Tres integrantes del cartel brasileño Familia Do Norte estuvieron en el suroccidente colombiano entre diciembre y enero pasado, estableciendo contactos para abrir una ruta de narcotráfico que iría desde el Vichada hasta la Amazonía brasileña, pasando por Venezuela.

 

Por Redacción Judicial de El Espectador

Tres integrantes de una de las pesadillas que afronta Brasil en materia de orden público y narcotráfico, el cartel Familia Do Norte, estuvieron en la última Feria de Cali. Con agentes encubiertos y una investigación que arrancó el 30 de diciembre pasado, la Policía antinarcóticos descubrió que los miembros de esa organización criminal viajaron a la capital del Valle para hacerse pasar por turistas para, con esa fachada, llegar hasta el Cauca y hacer contactos para comercializar marihuana. La Policía decomisó una tonelada de ese estupefaciente, pero los hallazgos de los investigadores dejaron ver que el problema va mucho más allá.

A Brasil, en este momento, tres carteles lo desangran en su guerra por el poder de las rutas de narcotráfico: el Primer Comando de la Capital (PCC), el Comando Vermelho (CV) y la Familia Do Norte que, se supone, es aliado del CV. Su disputa es principalmente por el control del tráfico de drogas a través de los ríos de la Amazonía. El enclave de la Familia Do Norte es Manaos, ciudad ubicada en pleno corazón de la selva amazónica brasilera, y por defender su poder en esa región se hizo conocida públicamente en enero de 2017, cuando se enfrentó al PCC en la cárcel de Manaos, lo que terminó en una masacre de 60 presos dentro del centro penitenciario.

(Lea aquí: Guerra entre presos deja 60 muertos en Brasil).

Según las indagaciones de las autoridades brasileras, la Familia Do Norte fue la que motivó el asesinato colectivo en el penal, que incluyó múltiples decapitaciones y descuartizamientos. Por eso, la presencia de algunos de sus miembros en el suroccidente colombiano encendió las alarmas de la Policía colombiana. Llegaron posando como turistas, por lo que, al principio, parecían solo un grupo de brasileños deseosos de disfrutar de la Feria.

Dos se quedaron en un hotel lujoso de la ciudad y otro, en uno distinto pero igual de exclusivo. Los tres contrataron prostitutas durante su estadía en Cali. Hasta que alguien notó su presencia, su aspecto “pandillero”, y dio aviso a las autoridades.

Un investigador de la Policía Antinarcóticos le contó a este diario: “El inicio de la historia es una denuncia que llega a la línea 167 de una persona que tiene contacto indirecto con ellos. A la persona le generan dudas que son personas que parecen de pandilla, como al estilo maras, pero que se quedan en hoteles lujosos, exclusivos.

Con los registros migratorios se mira el ingreso: entraron por el aeropuerto de Bogotá, con conexión a Cali. El vuelo era desde Sao Paulo. No se sabe si venían de Manaos, pues el registro migratorio es de Sao Paulo. El registro migratorio nos permitió identificarlos plenamente, y esa información ya se la pasamos a la Policía Federal de Brasil”.

Días después, los brasileños llegaron a Corinto (Cauca). Los miembros de inteligencia de la Policía Antinarcóticos empezaron a sondear en la zona y a buscar información, para descubrir que los brasileros conocieron a través del Grada, un desmovilizado de las Farc, a Orejas, un jefe de Los Pelusos que opera en Corinto. “En estos momentos, en el nororiente del cauca, con el conflicto entre Pelusos y residuales de las Farc por el narcotráfico, no cualquier persona puede entrar. Tiene que ir apadrinado –dice el investigador–. Todavía no tenemos claro cómo conocieron los brasileños al Grada, pero sí tenemos claro que fue él quien los llevó a Orejas”.

(En contexto: Seis preguntas para entender las dos masacres consecutivas en cárceles de Brasil).

Antinarcóticos sostiene que los integrantes de este cartel brasileño estaban en Colombia con la instrucción de alias Mano G, Gelson Carnaúba, de trasladarse hasta el norte del Cauca para contactar a el Grada, un desmovilizado de las Farc e intermediario de Orejas, jefe de Los Pelusos en la zona. Aunque la investigación en este aspecto podría estar cruda: según el portal especializado InSight CrimeMano G “traicionó a su expandilla al cambiar de bando y unirse al Comando Rojo”. De ser así, los brasileños detectados en Colombia no venían bajo el mando de Mano G, recluido hoy en la cárcel de máxima seguridad de Catanduvas.

Fuentes de la zona les contaron a los investigadores antinarcóticos que, para mostrar su poderío, Orejas ordenó el asesinato de un joven y abusó de varias jóvenes mientras los brasileños estaban en la regiónOrejas, cuentan en la Policía Antinarcóticos, es un narco “invisible”: ni siquiera se conoce su nombre. “Lo que sabemos es que es un narco financiero: no se mete con la producción sino que controla el precio y tiene los contactos para comprar la marihuana. Maneja un monopolio. Un kilo (de marihuana) puede alcanzar a costar en Brasil US$2.500 dólares. La idea es poder capturarlo, porque definitivamente se vienen más negocios entre los brasileños y él”.

Según la Policía Antinarcóticos, los hombres de Familia Do Norte pactaron con Orejas la entrega de una tonelada de marihuana en el Vichada. A partir de ahí, los brasileños sacarían la droga hacia la Amazonía por el río Orinoco, pasando por Venezuela. Ante los controles frecuentes que se hacen en la vía Panamericana, la gente de Orejascamufló el estupefaciente dentro de una planta eléctrica. El lío para estos narcos fue que la marihuana nunca llegó a su destino. “Hicieron un muy buen trabajo”, cuenta el investigador. “Tan bueno que, cuando encontramos la planta, pensamos que solo había 300 kilos. Qué sorpresa nos llevamos al ver toda la cantidad que habían metido ahí”.

(También: La guerra entre carteles que desangra a Brasil).

La incautación fue en un parqueadero en el sur de Bogotá. La planta llegó a la ciudad en un remolque y en el Vichada, se suponía, podría pasar desapercibida porque se trata de una región sin energía eléctrica permanente. Dejaron la planta en un parqueadero cerca de la vía hacia Villavicencio, esperando camuflarse entre el flujo de automóviles del fin de semana, y tomando quizá como ventaja que los controles en carreteras no se hacen con perros detectores. “La idea era llegar hasta Puerto Gaitán y allí llevarla por el río Meta hasta Puerto Carreño”. Pero el sábado pasado, a las 7 p.m., la droga fue descubierta y el plan se vino a pique.

Los brasileños ya salieron del país, pero Antinarcóticos sabe que podrían regresar pronto. Por eso hay solicitud de que se emitan alertas en todos los puntos migratorios, pues están plenamente identificados. El lío, se sabe, es que Familia Do Norte podría, simplemente, enviar otros emisarios. Lo importante para ellos, lo saben las autoridades colombianas, es establecer una nueva ruta para sacar droga hacia la Amazonía, donde ellos -junto con los deforestadores- son amos y señores.

Foto: En el sur de Bogotá se incautó una tonelada de marihuana, que fue conseguida por el cartel brasileño Familia Do Norte en el suroccidente del país. La idea era llegar hasta Puerto Gaitán y allí llevarla por el río Meta hasta Puerto Carreño./ Policía Antinarcóticos.

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