Durante los últimos 10 años, Colombia ha mejorado sus herramientas técnicas y humanas para medir dónde y qué tanto se tala en Colombia.
Los porqué de la deforestación aun están embolatados porque el acceso de personal capacitado a las zonas es complejo, y porque apenas estamos despertando del letargo científico de 5 décadas de guerra en el país, pero cuando menos, los reportes de deforestación que publica trimestralmente el
Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) nos mantiene actualizados sobre la realidad de este fenómeno.
El reporte que se publicó la semana pasada –el último de 2017– son casi que buenas noticias para la Amazonía colombiana: en los últimos seis meses la Amazonía tuvo un respiro en cuanto a la deforestación, mientras que el fenómeno no para en la Sierra Nevada de Santa Marta y las selvas del Chocó.
El primer núcleo de deforestación amazónico está al oriente de la vía Puerto Asís-Villagarzón y afecta principalmente bosques en los municipios de Villagarzón, Puerto Caicedo (alrededor del río Picudo), Puerto Guzmán y Puerto Asís (principalmente en cercanías del río Piñuña Blanco). En estas zonas la ganadería extensiva ha crecido en los últimos años y podría explicar el fenómeno.
El segundo núcleo se ubica en el piedemonte amazónico, al sur del Meta, en el municipio de Vistahermosa en las veredas Los Alpes, La española, Guapaya bajo, Guaimaral y Alto caña Cafra; en especial en las dos últimas. Todas en el cauce medio del río Guejar.
Otros núcleos de deforestación identificados están al Norte del Pacífico, al sur del Parque Nacional Los Katíos; cerca al río Quito, en Chocó; el pacífico Caucano, en los municipios de Timbiquí y El Tambo; al Sur de Pacífico, en Tumaco (Nariño), y en el Parque Nacional Natural Paramillo, en Córdoba.
De acuerdo con el
reporte anterior, que corresponde al segundo trimestre de 2017, los 8 núcleos de deforestación en Colombia incluían 4 puntos en la Amazonía (Ríos Yarí-Cagüan en Caquetá; la Marginal de la Selva (entre San José del Guavire y La Macarena), la carretera CalamAr Miraflores, en Guaviare, en San José del Guaviare) y uno en el piedemonte amazónico (al sur del Meta, en el municipio de Uribe). Para este trimestre, solo 2 núcleos son amazónicos, y pesar de la gravedad del asunto, es un avance para la región.
Cabe recordar que en 2015, durante la Cumbre de Cambio Climático, en París, el Gobierno colombiano se comprometió a reducir a cero la tasa neta de deforestación en el Amazonas para el 2020. A cambio de su esfuerzo Alemania, Reino Unido y Noruega prometieron girar US$100 millones de dólares gradualmente, siempre y cuando —quedó escrito— bajaran las cifras. Si además se reducían en el resto del país estarían dispuestos a destinar el doble de esa bolsa inicial.
Ese panorama luce lejano por ahora. Como contó El Espectador, si bien es cierto que la Amazonía abandonó el primer lugar en deforestación en el último boletín, esta región sigue siendo la que, por su trayectoria histórica, es la más talada de Colombia: allí se ha concentrado el 34% de la deforestación total del país.
Además, si se observan con detalle los datos, de los 30 municipios en los que se concentra la deforestación en el país, aquellos ubicados en el piedemonte llanero –donde se unen los llanos y la selva– siguen ocupando los primeros lugares: en el segundo trimestre, San José del Guaviare fue el segundo municipio con más alertas por deforestación, y en el tercero, La Macarena se situó tercero en la lista.
A mediados de año, de esos 30 municipios, 9 pertenecen a la Amazonía. Para este último reporte, esa cifra ascendió a 10 y algunos municipios vuelven a aparecer como Cartagena del Chiará (Caquetá), San Vicente del Caguán (Caquetá), Puerto Guzmán (Putumayo) y Uribe (Meta).
Los municipios pertencientes a la Amazonía tienen un punto morado en la margen izquierda y pertenecen a Putumayo, Caquetá, Guaviare y Meta.