El Batallón José Joaquín París reportó la muerte de dos soldados y la desaparición de otro más en un accidente. Declaraciones de soldados contradicen esa versión. Hoy no se conoce el paradero del teniente al mando de esa operación.

Por Sebastián Forero Rueda/Colombia 2020

En el Batallón de Infantería de Selva No. 19 general José Joaquín París, de San José del Guaviare, hay un hecho sin esclarecer. Aunque en la madrugada del 17 de septiembre de 2019 a las familias de los soldados Ismael Tordecilla, Heiner David Hernández y Luis Carlos Ibarra las llamaron de ese batallón para notificarles que los tres uniformados habían sufrido un accidente en las aguas del río Guaviare producto de un deslizamiento por un barranco, con el transcurso de los meses se ha ido abriendo paso la idea de que con los jóvenes soldados habría pasado algo más que un accidente.

La versión oficial que el comandante del batallón, coronel Carlos Alberto Cuéllar, entregó desde el principio, y que sigue sosteniendo hasta hoy según las respuestas que le remitió a este diario, es que el 16 de septiembre hombres de esa unidad militar se encontraban en una operación de control territorial en la zona rural de San José del Guaviare y producto del deslizamiento de tierra cayeron al río, además de esos tres soldados, el soldado Santiago Zapata y el teniente Yesid Berbesi, quien estaba al mando de la operación en terreno. Estos dos últimos habrían logrado salir con vida del río, mientras que el cuerpo del soldado Hernández fue encontrado al día siguiente enredado en unas ramas y el del soldado Ibarra fue hallado ocho días después también en el río. El cuerpo del soldado Tordecilla, hasta hoy, sigue desaparecido.

Sin embargo, una serie de irregularidades conocidas en esos días por los familiares los llevaron hasta San José del Guaviare para conocer de primera mano lo sucedido. Por ejemplo, Juan Carlos Hernández, hermano del soldado Hernández, cuyo cuerpo fue trasladado a Arauquita (Arauca), de donde es oriunda su familia, denuncia que desde el momento en que el cuerpo llegó a ese municipio estuvo custodiado por miembros del Ejército, que no les permitieron a sus familiares verlo. “Ellos no dejaron ver el cuerpo, siempre estuvieron ahí encima con el afán de enterrarlo. Hasta que mi hermano no se metió al hueco y se tapó no dejaron de prestarle guardia al cuerpo”, dice.

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Al no tener información detallada sobre lo que había pasado con su hermano, Hernández viajó a San José del Guaviare a buscar respuestas por su cuenta. Cuando tuvo acceso a la necropsia practicada sobre el cuerpo de su hermano halló algo que hasta hoy sigue sin explicación. El cuerpo fue encontrado vestido con una sudadera y camiseta negra, y según se lee en ese reporte: “No se observan logotipos alusivos al Ejército Nacional ni ninguna clase de parches o insignias que lo identifiquen”. El cuerpo del soldado Ibarra también vestía de civil cuando fue encontrado sin vida.

Pero mientras las familias indagaban en esos hechos, el teniente Berbesi, quien estuvo al mando de la supuesta operación en terreno, empezó a comunicarse con los familiares de los tres soldados, a través de llamadas y de mensajes por Whatsapp, y aseguró que la versión que les había entregado oficialmente el batallón no era cierta. Que él sabía qué había pasado y que todo ocurrió por órdenes del comandante del batallón, el coronel Cuellar. Sin embargo, tampoco explicó más su versión.

Cuando los familiares y sus apoderados llegaron a San José del Guaviare, el coronel les aseguró que el teniente Berbesi estaba “evadido”. Según dice el coronel, para diciembre de 2019 dicho teniente estaba dentro del plan de traslados del comando del Ejército por cumplimiento de tiempo en esa unidad y había sido asignado al Batallón Córdoba, en Santa Marta. Pero allí nunca se presentó. Hoy se desconoce su paradero.

Existe otra versión de lo que habría ocurrido ese día en el río Guaviare. Este diario conoció las declaraciones que dos soldados, quienes estuvieron esa noche en la supuesta operación, rindieron ante el juez 60 de instrucción penal militar, que investiga los hechos. Según esa versión, el operativo se organizó para ir tras “un cabecilla alias Ronal”, y como guía de este iba una persona de civil “desmovilizada de las Farc”. Además, los soldados dijeron que ellos también iban de civil porque “según dijo mi teniente Berbesi, era por orden de mi coronel Cuéllar para que no fueran detectados porque tenían información que alias Ronal estaba cerca”.

Según el relato, los dos soldados muertos y el soldado desaparecido iban junto a otros dos soldados en un bote por el río Guaviare cuando se estrellaron contra un tronco que sobresalía de la superficie del agua. Los cinco habrían caído al río, pero dos de ellos lograron salir. De acuerdo con esta versión, el teniente Berbesi no estaba allí y nunca cayó al río. En cambio, cuando los soldados sobrevivientes le notificaron al teniente lo que había sucedido, este habría dicho que después aparecerían y no ordenó su búsqueda inmediata. Además, otro de los soldados, por orden del teniente, se comunicó con el coronel Cuéllar –comandante del batallón– y le entregó la versión del barranco en la que supuestamente también habría caído el teniente, quien después sería encontrado por el guía a un costado del río.

En esas declaraciones, uno de los soldados asegura que en principio entregó la otra versión porque “mi teniente Berbesi nos reunió y nos amenazó que si decíamos la verdad él les hacía algo a nuestras familias y por eso a mí me dio miedo decir la verdad”. Sin embargo, esas declaraciones, en las que el principal responsable es el teniente, hoy desaparecido, tampoco resultan confiables para los familiares y su defensa, porque fueron rendidas en febrero de este año, justo cuando ellos viajaron con sus abogados al Guaviare y se reunieron con el comandante del batallón, quien les entregó la versión del deslizamiento. Es decir, solo se conoció cinco meses después del hecho, cuando las familias fueron a la zona.

El comandante del batallón, consultado por esta nueva versión, sostuvo que como los hechos están en investigación penal, disciplinaria y penal militar, se han recibido diferentes pruebas entre ellas estos testimonios, pero no se refirió a las declaraciones de los soldados. Igualmente, al ser preguntado por la vestimenta civil con la que fueron hallados los dos cuerpos, respondió que “dicha información es parte de las respectivas investigaciones que se están adelantando con ocasión a estos hechos”.

Sobre la supuesta participación de un desmovilizado de las Farc en la operación, referida en las declaraciones que los soldados entregaron al juzgado penal militar, el coronel respondió que “dentro de las operaciones militares realizadas se cuenta con la participación del orientador en el terreno; personal que conoce el área donde se realiza la operación, con el fin de facilitar los movimientos de la tropa. En lo que respecta a la identificación e información de estos orientadores, es preciso aclarar que son parte de la Ley de Inteligencia 1621 de 2013, para salvaguardar la seguridad, integridad física y privacidad de este personal”.

“Existen dos versiones distintas por parte del Ejército, dos soldados muertos y uno desaparecido, quien comandó la operación militar estaría evadido y hay cero acciones judiciales tendientes a esclarecer estos hechos. La Fiscalía General de la Nación, a pesar de que el caso fue notificado al despacho del fiscal y de la vicefiscal, ha hecho caso omiso al llamado de las víctimas”, dice el abogado Diego Martínez, representante de las familias, quien agregó: “Hoy podemos decir que ni los mismos integrantes del Ejército están seguros dentro de esa institución porque al interior del Ejército, respecto a graves violaciones que se comete contra sus integrantes, nadie los investiga”.

Juan Carlos Hernández, hermano del soldado Heiner David, renunció al empleo que tenía como entrenador de personal en una cadena de restaurantes, en Bogotá, para entregarse de lleno a averiguar cómo murió su hermano. Ha viajado como ha podido cinco veces a San José el Guaviare. Denuncia que su mamá quedó muy afectada por lo sucedido y que no han recibido atención psicológica del Ejército. Adicionalmente, entre su hermano y él eran los encargados de asegurar el tratamiento médico de su hermana que tiene parálisis cerebral.

“Nuestras más sentidas condolencias a los familiares del soldado profesional Heiner Hernández Díaz, orgánico de la Brigada 22 en Guaviare. #HéroePorSiempre que entregó su vida en cumplimiento del deber. Que el Dios de los Ejércitos lo bendiga y tenga en su santa gloria”, dijo el Ejército en un comunicado cuando encontraron su cuerpo. La familia espera que ese mismo Ejército que lamentó su muerte contribuya en el esclarecimiento de esos hechos, que hoy siguen en la sombra.

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