Después de una compleja visita a Chile, el Papa Francisco llegó a Perú este viernes. Su primera parada fue la Amazonía, a la que le dedicó un discurso sobre protección ambiental y cuidado de las comunidades indígenas. ¿Qué significa la visita del Papa a la selva?

Por Helena Calle ([email protected])

Foto de EFE.

El viernes 20 de enero, poco después de las 10 de la mañana, el Papa Francisco llegó a Puerto Maldonado, un centro poblado a casi 1.000 kilómetros de Leticia, en medio de la selva amazónica.

Una vez llegó al Coliseo Regional, la gente comenzó a irse. Los 38° de temperatura eran insoportables. Aunque se quedaron unas 15.000 personas entre obispos, cardenales, indígenas amazónicos y citadinos, se esperaban 5.000 personas más.

No es casualidad que el Papa Francisco haya elegido aterrizar en Puerto Maldonado para comenzar su gira por Perú. Este centro poblado es la puerta hacia la selva amazónica de Madre de Dios, una de las regiones más biodiversas del mundo, y a la vez, más gravemente amenazadas por la minería ilegal y la deforestación.

“La Amazonia es tierra disputada, por una parte, por el neo extractivismo y la fuerte presión de grandes intereses económicos que apuntan su avidez sobre petróleo, gas, madera e hidrocarburos”.

Como apuntó El País de España, Francisco no evitó los temas agudos que se discuten mientras los bosques de Madre de Dios sucumben ante la deforestación y la minería. Según los cálculos del Proyecto de Monitoreo de los Andes Amazónicos (MAAP), Madre de Dios superó las 20.000 hectáreas de bosque deforestadas por el avance de la minería aurífera, la agricultura a pequeña escala y la construcción de carreteras.

De acuerdo con un documento conocido por el diario El Comercio de Perú, solo este año, el bosque de Madre de Dios perdió 6.000 hectáreas. “Este mundo se empeña en destruir la casa que nos sostiene”, dijo el Papa en su discurso, pronunciado frente a las comunidades indígenas amazónicas. Se calcula la existencia de más de 60 mil mineros informales hasta julio de 2016, de acuerdo con un análisis de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA).

Uno de los proyectos más polémicos en la amazonía peruana es la carretera Purús-Tahuamanu, una vía que conectaría la selva amazónica con las provincias andinas de Perú, pero para eso, deberá pasar por las reservas territoriales de los Mashco piro, el pueblo en aislamiento voluntario más numeroso del mundo. “Los más vulnerables entre los vulnerables”, dijo Francisco en rechazo al mega proyecto.

La voz propia

En la ceremonia –que no fue misa, sino discurso– hubo una serie de requerimientos y pedidos de las 350 comunidades nativas de los 51 pueblos que habitan la selva amazónica del Perú. El principal, sin duda, fue la exigencia para recuperar su voz propia.

De acuerdo con Julio Cusurichi, indígena shipibo, presidente de la Federación Nativa de Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD) y Premio Medioambiental Goldman 2007, el Papa debería hacer más visible la agenda indígena. Según le dijo al portal peruano Actualidad Ambiental, si el papa no le daba la palabra durante su presencia en Puerto Maldonado, “[los indígenas seguiremos] marginados a nivel nacional y ahora internacional”.

Francisco no le dio la palabra a Cusurichi, que después le entregó una carta a nombre de todos los amazónicos. Sí a otros representantes de las comunidades indígenas, cuyo principal mensaje tenía que ver con el cuidado del medio ambiente y la preservación de sus costumbres, sus lenguas. Mencionaron, por ejemplo, que quieren ser apoyados en educación, pero no que la educación les quite su cultura, como sucedía en los internados de hace dos siglos en donde se prohibía hablar las lenguas nativas.

Aunque en noviembre de 2017 se firmó el Pacto de Madre de Dios por la Justicia Ambiental, el Poder Judicial, la Fiscalía peruana y los ministerios del Ambiente, Energía y Minas y Agricultura esperan cambiar el panorama en esta región en casos de delitos ambientales y trata de personas, según El Comercio.

“Paralelamente existe otra devastación a la vida, propiciada por la minería ilegal. Me refiero a la trata de personas, la mano de obra esclava y el abuso sexual. La violencia contra las adolescentes y contra las mujeres es un clamor que llega al cielo”, pronunció el Papa.

Sus palabras coincidieron con las de las comunidades, que le pidieron a Francisco que les defendiera de la minería, de la deforestación y de la trata de blancas, consecuencia de las migraciones masivas hacia los pueblos que se forman alrededor de las minas de Madre de Dios. Solo en La Pampa, uno de los centros mineros más grandes de la región, el 36% de las mujeres fueran sometidas a un aborto, según un informe de Promsex citado por el portal Convoca.

Francisco aprovechó para recordar las esterilizaciones forzadas a las que 30.000 mujeres peruanas, rurales y mayoritariamente pobres, fueron sometidas en Perú durante el gobierno de Alberto Fujimori (1999-2000), quien cumplía una condena de 25 años por crímenes de lesa humanidad, y que fue indultado por el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, en diciembre de 2017.

Un discurso es solo un discurso

Las palabras sobre el cuidado de la Casa Común y la defensa de la Amazonía han calado hondo. Esta semana los ojos del mundo estuvieron sobre Madre de Dios gracias a su visita. El octubre de 2019, esta atención seguirá vigente gracias al Sínodo sobre la Amazonía que Francisco convocó el año pasado.

Desde 1985, cuando el Papa Juan Pablo II llegó a la Amazonía por primera vez, no se vivía un ambiente tan entusiasta con el catolicismo como el de esta semana en Perú. En esa ocasión, el entonces Papa dedicó su visita a los misioneros, y a la Virgen María. En este caso, Francisco se concentró en la defensa del medio ambiente y las comunidades indígenas amazónicas.

Sin embargo, una fracción de la población desconfía del discurso que, según Maria Paz López, una periodista religiosa que fue corresponsal en el Vaticano por años, podría ser solo eso: palabras. “Este Papa es de símbolos” dice el teólogo peruano Martin Scheuch en la DW. «Lo que muchos católicos echan de menos es que no se haga efectivo lo que ellos declaran de palabra», dice. En el caso de la violencia sexual –“el clamor que llega al cielo”–, el Papa ha tenido gestos simbólicos, de buena voluntad, contra los escándalos de la pederastia que lo persiguieron sobre todo, en su visita a Chile. Sin embargo, ofició el sepelio del cardenal Law, uno de los encubridores más famosos de casos de pederastia de Boston, Massachussetts, una decisión que aún le reprochan.

Si la colaboración de la iglesia católica y las comunidades indígenas amazónicas en defensa de este territorio es una cuestión de símbolos, el Papa Francisco dice sobre la Amazonía: “Quítate las sandalias porque el suelo que estás pisando es tierra santa”. Por otro lado, el periodista peruano del New York Times, Marcelo Rochabrún, lo resume bien: “El Papa visitó Puerto Maldonado hoy, donde los representantes de la iglesia se sentaron en sillas mientras que los representantes de los pueblos indígenas se sentaron en el piso”.

 

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La visita duró poco, unas cinco horas. Tuvo un encuentro con decenas de niños del hogar El Principito, donde les pidió que sean “estrellitas” que brillen en el mundo. Hacia la hora del almuerzo, visitó el centro pastoral Apaktone, en donde se reunió con los pueblos amazónicos en privado. Hacia las tres de la tarde, volvió a la modesta pista de Puerto Maldonado, y tomó un avión de Latam con rumbo a Lima. Cuando lo despedían, los niños se oían gritar por la televisión: ¡El papa ya es amazónico!

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