Los desarrollos legales, operativos y técnicos han sido insuficientes para evitar contactos en los que estos pueblos han sido duramente vulnerados. Gracias al avance de la deforestación, están en peligro el Parque Chibiriquete, el resguardo Nukak Maku y el resguardo Yaguará II, que conecta ecológicamente La Macarena con el Chiribiquete.

 

Por Rodrigo Botero. Director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS).

 

Fue mi amigo, el investigador Roberto Franco, quien sistematizó la información de archivos históricos y entrevistas con pensadores indígenas para dejar un legado único de la historia de los Pueblos Indígenas en aislamiento voluntario (PIAV) de la Amazonía colombiana, y en particular, las razones de su aislamiento. “Su aislamiento es un acto de resistencia que surge de un profundo convencimiento de que su libertad e independencia son más importantes que el mundo circundante de los demás seres humanos o caribas (blancos)”, escribió Roberto en su libro, Cariba Malo.

Yuri, Urumi y Passé son nombres de pueblos que se “subieron” a la cabecera de los ríos en los que vivían, producto de un lamentable contacto con los caucheros y el mundo blanco en general. Sus nombres saltan en las conversaciones que he tenido con compañeros indígenas de la Amazonía e investigadores a lo largo de los años.

Desde hace 35 años, el estado colombiano ha tenido la certeza de la existencia de estos pueblos en su territorio. Sin embargo, los desarrollos legales, operativos y técnicos han sido insuficientes para evitar contactos en los que estos pueblos han sido duramente vulnerados.

En los ochenta se avanzó en el sistema de Parques Nacionales de Colombia, y en 2002 se constituyó el primer parque nacional donde se incluyó un territorio para la protección de pueblos en aislamiento: el PNN Puré, en la frontera con el Brasil, entre los ríos Caquetá y Putumayo. En la última década, se amplió el PNN Chiribiquete (dos veces) y en ella se incluyen territorios, donde las investigaciones y evidencias recientes nos muestran la permanencia de PIAV (probablemente Carijonas, Huitotos y Urumis, entre otros). Este año se expidió el decreto 1232, del Ministerio del Interior, en el que se destaca un esfuerzo por garantizar la pervivencia de estos pueblos y respetar su decisión de aislamiento. Parques tiene una resolución interna similar.

En peligro el Parque Chibiriquete

El avance de la frontera agropecuaria y de la deforestación descontrolada y la delicada situación de orden público ejercen una alta presión sobre el área occidental de ampliación del Parque Chiribiquete, la cual es a su vez zona de presencia de Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario. Específicamente, en las cabeceras de los rios Camuya y Yarí se ha presentado desde el año 2018 una incursión de grupos deforestadores que claramente están buscando dejar abiertos grandes lotes deforestados, que han sido ocupados progresivamente por familias que no estaban en la zona.

Son incursiones que vienen desde la zona sur de las Sabanas del Yari, así como del rio Cuemaní, y de la quebrada el Billar desde Cartagena del Chairá. Esta es una de las zonas que tuvo mayor deforestación en el país este año, y promete serlo en el siguiente porque grandes áreas de bosque están siendo tumbadas de manera permanente.

Una vez se anunció la ampliación de Chiribiquete, nuevos puntos de deforestación han aparecido como “retaliación” a la ampliación, según las versiones locales. Este poderoso frente de colonización está entrando a una de las zonas de mayor sensibilidad para los PIAV.

Un encuentro no deseado con estos pueblos puede conducir a su rápida desaparición. La búsqueda de maderas, la minería, tierras de colonización, rutas de narcotráfico pueden estarse abriendo paso en el Chiribiquete a través de estos ríos, lo cual hace más probable un encuentro con esto grupos indígenas profundamente vulnerables al contacto, empezando por su ausencia de defensas frente a las enfermedades de occidente tal y como ocurrió en la conquista.

Comparativo (2016-2018) de imágenes satelitales en el área sur de las sabanas del Yarí, entre los ríos Cuemaní y Yarí, en el límite del PNN Chiribiquete. Véase el número, tamaño e intensidad del proceso de deforestación. Foto: FCDS

En peligro el resguardo Nukak Maku

El resguardo Nukak Maku tampoco pasa por buena racha. Fue creado en 1993 y ampliado en 1997. Desde la primera vez en que los nukak maku hicieron contacto inicial, en Miraflores (Guaviare), se han dado innumerables procesos de violencia, desplazamiento, reducción de su población hasta llegar a la condición de indigencia en que se encuentra un grupo numeroso en las calles de San José del Guaviare.

Los Nukak han sido sujetos de reclutamiento forzado, vinculados al conflicto armado como informantes, usados como esclavos en servicio doméstico, prostituidos, desplazados para instalar cultivos de coca, fumigados, minados, allanados en sus veredas, atravesados por carreteras sin permiso, y más recientemente, se ha desarrollado un masivo proceso de colonización en el que se combinan intereses de agricultura mecanizada por parte de inversionistas de diferente calado con una diáspora de pequeños y medianos cocaleros que han copado parte importante del resguardo, y que serán una gran encrucijada para el gobierno para aquellos que han celebrado acuerdos de sustitución voluntaria sin estar claro donde podrán hacer sus inversiones sin cometer una violación a la integridad territorial Nukak.

Sobrevuelo dentro del territorio Nukak, de septiembre de 2018. Foto: FCDS

La ampliación de la frontera agropecuaria sobre el resguardo Nukak es una realidad, y no pareciera haber ni un responsable en su defensa ni un mecanismo para detener este proceso.

Los conflictos derivados de la ausencia de un saneamiento en la zona de ampliación del resguardo (desde el 97) han sido la plataforma sobre la cual los intereses regionales realizan su sistemática y persistente planeación del desarrollo regional sobre la totalidad del Resguardo.

Hoy, además de las vías que lo atraviesan y fragmentan, existe un mercado de tierras ilegal y desarrollo de agricultura mecanizada por inversionistas de diferente capacidad. Esto incluye la implementación de recursos del gobierno en infraestructura para desarrollo rural, acuerdos de sustitución de cultivos con campesinos, y en general, un modelo que responde a usuarios agroindustriales y campesinos que, en últimas, impiden el retorno Nukak.

Así las cosas, lo expresado en el capítulo étnico del acuerdo de paz para la terminación del conflicto con las Farc no podrá ser cumplido así como tampoco el auto 173 de la Corte para protección de los Nukak.

En peligro el resguardo Yaguará II

El resguardo Yaguará II está ubicado entre los departamentos del Guaviare, Meta y Caquetá. Fue creado para un grupo multicultural, dentro de los cuales sobre sale la etnia Pijao proveniente del Tolima, y las familias Tukano y Piratapuyo, que son amazónicas. Este resguardo tiene medidas cautelares de protección desde 2017. Fue duramente azotado en el periodo del conflicto armado con las Farc y tiene una presencia significativa de familias Nasa en su interior, con claras divisiones de poder entre ellos.

Al igual que en el caso Nukak, es un resguardo que ha venido sufriendo una paulatina colonización que se ha disparado desde hace un par de años. Numerosos colonos, nuevos predios y vías se están abriendo desde la zona de la Macarena y Guaviare, al igual que el registro de veredas en el municipio de Macarena.

Predios de gran extensión (300 a 500 ha en un solo lote) en las cabeceras del rio Camuya y Yari. Nótese la ausencia de cultivos, pastos, animales o infraestructura. Foto: FCDS

La presencia de la disidencia de las Farc es significativa, así como de grandes ganaderos de la Macarena. Las vías que vienen desde Puerto Cachicamo han sido denunciadas por los Pijao, quienes han solicitado su destrucción, sin obtener mayor respuesta.

Estas vías, además de abrir el espacio para la colonización en el resguardo, también están pasando sobre el área de ampliación de Chiribiquete. El mercado de tierras se apodera de manera indistinta sobre resguardos y parques nacionales sin que haya capacidad de reacción. Adicionalmente, nuevos núcleos de cultivos de coca se observan en un simple sobrevuelo, mientras los Pijao y demás familias intentan un retorno en medio de grandes presiones y poderes locales.

Además de las hasta ahora fallidas medidas cautelares, la conectividad ecológica entre Chiribiquete y la Macarena dependen en gran medida de este resguardo que se está fragmentando a pasos agigantados frente a nuestros ojos.

*Director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible y ex director de la territorial Amazonía de Parques Nacionales. 

Via proveniente desde el rio Guayabero, atravesando resguardo Yaguará y Parque Chiribiquete.​ Foto: FCDS

 

 

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