con información suficiente y veraz».
Para sumar a la desinformación sobre el verdadero potencial minero del Guainía, vale destacar que el Censo Minero Nacional, realizado entre 2009 y 2011, se saltó ocho departamentos, entre ellos Guainía. Desde 1989 se hacen estudios sobre los aspectos geológicos mineros y ambientales de las cuencas media y alta de los ríos Guainía e Inírida, en donde hoy se concentra la mayoría de la explotación minera del departamento, pero sigue sin haber nada concreto.
El último intento por llenar esos vacíos de información se hizo en octubre de 2016, con un acuerdo entre el Ministerio de Minas y la Secretaría de Agricultura y Medio Ambiente de la Gobernación, que hizo un diagnóstico de la actividad minera del departamento. Determinó que la actividad minera no es una actividad ancestral para los indígenas curripaco, puinave y nukak makú, que hoy habitan esa región. Segundo, que ningún título ni concesión en zona minera indígena estaba al día con los pagos. Así que todas se consideraban ilegales hasta nuevo aviso.
La incomprensión del efecto de la minería no es solo para las entidades del Estado, empresas o universidades. Al respecto, Cramer tiene una buena anécdota de uno de los trabajos de campo en la Amazonía: vieron cómo un hombre se empapaba los brazos y el pecho con mercurio antes de empezar un picadito de fútbol para que los jugadores del otro equipo se resbalaran al intentar agarrarlo. Eso confirma, que se requieren muchos años de trabajo paciente para superar todas las falencias que se oponen a una minería sostenible.
Auxico al alza
Según Portafolio, los ejecutivos de Auxico Resources están haciendo los cálculos para establecer el monto total de la inversión, pero ya consiguieron “a través de una colocación privada 510.000 dólares canadienses, cerca de 392.000 dólares para estimar las reservas y precisar las necesidades de inversión. Así mismo, para conseguir más recursos, acudirían a la bolsa canadiense.
Para algunos, el asunto es una típica movida de especulación. Zezé Amaya, geólogo del Guainía y alumno de Cramer, propone esta lógica: en diez años de investigación, Gegema ha encontrado 6 puntos con coltán en todo el país, pero hay 22 licencias para extraerlo solo en Guainía. ¿La explicación? “Se otorgan licencias para ciertos materiales y así se legalizan los minerales de otras zonas. Es una modalidad muy típica”. Por otro lado, desconfía de que una empresa fundada en 2014, y que solo tiene presencia en México y Colombia, tenga los recursos necesarios para asegurar con vehemencia que hay coltán u oro en determinado punto. “Pura paja”, concluye.
Por ahora, a pesar del secretismo, la retractación de la Gobernación, las quejas de las comunidades y la falta de certeza científica sobre las reservas de oro y coltán en el Guainía, el anuncio fue publicado en la Bolsa de Valores de Canadá, y las acciones de la empresa subieron casi un 2.17 %. Punto para Auxico.
*Infoamazonia es una alianza periodística entre Amazon Conservation Team, Dejusticia y El Espectador.
Foto principal: Río Atapabo, que hace de frontera entre el departamento de Guainía y Venezuela. / Zezé Amaya Perea