Miembros del Consejo Interreligioso de Colombia, indígenas y líderes de comunidades negras se reunieron esta semana para redactar la “Declaración de la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales en Colombia”.

 

En Bogotá, el 19, 20 y 21 de noviembre de 2018, nos reunimos líderes espirituales y religiosos de diversas comunidades de fe miembros del Consejo Interreligioso de Colombia, y líderes de pueblos indígenas, comunidades negras y habitantes de los bosques tropicales, para afrontar unidos la sagrada tarea de detener los impactos ambientales que está generando el cambio climático sobre la deforestación de los bosques tropicales, especialmente. Nos une una preocupación y un compromiso que trascienden las fronteras de nuestras religiones y espiritualidades. (Lea también: Varias religiones se unen por la Amazonia)

Consideramos que uno de los temas más urgentes hoy en nuestro país es la protección de los bosques tropicales y de todos quienes han nacido y crecido en ellos y continúan formando parte de su equilibrio ecosistémico. Para las diversas religiones y espiritualidades que nos hemos reunido en favor de esta causa común, el cuidado de la creación, de su flora, su fauna, sus riquezas naturales, se ha convertido en un compromiso compartido. Esta tarea profética que estamos presentando hoy, hace parte de un esfuerzo global que se desarrolla con el apoyo de ONU Medio Ambiente y la cooperación internacional.

La encíclica Laudato si’ del papa Francisco que ha sacudido a todo el mundo, incluyendo a personas de todas las creencias, es un mensaje que nos exige adoptar una mayor conciencia sobre la protección del ambiente y que nos convoca a la acción en respuesta al cambio climático. La raíz humana de la crisis ecológica está destruyendo la naturaleza y generando desnutrición, contaminación, enfermedades, desiertos y muertes. Hasta hace pocos años pensábamos que el ser humano estaba llamado a dominar la naturaleza, interpretando equivocadamente los mensajes de la creación. En cambio, hoy entendemos que la voz de lo sagrado nos convoca a cuidar la naturaleza y preservarla para el goce de las generaciones futuras. (Vea acá: ¿Es coherente Colombia con el discurso ambiental del papa?)

Nuestra misión de enseñanza de las palabras sagradas incluye también la denuncia de todo aquello que afecta el sano metabolismo entre la naturaleza y la sociedad y que se expresa, por ejemplo, en una acelerada e irracional extracción de las riquezas naturales de los territorios, convertidas en commodities (materias primas) que hacen parte del juego especulativo de los mercados financieros del mundo.

Colombia es hoy uno de los países más desiguales del planeta, donde acudir a la violencia para resolver los conflictos ha sido parte central de nuestra historia. Somos herencia de una colonización en la que no prevalecieron las voces compasivas de las religiones. Por ello, nuestras confesiones están pidiendo perdón a las generaciones actuales de los pueblos originarios y esclavizados, acompañado del compromiso de no repetición y de una acción reparadora que protege la vida humana y la naturaleza con sus bosques tropicales, de lo cual hace parte nuestra Iniciativa.

 

La maldición de El Dorado, del oro con el cual soñaban los colonizadores, hoy se extiende a los recursos mineros y energéticos. En el 2017, la deforestación de nuestros bosques fue de 219.000 has. y se anuncian cifras mayores para este año. Prácticamente se han acabado con los bosques secos que se convierten en desiertos, y los bosques húmedos siguen el mismo apocalíptico destino. Todo esto agudiza el cambio climático, generando afectaciones a toda la red hídrica y a los proyectos agro-productivos familiares y comunitarios, con una creciente desnutrición infantil.

Necesitamos incorporar la dimensión moral, ética y espiritual a la defensa de los bosques tropicales, convocando al conjunto de la sociedad, y particularmente a los miembros de nuestras religiones y espiritualidades. Así como estamos respaldando la reconciliación del pueblo colombiano para la construcción de un país que debe superar la violencia, también necesitamos impulsar una reconciliación colectiva con la naturaleza, con sus ríos y sus bosques tropicales, que en sendos fallos de la Corte Constitucional y de la Corte Suprema de Justicia de nuestro país, han sido declarados sujetos con derechos.

Esta declaración es una expresión concreta de nuestra voluntad de trabajar juntos, partiendo del reconocimiento de las diversas espiritualidades, de la ley de origen y de los mandatos ancestrales, y nuestros distintos saberes científicos. Aspiramos a fortalecer nuestra comprensión de las culturas ancestrales que en Colombia han sido parte y garante de la existencia de los bosques tropicales, junto con quienes los habitan desde la época de la colonización esclavizadora, y a los que han llegado como consecuencia del desplazamiento forzado generado por el conflicto armado. Basados en nuestras espiritualidades y la ética, asumimos que la naturaleza, y específicamente los bosques tropicales son sagrados y no una mercancía.

La Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales en Colombia será la expresión concreta de nuestra mancomunidad, acompañada del entendimiento de que ya existen múltiples proyectos, instituciones y actividades que están realizando importantes avances en ese objetivo, con los cuales generaremos lazos fraternos de colaboración.

Como firmantes de esta Declaración, nos comprometemos:

-A contribuir a un proyecto de economía que supere al extractivismo y la industrialización destructiva y se vincule con la visión indígena del buen vivir para garantizar el bien común.

-A denunciar todas las violaciones de los derechos humanos y de la naturaleza y a exigir el pleno cumplimiento de la justicia. No más fumigaciones

-A fortalecer las capacidades para la acción protectora ambiental de las organizaciones de los pueblos indígenas, comunidades negras y demás habitantes de los bosques tropicales.

-A respetar y promover la autonomía y autodeterminación de los pueblos indígenas en la gobernanza de sus territorios ancestrales.

-A mediar en la transformación dialogada de los conflictos.

-A motivar a los funcionarios a alinearse en el impulso de políticas públicas basadas en el desarrollo humano.

-A apoyar todos los mecanismos de participación comunitaria y social y a resaltar el papel de la mujer en el cuidado de la vida en todas sus formas.

– A convocar a las comunidades de fe en todo el mundo a que apoyen esta Iniciativa interreligiosa, pluriétnica y multicultural.

-A promover que las voces que nacen en los bosques tropicales sean escuchados a nivel local, nacional e internacional.

Por todo ello, solicitamos

✓ Al Gobierno de la Republica:

El compromiso de respetar, prevenir y proteger esta Iniciativa garantizando los derechos y las libertades de los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesino para desarrollarla, y la protección efectiva de la vida de líderes de todos ellos.

✓ A los parlamentarios, gobernadores, alcaldes, dirigentes políticos y funcionarios:

El entendimiento que su función es establecer –articuladamente- políticas públicas en forma participativa que garanticen la conservación de los bosques tropicales y sus pobladores.

✓ A los líderes de las comunidades de fe en los bosques tropicales:

El impulso de un trabajo unificado en los territorios profundizando los diálogos para enriquecer nuestros compromisos con el cuidado de la creación.

Convocamos la acción cooperativa conjunta de todas nuestras religiones y espiritualidades para abordar los desafíos de la conservación de nuestros bosques tropicales. Apelamos a la fuerza de nuestros mensajes de fe para crear consciencia, generar movilización y transmitir esperanza. Continuaremos unidos en el compromiso de proteger los bosques tropicales y a sus habitantes, como parte esencial de nuestra casa común. (Lea también: ¿La deforestación es pecado, padre?)

*Foto: Antonio Loboguerrero. Fundación Etnollano

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