El único hospital público de todo el departamento fue intervenido, su personal renunció masivamente y Leticia, su capital, es la ciudad de Colombia con más pacientes confirmados de COVID-19 (por cada 100.000 habitantes) y es zona de triple frontera. ¿Qué sigue para Amazonas?

 

El departamento de Amazonas ha estado en el ojo público desde hace dos semanas y no por su exuberancia, como es usual. En tan solo dos semanas, se han confirmado 136 casos confirmados de coronavirus en Leticia, su capital, y siete fallecimientos, convirtiéndose así en el punto de Colombia con mayor cantidad de pacientes confirmados de COVID-19 (por cada 100.000 habitantes).

Con 40% del territorio nacional, una gran dispersión poblacional y la mayor diversidad étnica y cultural, la vulnerabilidad de la región amazónica es muy elevada, los servicios de salud son de difícil acceso, se concentran en las cabeceras municipales y tienen una capacidad muy limitada. La ONG Sinergias, que tiene 10 años de experiencia trabajando en salud pública en Amazonia, hace el siguiente diagnóstico para toda la región amazónica: “cuatro de los seis departamentos de la región carecen de cuidados intensivos y tres de ellos de cuidados intermedios; pero el dato más significativo es que con las camas disponibles en la región se pueden atender 0.8% de los casos graves esperados en el pico de la infección”.

Cuadro realizado por ONG Sinergia

A esto se sume la precaria situación del Hospital San Rafael de Leticia, el único hospital público de Leticia y de todo Amazonas. El 20 de abril, prácticamente la totalidad de su personal médico, de enfermería y administrativo presentó una renuncia masiva por falta de garantías para ejercer su labor, tanto salariales como falta de equipo de protección adecuado para atender pacientes con COVID-19.

El 30 de abril, la Superintendencia de Salud anunció que intervino el Hospital San Rafael de Leticia (Amazonas) por no garantizar la atención a usuarios. Se removió al gerente del hospital y se nombró un Agente Especial Interventor. De acuerdo con la entidad, el déficit presupuestal del Hospital es de 25.91% al cierre de 2019, y las deudas ascienden a 12.380 millones de pesos, y las cuentas por cobrar están en $9.147 millones, lo que deja un déficit de $3.233 millones, es decir que con el recaudo del 100% de sus deudores, el centro asistencial no tendría como cubrir sus pasivos. (Superintendencia de Salud interviene el único hospital público del Amazonas)

En Tabatinga (Brasil), que limita con Leticia, hay 172 casos confirmados y Santa Rosa, una especie de isla sobre el río Amazonas que se ve desde Leticia, y cuya soberanía aún reclaman Colombia y Perú, hay 12 casos confirmados (según el gobierno peruano).

A esto se le suman las dificultades de otros puestos de salud de Amazonas. Desde el puesto de salud de La Chorrera (Amazonas), la médica local Erica Buriticá dijo a través de un video divulgado por la OPIAC que “la población estos pueblos indígenas saben que si no se hace un oportuno acompañamiento por parte del gobierno nacional y los entes públicos pueden llegar a extinguirse ya que son solo 3.400 habitantes. Se exige el apoyo del gobierno nacional, ONGs, comunidad internacional y defensores de derechos humanos para dotación de medicamentos, equipos de protección y otros insumos médicos”. Al centro de salud de La Chorrera llegan pacientes de los pueblos Bora, Uitoto y Okaina, sobre todo provenientes del Resguardo Putumayo.

Buriticá también hizo un recuento de los recursos disponibles para atender pacientes con o sin coronavirus en este puesto de salud, en el corazón de la selva amazónica: “hay una sola habitación, cinco camas de las cuales tres están en un pasillo, y además es deficiente el servicio sanitario y de energía, ya que contamos con solo 3 horas de servicio eléctrico en horario laboral”.

En Putumayo, que es zona de frontera con Perú y Ecuador, ya hay casos confirmados al otro lado de la frontera. En el departamento de Loreto (Perú) hay 1.425 y en Sucumbíos (Ecuador) hay 55.

¿Qué hacer?

Según dijo el viceminsitro de Salud, Alexánder Moscoso, en una sesión virtual de Congreso reseñada por El Tiempo, ningún médico se presentó a la convocatoria para trabajar en Amazonas.

También, la directora del Instituto Nacional de Salud, Martha Ospina, dijo en la alocución presidencial del jueves que el Laboratorio Departamental del Amazonas comenzará a hacer pruebas diagnósticas PCR (la llamada “prueba de oro”) desde allá. Ayer se envió un termociclador y se anunció que dos expertos serán entrenados por el INS para procesar pruebas. También el ministro de Salud, Fernando Ruiz, anunció que llegará el lunes a Leticia para “revisar el plan de acción, el suministro de recursos físicos y humanos, “y pidiendo la colaboración de la ciudadanía y autoridades para contener el brote de covid-19. Un trabajo nacional, departamental y municipal”.

Lo que suceda en Amazonas será un laboratorio para el resto de departamentos amazónicos que tienen un sistema de salud tanto o más débil que el de Amazonas, y que están también en zona de frontera, como Guanía, en donde aún no se confirman casos. La autoridad indígena del corregimiento de La Guadalupe, Felipe Salva Yavinape, escribió desde la frontera con Brasil y Venezuela una carta a Migración Colombia en donde expresa sus temores ante la llegada del coronavirus: “No hay fuerza pública que cuide la soberanía de frontera y personas continúan pasando fronteras de Brasil a Colombia”.

Fuerza pública interviene

Al departamento de Amazonas se le agotan los diagnósticos, y como canta Edson Velandia, “el ‘hubiera’ no existe en Colombia. Habrá que tomar decisiones pronto. Además de las medidas que ya anunció el gobierno nacional, es probable que el lunes o martes se anuncien medidas más agresivas para contener el virus. En un resumen del consejo de seguridad del pasado 26 de abril conocido por El Espectador, este martes llegarían dos pelotones y un escuadrón del Escuadró Móvil Antidisturbios para fortalecer la seguridad en Leticia.

También se contemplan otras medidas: La Armada Nacional está estudiando la posibilidad de enviar su barco-hospital a navegar el río Amazonas; El Ministerio de Salud presentará a la Gobernación un protocolo con medidas excepcionales para superar y controlar la emergencia sanitaria Leticia; se sumarán 15 médicos a la planta médica de Leticia; la Gobernación “revisará” si puede sacar recursos de los excedentes de cuentas maestras para la compra de elementos de bioseguridad, y la Fuerza Aérea continuará transportando vía aérea a personas heridas de gravedad.

La posible militarización de la ciudad de Leticia preocupa a Pablo Martínez, médico de la ONG Sinergias, porque ha sido parte de estrategias de intervención en salud en otras zonas étnicas y de frontera como Chocó o La Guajira: “Mandan a una persona de Bogotá que no conoce el territorio a apoyar las emergencias en salud, en vez de escuchar a los expertos en terreno. En La Guajira, la tragedia alimentaria que causaron dos años de sequía generó cantidad de recursos, sentencias de Cortes, y míralos: bloqueando carreteras para evitar la circulación y aún con hambre. Es un despropósito de los conocimientos locales de técnicos e incluso de las autoridades indígenas”.

Tatiana Andia, investigadora de la Universidad de los Andes y PhD en sociología, explicó en una conversación con El Espectador que “nuestro sistema de salud está montado bajo un supuesto gigante de entre competencia entre aseguradores y prestadores. Eso funciona en lugares muy poblados, donde es interesante competir por los afiliados o los servicios. Pero en zonas dispersas, entre esas Vaupés, Guainía, el Amazonas, no funciona porque la población es poca y está dispersa en un extenso territorio. Para seguradores y prestadores no es interesante a la que además es costoso porque trasladarlos puede costar mucho. Entonces terminan usando a los afiliados de zonas dispersas casi como flujo de caja. Eso se traduce en primas que no requieren ser utilizadas y entre otras, eso hace que no se desarrollen las redes de atención”.

Una de las propuestas que hace la OPIAC para atender la emergencia es el la realización de pruebas rápidas con carácter urgente para el tamizaje en los territorios, en especial en los que tienen carácter fronterizo como Leticia o el corregimiento de Guadalupe, en Guainía.

“Ya que empezó el brote en Leticia, ¿cómo pararlo? Identificación de casos y rastreo de contactos. Tenemos 77 casos (al fecha del 29 de abril) debe haber cientos de contactos, si no miles, y requieren ser notificados y aislados”, explica Andrés Vecino, de la escuela de Salud Pública de la Jhon Hopkins, en la misma conversación con El Espectador. “Argentina piensa abrir ciudades de menos de 50.000 habitantes, pero hacer esto en una ciudad como Leticia, que no está aislada, es imposible. Habrá que buscar apoyo adicional con “rastreadores de contactos”. Es fundamental”. (Puede Ver: Amazonas y Covid-19, ¿qué tan grave es lo que está pasando?)

“En el departamento de Amazonas hay una memoria institucional que aún existe frente a esos rastreadores, que son los promotores de salud, que hacían los registros epidemiológicos. Pero en este momento, los departamentos amazónicos tienen máximo si mucho un referente y un auxiliar para enviar los datos. Dependemos de lo que puedan reportar los puestos de salud botados en distintas zonas”, agrega Martínez. También agrega que en zonas como Tarapacá, La Chorrera (Amazonas) o Taraira (Vaupés) es posible que ya haya llegado el virus, pero como no hay comunicación epidemiológica allá no es posible saber bien.

Juan Carlos Preciado, de la ONG Gaia Amazonas, recuerda que en departamentos como Vaupés ya hay sentencias y antecedentes que invitaban a fortalecer el sistema de salud junto con los indígenas, pero que no se han cumplido: “La sentencia T357 de 2017 exhorta al MinSalud a tramitar proyectos de ley junto con las comunidades. Dice que la salud debe ser sostenible financiera y étnicamente, pero hasta la fecha no ha pasado nada”. Y agrega: “no podemos atender la emergencia como si estuviéramos en Bogotá. Hay un sistema de conocimiento y unas autoridades. La emergencia del coronavirus no está solo en Leticia, pero si no se incluye a los indígenas en las decisiones sobre salud pública en Amazonas o cualquier otro departamento no van a ser legítimas”.

Como autoridades en sus territorios y resguardos, algunos pueblos indígenas ya están cumpliendo los parámetros de salud del Ministerio y echando mano de cientos de años de historia oral y medicina tradicional, además de declararse en aislamiento obligatorio dentro de sus resguardos. En el resguardo Murui Muina del municipio de Puerto Leguízamo (Putumayo), por ejemplo, ya se han reunido los abuelos sabedores y médicos tradicionales, y ya se determinó que se harán brigadas de medicina tradicional para prevenir y mitigar la pandemia, y se construirán jardines botánicos en las comunidades para la medicina propia.

La ONG Sinergias envió un comunicado con propuestas para contener la emergencia en Amazonas entre las que se incluyen: desarrollar estrategias de comunicación con mensajes adecuados en términos de contenido, imagen y lenguas) para explicar cómo se manifiesta el virus, cómo disponer de un cadáver, cómo manejar a los posibles contagios; reforzar la capacidad de vigilancia epidemiológica – o sea, los rastreadores– y la capacidad de diagnóstico en articulación con las Asociaciones  de Autoridades Tradicionales Indígenas (AATIS), definir zonas geográficas críticas que requieren acciones específicas por ser de especial atención y coordinar internacionalmente con Perú, Ecuador, Brasil y Venezuela las respuestas en zonas de frontera, entre otras. “Sin estas acciones no es fácil controlar la epidemia”, concluyen.

Foto: Puesto de salud de Coemaní, en el río Caquetá. Tomado del TW de Pablo Martínez

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