Por Agencia Anadolou

El proyecto de reforestación más grande de la historia se realizará en Brasil. Conservation International (CI), una ONG estadounidense, y la empresa SC Johnson se unieron para mitigar la destrucción del ecosistema más rico del mundo.

Hasta el año 2023, buscan plantar 73 millones de árboles en 70 mil hectáreas de la Amazonía brasileña, un territorio equivalente a 30 mil estadios de fútbol.

Los nuevos árboles brotarán en la región conocida como el “arco de la deforestación”, en los estados brasileños del Amazonas, Acre, Pará y Rondônia, y a lo largo de la cuenca del río Xingú.

Aunque la Amazonía es el hogar de la mitad de las especies terrestres del planeta, cerca del 20% del ecosistema amazónico ha sido talado o destruido en los últimos 40 años, según cifras de CI, y la proyección es que se pierda otro 20% de la selva en las próximas dos décadas.

En sus 6,9 millones de kilómetros cuadrados, que comprenden el territorio de nueve países sudamericanos (Brasil, Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela, Guyana, Surinam y Guyana Francesa), la Amazonía tiene aproximadamente 40 mil especies de plantas y más de 400 de mamíferos. Los pájaros suman casi 1.300, y los insectos llegan a millones.

Un informe reciente de World Wildlife Fund (WWF, por sus siglas en inglés) señaló que alrededor de 400 nuevas especies fueron descubiertas en la región tan solo entre 2014 y 2015. Pero esas especies ya están amenazadas.

Muttulingam Sanjayan, presidente de CI, dijo a la Agencia Anadolu que el proyecto de reforestación es una estrategia clave para salvar la biodiversidad, frenar el cambio climático y cumplir el objetivo de mantener el aumento de la temperatura media mundial entre 1.2°C o 2°C, de acuerdo con el Acuerdo de París.

“Debemos centrar nuestros esfuerzos en los bosques tropicales si realmente queremos eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera”, sostuvo Sanjayan.

Un estudio de Rights and Resources Initiative, una red mundial para la política de tierras y bosques, indica que ese planteamiento es correcto: acabar con la deforestación permitiría que los bosques existentes absorbieran hasta el 37% de las emisiones de carbono anuales, por lo que reponer las áreas degradadas podría hacer mucho más por el planeta.

Para lograr su objetivo, la coalición organizadora del proyecto invertirá en una técnica diferente de la tradicional plantación de brotes o esquejes, que exige más mano de obra y recursos, y que, dependiendo de la especie seleccionada, podría no ser la más adecuada para el territorio.

La alternativa es una técnica desarrollada en Brasil en 2012 llamada muvuca¸ una palabra en portugués que significa una “aglomeración de personas en un espacio muy pequeño”. Ese método consiste en distribuir las semillas de más de 200 especies de árboles nativos en cada metro cuadrado de tierra quemada o mal gestionada de la Amazonía.

La estrategia muvuca se vale de la magia de la selección natural: incluso en los suelos más ricos en nitrógeno y fósforo solo algunas semillas germinarán, competirán por los nutrientes y las que por fin sobrevivan originarán grandes bosques.

Más del 90% de las especies de árboles nativos plantados con esa estrategia germinan y son especialmente resistentes, capaces de sobrevivir a las condiciones de sequía hasta durante seis meses sin riego, según un estudio realizado por la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO, por sus siglas en inglés).

«Las técnicas de reforestación por brotes tienen una densidad de alrededor de 160 plantas por hectárea. Con muvuca, el resultado inicial es de 2.500 especies por hectárea. Después de 10 años, se pueden alcanzar los 5.000 árboles por hectárea. Es mucho más diverso, mucho más denso y menos costoso que las técnicas tradicionales”, explica a la Agencia Anadolu Rodrigo Medeiros, vicepresidente de CI en Brasil y el principal responsable del proyecto en el campo.

Participación indígena

A principios de 2017, a través de una campaña de la película de realidad virtual en 360 grados Amazonia Adentro, realizada por CI, SC Johnson convocó al público para proteger 10.000 hectáreas del bosque a cambio de doblar el valor de cada donación.

La iniciativa, que recaudó fondos en Estados Unidos y otros 31 países, fue el primer paso para poner en marcha el mayor plan de reforestación global, que también cuenta con el apoyo del Ministerio de Medio Ambiente de Brasil, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM),el Banco Mundial, el Fondo Brasileño de Biodiversidad y el proyecto ambiental Amazonia Live, de Rock in Rio.

Sin embargo, son las comunidades indígenas y los pequeños agricultores familiares quienes realmente están en el frente de salvación del bosque. Las semillas que restaurarán la vida provienen de la Red de Semillas de Xingú, que cuenta con 400 colectores de semillas —en su mayoría mujeres y jóvenes indígenas— y que desde el 2007 ofrece suministro de especies nativas para 30 organizaciones.

Alrededor de 2.000 lugareños trabajarán en cada hectárea para reforestar la selva, y cada participante recibirá un pago equitativo por su trabajo.

Algunas ONG locales, con el apoyo de los patrocinadores, administrarán las finanzas y las familias podrán ganar hasta 700 dólares por cada hectárea reforestada. CI ya ha utilizado ese modelo de colaboración con la comunidad indígena para plantar cerca de dos millones de árboles.

“Es un sistema en que todos ganamos. Proteger la Amazonía no es una prioridad para el futuro. Tenemos que hacerlo ahora, todos juntos”, afirma Medeiros.

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