Cien años de registros sobre el caudal del río demuestran que las inundaciones de su cuenca son cada vez más frecuentes y caudalosas. A su vez, las sequías son también cada vez más extremas.
Por Blog El Río
Hace 113 años en el puerto de Manaus, en Brasil, se instaló un pequeño puesto con vista al río Amazonas. Desde entonces, en ese lugar se llevan detalladas mediciones sobre el caudal del río, sus flujos en épocas de inundación, y sus recesos en épocas secas.
Jonathan Barichivich, profesor de la Universidad Austral de Chile, decidió tomar todos esos datos y analizar cómo se ha comportado el río más caudaloso del mundo en el último siglo. Se alió con la Universidad de Leeds, en Reino Unido, y se puso manos a la obra.
El equipo descubrió que las inundaciones y sequías extremas se han vuelto más frecuentes en las últimas dos o tres décadas. Sus hallazgos acaban de ser publicados en el journal Science Advances.
Al sistematizar los datos, se encontraron con que en la primera mitad del siglo XX, las inundaciones severas que superaban los 29 metros de altos ocurrían aproximadamente cada veinte años. Desde la década de los ochentas, no obstante, ese tipo de eventos se han presentado cada cuatro años.
“Con unas cuantas excepciones, hubo inundaciones extremas en el Amazonas entre 2009 y 2015”, comentó en un comunicado Jonathan Barichivich, director del estudio.
Los océanos serían los responsables
La pregunta obvia es, ¿por qué? el co-investigador Manuel Gloor, de la Escuela de Geografía de la Universidad de Leeds, fue el encargado de esbozar una posible respuesta: cambios en la forma como se comportan e interactúan los océanos Pacífico y Atlántico.
De acuerdo con la investigación, el fortalecimiento de la corriente de circulación Walker estaría detrás de las frecuentes inundaciones. Esta corriente es, en palabras de los investigadores, “un sistema de circulación de aire impulsado por el océano causado por las diferencias de temperatura y presión sobre los océanos tropicales. Este sistema influye en los patrones climáticos y las precipitaciones en los trópicos y más allá”.
Así, explica Gloor, el calentamiento del Atlántico y enfriamiento del Pacífico influye en las lluvias de la Amazonía. “En lugar de causar sequía, resulta en más convección y fuertes lluvias en la parte central y norte de la cuenca del Amazonas“, detalla.
Estos resultados confirman entonces los hallazgos de los profesores Zhu Jiang, Li Xichen Clemente Tanajura y la estudiante Wang Xinyue, quienes hace tan solo una semana publicaron un paper en el que aseguraron que las lluvias en la región amazónica aumentaron debido al calentamiento de Atlántico.
Consecuencias graves para todo el planeta
Si bien ninguna de las investigaciones lo dice de forma directa, sí mencionan que este cambio en las temperaturas de los océanos, especialmente del Atlántico, puede relacionarse con el cambio climático. Lo cierto es que lo que está sucediendo ha sido predecido por modelos de cambio climático desde hace varios años.
La alteración de ciclo del agua del río Amazonas tiene consecuencias devastadoras a nivel local y global. El coautor Jochen Schöngart, del Instituto Nacional de Investigación del Amazonas en Manaus, ha visto con sus propios ojos cómo las inundaciones afectan a las personas y los medios de subsistencia en Colombia, Brasil, Perú y otras naciones amazónicas.
“Estos eventos extremos de inundación duran muchas semanas y tienen consecuencias desastrosas. Las inundaciones puedencontaminar el suministro de agua y propagar enfermedades, así como destruir hogares y medios de sustento”, explica.
Por otra parte, los cambios en los patrones de lluvia, sequía e inundación en la Amazonía afectan al clima global. ¿Cómo? resulta que los bosques tropicales, como el Amazonas, proveen cerca del 20% del agua del planeta. Lo hacen a través de ciclo del agua: cuando las hojas de los frondosos bosques liberan vapor de agua en sus procesos vitales, esa evaporada viaja a otras zonas del planeta, en donde se caliente, se condensa y cae en forma de agua.
Este movimiento que nace en el Amazonas conecta las lluvias y climas de muchos lugares del mundo. Así, las lluvias sobre el Amazonas son críticas para el sistema climático global. Cuando son demasiado intensas en la estación húmeda, “la fotosíntesis se debilita y la velocidad de crecimiento de las plantas del bosque lluvioso puede disminuir”, reportó InfoAmazonía hace unos días.
Las consecuencias de este desequilibrio en el clima global son bien conocidas: mayores inundaciones, sequías y cambios en los climas a ambos lados del océano. Sólo la Amazonía disminuye unos dos grados la temperatura de los territorios circundantes. Si la perdemos, estamos poniendo en riesgo la supervivencia de sus habitantes, y del resto del mundo.
Foto: Wikimedia – Creative Commons / Leosanchez2011
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