En Colombia, hay un pueblo confirmado y 16 indicios de que podría haber más, todos distribuidos en la Cuenca Amazónica. Un video educativo muestra la urgencia de protegerlos.

 

La presencia de pueblos indígenas en aislamiento voluntario es casi que exclusiva de América Latina, y de la Amazonía. En Brasil hay unos 70 pueblos indígenas sin contactar o que tienen contacto esporádico con otros grupos indígenas (contacto inicial). En Perú, hay 6 pueblos indígenas en aislamiento y 3 en estado de contacto inicial, según el Ministerio de Cultura de ese país.

En Colombia, hay un pueblo confirmado y 16 indicios de que podría haber más, todos distribuidos en la Cuenca Amazónica.

Para  estos  pueblos,  el  contacto  con sociedades  diferentes  a  la  suya  representa  una amenaza  para  su  supervivencia  y  para  la  integridad  de  su  cultura,  pues  son  pueblos, según   la   ONU,   catalogados   como “altamente   vulnerables”,   “en   grave   peligro   de desaparecer”  y  “los  más  vulnerables de  la  tierra”. Relacionarse con  nuestro mundo supone  un  alto  riesgo para  su  salud  por  no  tener  defensas inmunológicas contra enfermedades,  que  conllevarían  a  la pérdida  de las lenguas,  prácticas  y  saberes  que sustentan  el  manejo tradicional del  bosque  húmedo  tropical.

La Amazonía está bajo amenaza (minera, maderera, de colonización), y estos pueblos requieren especial protección. Sin embargo, Colombia  es  el  único  país  de  la  cuenca  amazónica  que  no  cuenta  con  una política pública para la protección de los pueblos indígenas en aislamiento. (Lea también: El buen vecino, una poítica para los pueblos en ailsamiento voluntario)

La alarma por la supervivencia de estos pueblos no es infundada. En 1989, en Colombia, parte del pueblo Nukak (Guaviare) salió a las cabeceras urbanas del municipio de Miraflores ante la amenaza de las minas antipersonales que la guerrilla de las FARC habían plantado alrededor de su territorio, y los bombardeos del Ejército Nacional. En los tres años posteriores a su contacto, la mitad de los Nukak murieron por enfermedades tratables como gripas y brotes de sarampión. Sus organismos no tenían cómo defenderse de esos virus.

“Es triste y doloroso. Nadie quiere ver desaparecer a una familia”, dice Wrrny Gómez, representante de  la Organización de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana. Y agrega: “El contacto inicial suele traer enfermedades porque los hermanos aislados no tienen los mecanismos biológicos para poder enfrentar las enfermedades que traemos”.

Parte de esos protocolos de salud estarán incluidos en la nueva ley de protección de los pueblos indígenas en aislamiento que se viene discutiendo desde hace tres años.

El Ministerio del Interior y las comunidades indígenas vecinas a estos pueblos y otras entidades gubernamentales y de la sociedad civil vienen formulando la primera política pública para la protección de pueblos en aislamiento de Colombia, la primera en el mundo de esta índole que se consulta previamente y que incluye a las comunidades vecinas como actores principales de protección.

Este decreto protegería el derecho de permanecer en estado natural no solo de los pueblos en aislamiento voluntario confirmados (como los Yuri – Passé) sino que se aplicaría a los lugares en donde se cree que hay grupos que, huyendo de la esclavitud, la muerte, la enfermedad y la evangelización, se adentraron en la selva hace ya años, y que van dejando indicios de su existencia. La ley está en estado de protocolización y lo que temen las comunidades y las entidades que han hecho parte del proceso es que el nuevo gobierno. Si esta ley se firma antes de que se acabe el gobierno de Juan Manuel Santos, en agosto, se convertiría en la primera política pública para pueblos aislados que fue consultada y concretada con los pueblos indígenas vecinos.

La estrategia es sencilla: si los vecinos de los aislados están saludables, pueden proteger el territorio intangible en donde se encuentran estos pueblos en aislamiento voluntario que desde hace poco menos de 500 años se retrajeron en las selvas, escapando de los blancos y de las guerras territoriales entre grupos nativos. (Lea también: Un adiós para el explorador de las tribus aisladas en Colombia)

De acuerdo con Diana Castellanos, directora de la Territorial Amazónica de Parques Nacionales, hay evidencia de la presencia de estos pueblos solo en el Parque Puré (Amazonas) pero hay indicios de la presencia de estos pueblos en otros Parques, como en la zona nororiental y occidental de Chiribiquete, que está próximo a ampliarse. (En contexto: El Chibiriquete, en la paz como en la guerra)

“No sabemos qué tan móviles son, entonces por principio de protección decidimos ampliar las áreas protegidas y desde 2013, cerramos el Chibiriquete a cualquier actividad, bien sea turística o científica. El problema es que hay personas, sobre todo extranjeras, que entran sin permiso. Sucedió con unos evangelizadores en 2015 y unos exploradores entre 2013 y 2016. Está muy restringido por el estado de conservación cultural y biológica del parque. Si habrán entrado 5 arqueólogos, es mucho”. (Lea también: Los aislados del Amazonas)

La conclusión es que proteger no es contactar. Al contrario, es reconocer que parte de lo que puede hacer el estado colombiano por estos pueblos es nunca llegar a esos territorios, protegerlo desde afuera.

El video educativo fue realizado por el Ministerio del Interior, Amazon Conservation Team, con el apoyo de Parques Nacionales. La voz la prestó Héctor Buitrago, guitarrista de los Aterciopelados.

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