Investigadores detectaron 20 productos farmacéuticos en aguas de distintas regiones de Colombia. También tomaron muestras en la quebrada La Perdiz, en Florencia (Caquetá). 

 

Por Pablo Correa

Foto: Quebrada La Perdiz. Salvemoslaperdiz.blogspot

Hace unos cuarenta años surgió una nueva preocupación entre científicos y ambientalistas: en los ecosistemas acuáticos estaban apareciendo rastros de los principales compuestos farmacéuticos consumidos por los ciudadanos. Los antibióticos eran los más frecuentes. Aquello implicaba un peligro potencial. Los microorganimos presentes en el agua podían desarrollar resistencia a los antibióticos, desencadenando futuras epidemias. Eso sin contar los efectos de otros fármacos sobre la vida acuática.

Desde entonces el monitoreo de agua en muchos países incluye productos farmacéuticos. Sin embargo, en Latinoamérica y, específicamente en Colombia, es poca información la que existe sobre este fenómeno. Para subsanar el vacío de datos, un grupo de investigadores colombianos y españoles han comenzado a colaborar para medir el impacto del problema.

En la revista Science of the Total Environment el grupo de científicos la Universidad Jaume I (España), la Universidad Antonio Nariño (Colombia), la Universidad de Antioquia y la Universidad de la Amazonia (Florencia, Colombia) acaban de publicar el reporte de una investigación en la que tomaron muestras de aguas residuales urbanas recolectadas en las plantas de tratamiento de Bogotá y Medellín así como aguas residuales sin procesar del Hospital de Tumaco y de la ciudad de Florencia. (Imagen de los lugares donde los científicos tomaron muestras para su estudio).

Los resultados demuestran que Colombia, como otros países, enfrenta un problema de contaminación que ha permanecido oculto y puede estar teniendo efectos en la vida acuática. Las concentraciones más altas (hasta 50 μg / L) detectadas por el grupo de investigadores correspondieron al acetaminofen, pero varios antibióticos, como la azitromicina, la ciprofloxacina y la norfloxacina, y los fármacos antihipertensivos, como losartán y valsartán, estaban comúnmente presentes en las aguas residuales afluentes en niveles superiores a 1 μg/L.

Otra conclusión interesante del trabajo, en el que participaron siete investigadores colombianos, fue que las plantas de tratamientos de agua residuales parecen no estar eliminando de manera eficiente los compuestos en estudio.

“El hecho de que las aguas residuales sin tratar a veces se descargan directamente a las aguas superficiales (el caso de Florencia y Tumaco), y la presencia de la mayoría de los productos farmacéuticos investigados en las aguas residuales tratadas (Bogotá y Medellín), pueden suponer un riesgo para el medio ambiente acuático, provocando resistencia bacteriana, entre otros efectos”, anotaron en su investigación los científicos. Se trata de un problema que, para ellos, plantea “una necesidad urgente de implementar tratamientos eficientes que puedan eliminar los productos farmacéuticos en las aguas residuales”.

El caso de Florencia

Aunque hay muchos datos disponibles en todo el mundo revelando la presencia de productos farmacéuticos en diferentes escenarios acuáticos, poca información está disponible desde América Latina. Esta es una preocupación particular, porque en algunas áreas, la descarga de aguas residuales sin tratar en ríos, lagos y reservorios es bastante común.

La preocupación sobre la presencia de estos contaminantes está bien fundada, porque estos recursos hídricos no solo fluyen a través de áreas tropicales ricas en biodiversidad, pero las aguas superficiales también se utilizan a menudo como fuente de humanos consumo.

Por la misma razón, la presencia de compuestos antibióticos en los ríos amazónicos es muy grave. Florencia (Caquetá) no cuenta con planta de tratamiento de aguas y actualmente tiene 30 descargas en tres ríos (Río Hacha, Quebrada la Perdiz y Quebrada la Sardina) en la ciudad.

La Quebrada la Perdiz recibe una descarga de 254.31 litros por segundo, lo que equivale al 42.15% del flujo total de aguas residuales de la ciudad. “La Perdiz se ha convertido en un ecosistema acuático con mala calidad del agua no adecuada para el consumo y la recreación, y solo después del tratamiento puede ser utilizado para la agricultura, la ganadería, la flora y la fauna”.

En La Perdiz encontraron todos los compuestos con excepción de clindamycin, doxycycline, tetracycline e irbesartan.

En 2013, se invirtieron más de mil millones de pesos para hacer una planta de tratamiento de aguas residuales, la cual hasta hace algunos meses tenía toda la maquinaria necesaria para su funcionamiento, pero según afirman los habitantes no funcionó ni un solo día.

En esto momentos en el lugar donde debería funcionar esta planta, solo se encuentran unas estructuras de almacenamiento de agua, lo que genera que se estén empozadas convirtiéndola en el lugar propicio para la reproducción de zancudos, según relató HSB Noticias.

Otro de los problemas provocados en este lugar es que debido al estancamiento de las aguas contaminadas en las horas donde se hace más alta la temperatura, el lugar expide olores nauseabundos los cuales afectan el normal desarrollo de las clases, igualmente afecta la vida cotidiana de los habitantes de sectores aledaños.

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