Jóvenes captadas bajo la modalidad del ‘enganche’ son obligadas a servir sexualmente a los mineros de ‘La Pampa’, en Madre Dios.

«Teníamos solo media hora para comer. Veinte minutos al día para salir a caminar o a comprar algo. Si demorábamos  más, debíamos pagar una multa. Incluso si nos atrevíamos a salir sin permiso nos cobraban entre 200 y 500 soles. Vivíamos atrapadas en medio de la selva», cuenta Gabriela, una de las 103 mujeres rescatadas en un reciente operativo contra la trata de personas en la zona minera de ‘La Pampa’, en Madre de Dios.

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El pasado mes de diciembre Gabriela cumplió 19 años. Solo unos días después, una agencia de empleos en su natal Huánuco le ofreció un puesto como mesera en un local de ‘La Pampa’. Le pagarían 1.500 soles mensuales, además de propinas. No debía preocuparse por nada, el contrato incluía pasajes y alojamiento. Era la oportunidad que había estado esperando, al fin podría ahorrar para pagar sus estudios y enviarle dinero a su familia.

Sin pensarlo dos veces, la joven dejó su tierra el 17 de diciembre, acompañada de su amiga Melisa, también contactada por la agencia. Ambas abordaron un bus interprovincial con destino a Arequipa, pero se separaron en el camino.

A Melisa la esperaban en el distrito de Chala, a Gabriela en la misma Arequipa, donde pasaría una semana trabajando en una discoteca. Era solo el preámbulo de lo que vendría.

«Luego de esa semana me enviaron mi pasaje para Puerto Maldonado, donde me recogió un chico llamado David. Él me llevó a ‘La Pampa’ y me presentó al administrador del local, que no era un restaurante, sino un bar donde debía acompañar a los clientes y dejarme tocar por ellos para que consuman cerveza», cuenta avergonzada.

Esclavas de la minería

En ‘La Pampa’ el oro lo compra todo, incluso la libertad de las personas. Son los mineros ilegales de esta zona los que acuden a los bares intervenidos por la Dirección de Investigación de Trata de Personas (Dirintrap) el pasado 15 de abril. La actividad extractiva que ha causado serios daños ambientales, también promueve actividades ilícitas.

De los 15 establecimientos allanados durante el operativo policial, todos presentaban las mismas condiciones de explotación: mujeres captadas con engaños en el interior del país, obligadas a trabajar más de 12 horas, condicionadas por un sistema de deudas y multas del que solo podían librarse haciendo el dinero suficiente para comprar su libertad.

«Detrás de la trata se encuentran los mismos mineros. La minería ilegal genera un mercado, un nicho de explotación laboral y sexual, además de otras actividades de consumo. Lamentablemente, las cabezas de estas mafias siempre están ausentes y delegan todo a otras personas», señala el general Óscar Gonzales Rabanal, jefe de la Dirintrap.

En efecto, la intervención realizada a los locales ubicados a la altura del kilómetro 108 de la Carretera Interocéanica, permitió la detención de  28 personas. La mayoría de ellas encargados de los locales, vigilantes y también guardianes de los refugios donde permanecían encerradas las mujeres rescatadas.

Sus cabecillas, sin embargo, continúan libres.

El ‘enganche’

El trabajo realizado por la Dirintrap puso al descubierto una nueva modalidad usada por los tratantes. El ‘enganche’ o endeudamiento, consiste en mantener a la víctima atrapada, subyugada por la máxima de “si te quieres ir, devuélvenos el dinero que invertimos en traerte”.  «En la mayoría de casos no logran juntar el dinero suficiente, porque han tenido que pagar las multas que les imponen por tardanzas, por intentar huir, por enfermarse, etc. En vez de ganar dinero,  terminan endeudadas. Pese a esto, muchas de las víctimas prefirieron quedarse en la zona antes que ser llevadas a sus lugares de origen», comenta el general Gonzales.

La razón por la que estas personas prefieren continuar en ‘La Pampa’, casi siempre es la misma: la necesidad. No es casualidad que las víctimas provengan de lugares del interior del país, donde las oportunidades de progresar, educarse y  salir de la pobreza son casi nulas.

Rutas de la trata

En el Perú existen incontables rutas usadas por las mafias de trata de personas, tanto interna como externa (de un país a otro). La PNP, el Ministerio Público y otras organizaciones dedicadas a investigar este delito, usan como referencia los lugares de origen, tránsito y destino de las víctimas.

Según estadísticas de la Dirintrap, las principales provincias de origen son Loreto, Amazonas, Huánuco, Piura, San Martín. Como lugares de tránsito figuran Lima, Arequipa y Ucayali. En cuanto a los principales destinos, estos son Cusco, Puno, Tacna, San Martín, Madre de Dios.

Siendo que el mayor número de víctimas proviene de la Amazonía, la ONG Capital Humano y Social Alternativo (CHS Alternativo) publicó este año un estudio sobre las tres principales rutas usadas por los tratantes en esta región.

La primera empieza en la triple frontera, Perú-Brasil-Colombia. Desde Santa Rosa (Leticia) sigue por Iquitos, Nauta, Yurimaguas, Tarapoto, Moyobamba hasta llegar a Nueva Cajamarca, en San Martín. Las víctimas son llevadas principalmente en avionetas y embarcaciones fluviales. Es usada para llevar peones para las plantaciones de coca.

La segunda ruta comienza en Huánuco, sigue por Tingo María, Pucallpa, Requena, Contamana y Nauta hasta llegar a Iquitos. La usan con fines de explotación sexual y las víctimas son transportadas por río y también vía terrestre. La tercera comprende Cusco, Urcos, Ocongate, Quincemil, Mazuco, Huepetehue, La Pampa y Puerto Maldonado.

El último operativo realizado en Madre de Dios permitió descubrir un nuevo lugar de destino, al que son llevadas menores de edad con fines de explotación sexual. Se trata de los campamentos de minería ilegal cercanos al río Malinowski, a una hora y media de ‘La Pampa’.

«Para llegar a esa zona solo es posible hacerlo en moto. El problema está en que existen tranqueras, donde los mineros ilegales, al detectar la presencia policial o de forasteros, inmediatamente alertan a sus cómplices. Llegar en helicóptero a ese lugar tampoco es viable. Existen más de 80 bares en esta zona», alerta un agente de la Dirintrap. Así abusan escondidos.

“En el Perú no existe un solo condenado por trata de personas”

A pesar del alarmante número de casos de trata de personas en nuestro país, y los operativos que realiza la policía continuamente, no existe en las cárceles un solo condenado por este delito.

“La trata como delito aparece en el Código Penal en 1991 y en todo este tiempo, que yo tenga conocimiento, no existe un solo sentenciado. La mayoría de veces, son absueltos a nivel judicial porque las víctimas no los denuncian”, explica el penalista Mario Amoretti.

Sobre los detenidos en el reciente operativo en La Pampa, Amoretti señala que les correspondería una pena de 10 a 12 años de cárcel. Sin embargo, duda que vayan a recibir tal sanción. “La justicia en nuestro país es muy endeble, tendríamos que ser más severos”, comenta.

El caso más emblemático de los últimos tiempos en el Perú, fue el del empresario estadounidense Joshua David Brown, acusado de dirigir una red de turismo sexual con adolescentes y niñas. Él se encuentra en prisión esperando su sentencia.

Claves

Según las leyes peruanas, existen cinco tipos de trata de personas: la explotación sexual, explotación laboral, mendicidad, tráfico de niños y tráfico de órganos.

Según información de la Dirintrap PNP, en los operativos realizados este año fueron rescatadas 270 víctimas, 256 de ellas mujeres mayores de edad captadas con fines de explotación sexual.

Se detuvo además a 70 personas, 56 varones y 14 mujeres, todos peruanos. Muchas de las detenidas, en su momento fueron víctimas.

– Esta nota fue originalmente publicada en La República y es republicada a través de un acuerdo para compartir contenido.

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