Investigadores colombianos, incluyendo epidemiólogos del Instituto Nacional de Salud, publicaron un estudio en donde calculan que entre septiembre de 2015 hasta abril de 2017, un total de 1451 bebés o fetos nacieron con defectos cerebrales o oculares gracias a los efectos del virus del Zika.

En octubre de 2015, el Instituto Nacional de Salud comenzó a identificar en el país la presencia de la misma enfermedad que afectaba el desarrollo cerebral de algunos recién nacidos en Brasil desde mayo de ese mismo año. Para octubre, el país identificó nueve primeros casos, y se declaró un brote de zika en el país. Para julio del siguiente año, había síntomas en más de 100.000 personas en al país.

El zika llegó a cincuenta países más mientras duró el brote, y aunque los efectos más visibles fueron las fotos de niños con microcefalia en Brasil, poco se supo sobre lo que pasó con la infancia colombiana. En 2016, el sistema de vigilancia del INS identificó que había un aumento de un factor de cuatro en casos de microcefalia con respecto al año anterior (aunque no tenían los datos sobre las pruebas de Zika).

Los datos mostraron un número máximo de casos de microcefalia aproximadamente 24 semanas después del pico del brote, lo que sugirió que el mayor riesgo de resultados adversos probablemente se presentó entre las mujeres que se infectaron al comienzo del embarazo. Colombia contaba con dos sistemas nacionales de vigilancia antes de la epidemia, uno para capturar ZVD sintomática y otro para capturar defectos de nacimiento, lo que permitió monitorear el efecto del brote del virus Zika a nivel poblacional.

Pero, ¿qué pasó con los recién nacidos en Colombia? Investigadores del Instituto Nacional de Salud, incluida su directora, Marta Ospina, publicaron un estudio en la revista The New England Journal od Medicine en donde recopilaron datos de vigilancia nacional sobre casos de mujeres embarazadas con zika que se notificaron durante junio de 2015 y julio de 2016, y los bebés y fetos con defectos cerebrales y oculares, y lo compararon con la prevalencia nacional de estos defectos en fetos y bebés para comparar qué tanto aumentó –o no– tanto antes como después del brote. Por primera vez, se informa la cantidad de defectos cerebrales u oculares que podrían haber sido causados por la infección por el virus del Zika y otros resultados adversos del embarazo de acuerdo con el trimestre de inicio de los síntomas entre las mujeres embarazadas con un diagnóstico confirmado de zika.

Según el INS, hubo 18.117 mujeres embarazadas con síntomas clínicos de zika entre el 15 de junio de 2015 hasta el 31 de julio de 2016.13 Sus síntomas incluían fiebre y al menos uno de los siguientes síntomas: conjuntivitis no purulenta, dolor de cabeza , erupción cutánea, prurito o artralgia, sin una causa alternativa conocida. El 24 de diciembre de 2015, se revisaron los criterios de síntomas para incluir fiebre y erupción y al menos uno de los siguientes síntomas: conjuntivitis no purulenta, dolor de cabeza, prurito, artralgia, mialgia o malestar. Los proveedores de atención médica documentaron si los pacientes cumplían con los criterios de síntomas, pero no se capturaron síntomas específicos.

Los fetos de los 5673 embarazos de mujeres con síntomas reportados de zika, 790 (14%) tuvieron al menos un resultado adverso. Se informaron defectos cerebrales u oculares en 93 bebés o fetos (2%), con 75 (81%) entre los nacidos vivos y 18 (19%) entre las pérdidas de embarazos. El porcentaje de defectos cerebrales y oculares fue mayor entre las mujeres con inicio de síntomas durante el primer trimestre que entre aquellas con inicio durante el segundo o tercer trimestre (3% [40 de 1192] versus 1% [53 de 4481]). Entre las pérdidas de embarazos, se observó un porcentaje menor de defectos congénitos entre las mujeres con inicio de síntomas durante el primer trimestre que entre aquellas con inicio durante el segundo o tercer trimestre; sin embargo, la semana gestacional promedio en el momento de la pérdida del embarazo fue de 14 semanas y 27 semanas en los dos subgrupos, respectivamente, lo que puede explicar algunas de las diferencias en la frecuencia de defectos conocidos.

Entre los 5426 nacidos vivos que no tuvieron defectos de nacimiento, el 8% de los bebés nacieron prematuros y el 6% tenía bajo peso al nacer. Las mujeres con un inicio de síntomas de ZVD durante el primer trimestre tenían más probabilidades de tener una pérdida de embarazo o un parto prematuro que aquellas con un inicio de síntomas más tarde en el embarazo (8% frente a 2% para la pérdida del embarazo y 10% frente a 7% para parto prematuro). Se informaron las muertes de 48 lactantes (1%).

Desde septiembre de 2015 hasta abril de 2017, un total de 1451 bebés o fetos con defectos cerebrales o oculares, independientemente del estado de zika de la madre durante el embarazo, para una prevalencia de 13 por cada 10.000 nacidos vivos.

Foto principal: Archivo El Espectador.

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