La demanda por productos forestales recolectados de manera sostenible crece aceleradamente.

Por La Razón (Edición Impresa) / Karina Sauma

Una tendencia global es llevar adelante iniciativas de “mercados verdes”, espacios donde se exponen productos forestales libres de químicos, elaborados de manera sostenible, respetando la conservación del bosque, que van directo al comprador, en términos comerciales justos para los actores involucrados.

En Bolivia también se impulsan iniciativas sostenibles que provienen del bosque, y poco a poco va creciendo una demanda significativa interesada en consumir productos forestales. Según el Reporte de percepción del consumidor sobre los productos con ingredientes del bosque en Santa Cruz de la Sierra (2014), elaborado por la Fundación Trabajo Empresa y Be Green Trade, los cruceños, cuando deciden una compra, priorizan calidad (89%), origen o procedencia (80%) y el precio del producto (75%), prevaleciendo el consumo responsable con el medioambiente y la sociedad. Entre los ingredientes del bosque más conocidos está el cusi (74%), la castaña (64%), el cacao silvestre (53%), el cupuazú (38%) y el asaí (25%).

Este último producto, una especie nativa de Bolivia cuyo nombre científico es euterpe precatoria, está catalogado entre los “diez súper alimentos del planeta”. Tiene valores nutricionales y contenido de compuestos antioxidantes y antiinflamatorios, vitaminas de complejo B, Omega 6 y 9 y contiene un alto nivel de fibra.

La decisión para apoyar su desarrollo se fundamentó en su elevado potencial de mercado, abundancia y amplia distribución de la palmera en los bosques amazónicos; junto con condiciones favorables para el acceso colectivo y el fortalecimiento de la asociatividad de los actores locales.

Hoy se promueven prácticas de recolección sostenible de este fruto en el país considerando el mantenimiento de la población y su capacidad de regeneración natural. Las iniciativas incluyen un proceso de transformación de los frutos en pulpa, cumpliendo con las normas que exige el Estado. Tal es el caso de proyectos como Pulpas Abuná, Acopulpa y Evida, que se encuentran en el norte amazónico y están desarrollando la cadena del asaí.

Y como la moda hoy se viste de verde, la demanda por estos productos crece de manera acelerada y los productores se adecuan a las exigencias del mercado, garantizando buena calidad de producción desde la práctica de recolección hasta la entrega, generando ingresos de calidad para los recolectores y a la vez desincentivando la extracción del palmito (tala indiscriminada), actividad que ha eliminado a cientos de palmeras en épocas pasadas.

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