Un problema que hace 8 años no existía cogió desprevenidas a las autoridades ambientales de la cuna de la conservación en Colombia
Por Helena Calle ([email protected])
Foto Daniela Londoño
Un recorrido rápido por Leticia, la capital del departamento de Amazonas, demuestra porqué es la capital de la conservación en Colombia. Los loros visitan puntuales los árboles del parque principal, y murales con mensajes “verdes” rezan: “Leticia, de nosotros depende el pulmón del mundo”. Sin embargo, debajo de los muros, cientos de perros y gatos enfermos de la piel, algunos desnutridos, contradicen el llamado a la conservación que se respira en el municipio.
En los últimos 20 años, la población de Leticia ha crecido, y con ella, su población de perros callejeros. En 1993, el municipio tenía 13.652 habitantes, hoy tiene 41.326. Aunque es un problema común en otras ciudades de Colombia, el plan de manejo leticiano es incipiente. ¿Cómo se prepara la ciudad para seguir creciendo y afrontar un problema ambiental antes de que se haga tarde?
El que tiene tienda…
Según un concepto de la Secretaría de Salud de Bogotá, un animal callejero se define como “aquel que permanece suelto, desplazándose solo por las calles, sin un propietario responsable de su tenencia”. Aunque no hay cifras definitivas (pues los censos para callejeros empezaron hace 2 años) los perros con dueño en Leticia son 6.548, y los gatos 3.840. De esos, no sabemos cuántos vagabundean por las calles ni cuantos están esterilizados, pero Zoonosis Amazonas (que debe cubrir todo el departamento de Amazonas) calcula que hay 11 perros vagando por calle de Leticia. Esto es gracias a que la cultura de tenencia de animales en esa ciudad deja a los perros y gatos libres por las calles, así sean de casa y tengan dueño. A esa cifra se le suman los 300 o 400 animales que no tienen casa, y que por lo general son los que están en peor estado de salud y sin vacunar.
Desde entonces la pelota va y viene: Zoonosis, como parte de la Secretaría de Salud Departamental, va puerta a puerta vacunando animales contra la rabia, hasta ahí; Corpoamazonía se ocupa de flora y fauna silvestre únicamente. Precisamente, le corresponde a la Alcaldía y la Secretaría de Medio Ambiente, que no tienen presupuesto asignado.
De acuerdo con el Secretario Municipal de Medio Ambiente de Leticia, Pascual Rabadán, «ahora hay una creciente población. Hace 15 o 20 años eramos 15.000 y ahora somos algo más de 40.000. Tabatinga también duplicó su población en menos de 10 años, ¡somos casi 120.000 en la región! Así nos damos cuenta de que entre más gente haya, van aumentando los animales y a veces la gente los abandona o los olvida».
Ante el problema, 3 privados se han ocupado de la situación: Fundación Ángeles de 4 Patas, Huellas en tu Corazón y la ONG Entrópika. Thomas Lafon, un belga que llegó a vivir a Leticia hace 9 años, pertenece a esta última. De acuerdo con él, el asunto de los perros y gatos callejeros se ataja desde 3 frentes: esterilizaciones para disminuir la población animal callejera, educación a la gente “porque la tenencia responsable de mascotas no existe” y capacitación a los funcionarios de los entes territoriales. Otro problema es que tampoco hay un albergue municipal, como lo exige el Código de Tránsito desde 1979, en donde se pueda llevar animales en estado de vulnerabilidad o decomisados por la Policía.
Los caninos y felinos se reproducen muy rápido. Por ley del más fuerte, un perro o gato “de casa”, bien comido, tiene más posibilidades de reproducirse a un animal flaco y sarnoso que viva en la calle. De acuerdo con Lafon, estos “animales de casa” que la gente deja libre en la calle y que no están esterilizados son los responsables mayoritarios de la reproducción excesiva de los animales callejeros.
Uno de los perros callejeros encontrados en un barrio marginal de Leticia. Cortesía Fundación Entrópika
La ley del más fuerte parece sumarse a la ley del más lento que casi todas las instituciones en Colombia aplican. Desde que la Ley 1774 de 2016 reconoció los animales como seres sintientes con derechos, las multas contra el maltrato animal aumentaron. “Antes por $50.000 uno podía machetear a un perro y no pasaba a más, era ridículo”, dice Lafon. Con la nueva Ley, se pagan hasta 36 meses de cárcel y 44 millones de pesos (o más si hay agravantes), pero la aplicación de la ley está mediada por una coordinación institucional que aún no se materializa del todo.
Las fundaciones no dan abasto
La Fundación Huellas en Tu Corazón, que es una de las 3 fundaciones que se encargan del problema en Leticia, tiene cupo para 35 perros o gatos que después de ser recogidos en la calle con problemas de piel o desnutrición, son vacunados y puestos en cuarentena en un encierro por 15 días.
Claudia Márquez, una de las fundadoras, dice “Aquí deberíamos ser más sensibles. Hemos visto cantidad de perros botados, macheteados. La gente nos llama, pero no podemos hacer mucho cuando los cuidados de un perro son tan costosos”.
Como a Leticia solo se puede llegar por río o avión, los costos de lo que se importa a la ciudad son más elevados que en otros lugares. Márquez lo explica así: “únicamente el concentrado nos cuesta unos $1.250.000 pesos por mes, sin contar las drogas, los elementos de aseo, el arriendo, etc., estamos cerca los $3.000.000 pesos mensuales. Esa plata no la tenemos nosotros ni muchos leticianos”.
Gracias a un crowdfunding, Entrópika recogió 4.000 USD de 15.000 para hacer jornadas de esterilizaciones, dar charlas educativas en escuelas y barrios, capacitar a funcionarios de los entes territoriales y poder hacer cruce con la Alcaldía. Por ahora, ese es el presupuesto.
La Fundación Entrópika hace jornadas de esterilizaciones gratuitas desde 2014 en barrios marginales de Leticia. Según Lafon, “en promedio gastamos $50.000 pesos por animal contando los medicamentos y costos de veterinarios expertos en este tipo de cirugías. Para el año que viene tenemos presupuestado hacer 150 cirugías. Sin embargo, según la literatura, para controlar la población uno debe esterilizar anualmente el 70% de la población callejera y vagabunda; haga usted la cuenta.”
La Fuerza Aérea hizo una jornada de esterilización en julio de este año, y desparasitación a 80 mascotas entre perros y gatos. El detalle es que son mascotas, no animales callejeros. Esos son los animales que ya cuentan con familias que los tienen responsablemente (tanto así que los llevan a vacunar). ¡Apenas 80 entre casi 10.000 animales! Después, hubo denuncias ciudadanas sobre la inexperticia del veterinario.
La solución en papel
El borrador de un nuevo Acuerdo Municipal que redactó Entrópika para “regular el manejo y la tenencia de mascotas en el municipio de Leticia” se entregará mañana al Concejo Municipal de Leticia.
A vuelo de pájaro, el documento invoca el nuevo Código de Policía, el Estatuto Nacional de Protección de Animales de 1989, el Código Penal y la Ley 1774 de 2016 en contra el Maltrato Animal para unificar las acciones del municipio en una sola línea de trabajo y determinar de manera concreta los programas para garantizar el bienestar de los animales de compañía, asignar tareas, definir la ruta y destino de las multas, medidas contra los “acaparadores” de animales, y la creación de un hogar de paso municipal –que no existe aún– y estrategias para evitar su sobrepoblación, entre otras medidas. Todo de acuerdo a la ley nacional.
Según Rabadán, «es más fácil articularse con privados. La única entidad pública con la que hemos trabajado este tema es con la Policía, en especial estos dos últimos meses».
También habría que pensar cómo conectarse con los acuerdos y procedimientos propios para este tema en Tabatinga, ciudad fronteriza y colindante con Leticia de donde vienen muchos de los animales callejeros, y que también ha duplicado su población.
La ñapa
Según Rabadán le contó a InfoAmazonia, la Alcaldía de Leticia asignó 14 millones para tratar el problema. Parece poco, pero es un comienzo en medio de un panorama adverso: el municipio de Leticia es categoría 6 de acuerdo con el Plan Nacional de desarrollo 2014-2018. Esta cifra es asignada a cada uno de los 1.098 municipios del país por el DNP, clasificándolos de 1 a 6 de acuerdo a su número de habitantes y sus Ingresos. Leticia, aunque creciente, sigue teniendo menos habitantes que municipios como Coveñas (Sucre), Cucunubá (Cundinamarca) o La Unión (Antioquia). La capital amazónica recibe el doble de dinero pero debe administrarlo para una ciudad con el triple de habitantes. Por otro lado, la estela de corrupción que dejó el ex gobernador, Manuel Carebilla tiene efectos políticos en la toma de decisiones frente al destino del departamento. Estos temas incluídos.
El compromiso que asumió la Alcaldía de Leticia es contar con personal capacitado, mejorar el protocolo de atención, disponer de un lote para el hogar de paso y firmar el acuerdo municipal.
Este es solo un camino para hacer frente a un asunto ambiental y de salud pública que crece parejo con la floreciente Leticia.