Ocho nuevas especies de mamíferos se encontraron en la construcción de la presa de São Luiz do Tapajós, que puede convertirse en el proyecto hidroeléctrico más controvertido de la historia de Brasil.
Se han descubierto al menos ocho mamíferos aún no catalogados por la ciencia durante la Evaluación del Impacto Ambiental (EIA) de la central hidroeléctrica brasileña de São Luiz do Tapajós, propuesta para la parte occidental del estado de Pará. Paradójicamente, incluso cuando estas especies amazónicas se introduzcan en el mundo, es posible que ya encabecen la lista de especies en peligro de extinción si los planes para la construcción de la presa siguen adelante.
El mismo consorcio empresarial nacional e internacional que está intentado obtener la licencia de construcción, también pagó a biólogos para que estudiaran la región. Si esas empresas, lideradas por Eletrobras ─empresa de Brasil que es la décima más grande del mundo─ se les adjudica la construcción de la presa, van a transformar por completo ─y es probable que destruyan─ el hábitat de estos animales. Los ecologistas consideran especialmente preocupante el EIA teniendo en cuenta que algunas de las especies recién descubiertas son endémicas y solo se encuentran en la cuenca Tapajós.
Otra paradoja surgió el 27 de abril de este año en relación a la presa y al EIA: el Informe de Evaluación de Impacto de 15 000 páginas podría resultar completamente irrelevante, dependiendo de la evolución de los acontecimientos en el Congreso de Brasil, donde el senador Blairo Maggi, prominente hombre de negocios conservador, avanzó a favor de una enmienda constitucional (PEC 65) que pondría fin a la necesidad de aprobación de las evaluaciones ambientales para todos los proyectos de obras públicas llevados a cabo en Brasil, excepto en circunstancias extremas. Esta vía procedimental rápida de enmienda de infraestructuras tiene realmente grandes posibilidades de adoptarse debido al caos político que vive el país.
Después de la suspensión de la presidenta Dilma Rousseff por el Senado en el mes de mayo, el vicepresidente Michel Temer asumió el cargo y nombró a Blairo Maggi (anteriormente conocido como el “rey de la soja”) ministro de agricultura. Cabe señalar que si se construye la presa de São Luiz do Tapajós, resultaría un componente clave para el Complejo Tapajós. Se trata de un gran sistema de canales para la industria agraria que se extendería desde el interior de Brasil, región rica en soja hasta la costa. Cuatro días después de que el Senado votara a favor de la destitución, el ministro de finanzas provisional de Temer realizó unas declaraciones públicas sobre la necesidad de aumentar la capacidad energética de Brasil.
La presa de São Luiz do Tapajós se perfila para tener el proceso de aprobación más polémico en la Amazonía desde la polémica de Belo Monte. El nuevo megaproyecto situado en el río Tapajós tendría una capacidad de generación máxima de 8040 megavatios, con un coste aproximado total de 23 mil millones de reales brasileños (5,8 mil millones de dólares americanos).
El IBAMA (Instituto Brasileño del Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables), autoridad federal responsable de la concesión de licencias de los permisos ambientales, confirmó el descubrimiento de nuevas especies de mamíferos.
Entre los nuevos mamíferos se encuentra una especie de primate similar al mono lanudo de color castaño (del género Pithecia), un marsupial similar a la comadreja de cuatro ojos marrón (del género Metachirus) y nuevas especies de roedores y murciélagos. La central eléctrica también supondría una amenaza para las aves en peligro de extinción, entre los que se incluyen el periquito amarillo (Aratinga guarouba) y el guacamayo de Spix (Anodorhynchus hyacinthius), además de otras especies existentes solo en la cuenca Tapajós.
Sumergidos en la incertidumbre política
Actualmente sigue siendo un interrogante el impacto que tendrán estos relevantes descubrimientos biológicos sobre el futuro de la presa, ya que el proyecto se desarrolla en medio de una de las situaciones políticas más volátiles e impredecibles que Brasil haya visto desde la destitución presidencial de 1992 o la toma militar del poder en 1964.
La actual crisis estalló con el escándalo de corrupción Lava Jato, que implicaba en gran medida al Partido de los Trabajadores del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, a la mayor compañía petrolera de Brasil y algunas de las empresas constructoras de presas en activo del Amazonas más grandes del país. La crisis económica y política se ha visto afectada por el proceso de destitución de Rousseff y una previsión de recesión al alza.
En agosto de 2014, el IBAMA descubrió que la primera versión del proyecto del EIA de São Luiz do Tapajós era inadecuada en relación a una variedad de problemas técnicos. El IBAMA solicitó que el consorcio empresarial repitiese los estudios, pero el ministro de minería y energía del gobierno de Rousseff, Eduardo Braga, insistió en que la licencia ambiental debía ser emitida dentro de los seis primeros meses de 2016, y la subasta pública de la propia concesión se realizaría en el trimestre siguiente.
La prisa de la administración de Rousseff por agilizar el proyecto, de pronto se frenó el 19 de abril de 2016. Fue entonces cuando el IBAMA suspendió la licencia del proyecto. El movimiento llegó como respuesta no a los resultados del EIA , sino con motivo de un informe publicado por la FUNAI, Fundación Nacional del Indio de Brasil, que después de dos años de inactividad, de repente recomendó la demarcación de 1780 kilómetros cuadrados (687 millas cuadradas) del territorio indígena Mundurukú conocido como Sawré Maybu, que quedaría inundado por la presa.
El motivo del cambio de FUNAI / IBAMA tomó a la mayoría de los observadores por sorpresa, ya que la central hidroeléctrica de São Luiz do Tapajós había sido durante mucho tiempo una prioridad de desarrollo para Rousseff. Una fuente fiable pero confidencial sobre asuntos indígenas explica el avance a Repórter Brasil de esta manera: con Rousseff esperando la destitución, las peticiones de reconocimiento del territorio del pueblo Mundurukú tienen el objetivo principal de trasladar la vergüenza política de respaldar la construcción de la presa en el Tapajós y la responsabilidad del daño irreparable que causará a sus gentes al gobierno provisional del vicepresidente Michel Temer, que tomó el poder al iniciarse el proceso de destitución. La medida también podría tratar de apaciguar a los movimientos sociales de Brasil, que resienten la indiferencia pasada del gobierno de Rousseff ante las causas indígenas.
El hecho es que a pesar de la suspensión de licencias de la administración Rousseff, el proyecto hidroeléctrico está muy lejos de paralizarse. Es probable que el nuevo gobierno de Temer cambie a los altos funcionarios en la FUNAI y el IBAMA. Además, la nueva demarcación de los territorios indígenas depende en última instancia de la aprobación del Presidente de la República.
Impactos de São Luiz do Tapajós
Acabe como acabe la situación política, parece probable que la Evaluación de Impacto Ambiental del proyecto de Tapajós tendrá un papel decisivo. Se trata de un documento extenso, con más de 15 000 páginas.
El EIA, como se señaló anteriormente, se llevó a cabo por un consorcio de empresas que sigue estando muy interesado en la obtención de la concesión de la central hidroeléctrica por parte del gobierno. Ese grupo está dirigido por la compañía estatal Eletrobras e incluye a empresas nacionales como: Eletronorte, Copel, Endesa Brasil, Camargo Correa, Cemig y Neoenergia, además de EDF propiedad francesa y GDF Suez. Mientras que estas compañías esperan conseguir el contrato del proyecto, el resultado no está asegurado. La empresa estatal china responsable de la presa de las Tres Gargantas de China, está también preparando su oferta.
Si se construye, el embalse para la central hidroeléctrica de São Luiz do Tapajós será el cuarto más grande del país, y abarcará un área de cerca de 72 225 hectáreas (278 millas cuadradas). Se inundarán tierras nativas, pueblos de pescadores, islas, playas y bosques tropicales. Los biólogos consideran este lugar como la cuna para algunas de las especies más ricas de la fauna de la Amazonía y de la Tierra ─es el hogar de más de 95 especies de mamíferos, 71 tipos de serpientes, 302 especies de mariposas, y más de 600 de aves.
“Esta región tiene la mayor riqueza de mamíferos jamás detectados en la Amazonía. El estudio de impacto ambiental mostró diversos tipos de nuevas especies, todavía en la fase de descripción [científica], que se verán afectadas directamente por el proyecto, confirma el biólogo Enrico Bernard, de la Universidad Federal de Pernambuco.
Bernard, que dirige el Laboratorio de Ciencia Aplicada a la Conservación de la Biodiversidad en el Departamento de Zoología de la Universidad, realizó un análisis independiente del EIA y su resumen, un memorando producido a partir de los resultados del estudio para el público en general y conocido como EIM (Environmental Impact Memorandum).
Su análisis también está integrado en un informe encargado por la ONG Greenpeace. Bernard encontró errores en el EIA, pero su crítica más grave se relaciona con el documento EIM publicado. Cree que el informe sobre los mamíferos es “superficial”, y oculta los impactos que están claramente señalados en el estudio completo.
El biólogo advierte de las graves consecuencias que tendrá la inundación de la vegetación nativa de la región en la amplia zona pantanosa igapó, bosque de agua estancada formado por árboles con sus raíces sumergidas parcialmente. “Este tipo de vegetación contiene la mayor y más abundante biomasa de mamíferos de la región. Este área se perderá, completamente deforestada e inundada”.
En contraste con otras regiones que quedarán anegadas por la presa, los animales que viven en el igapó no se pueden trasladar a otros hábitats similares. “En este caso, se termina con la pérdida completa de una región en la que existía una gran variedad de animales, de tapires, e incluso una nueva especie de primates. No habrá lugar donde los animales encuentren refugio; no existe otra igapó cerca. No solo se pondrá a esta especie en peligro, sino también a otras “, dijo.
Los investigadores responsables del EIA identificaron varias especies nuevas, algunas de las cuales se acaban de categorizar científicamente. Escribieron sobre el descubrimiento de cinco nuevos tipos de murciélagos, así como de marsupiales y roedores. Esta información no estaba en el informe de EIM difundido al público general, que se distribuyó entre las comunidades ribereñas y los habitantes locales del Tapajós.
“El EIM toma 110 páginas de información dedicada a los mamíferos estudiados y las reduce a 92 palabras”, señaló Bernard. “Esta transformación resta importancia a diversos impactos, y deja de lado otros de tal manera que cualquier persona que solo lea el EIM tendrá una visión completamente distorsionada de lo que contiene el estudio del impacto ambiental”.
Bernard presentó su análisis crítico en una reciente conferencia celebrada entre los investigadores de Greenpeace y del IBAMA, pero el organismo competente para autorizar licencias todavía tiene que hacer frente a los errores ambientales señalados por Bernard y por otros especialistas. Antes de suspender todo el proceso, el organismo competente para autorizar licencias había enviado tanto el EIA como el EIM de nuevo a Eletrobras con preguntas que no se respondieron. No se sabe aún cómo abordará esta cuestión el gobierno provisional de Temer.
Bernard sostiene que el estudio ambiental del consorcio llega a la conclusión de que habrá impactos que serán difíciles, si no imposibles, de mitigar. “Estamos esperando que el IBAMA llegue a la conclusión más cercana a la realidad. Las nuevas especies, esta enorme biomasa y esta gran cantidad de animales, habitan en un área que se verá afectada y quedarán claramente amenazadas por la presa y su embalse”.
Aves en peligro
El biólogo Luciano Nicolas Naka, también de la Universidad Federal de Pernambuco, realizó un análisis crítico de los resultados de la evaluación del impacto ambiental de las especies de aves, a petición de Greenpeace. En su opinión, el estudio ─aunque es muy extenso y puede atribuirse la participación de muchos investigadores─ no tiene en cuenta los verdaderos impactos.
En el documento, por ejemplo, la versión oficial señala tres especies en peligro de extinción: el guacamayo de Spix, una especie de colibrí y el periquito amarillo, localizados solo en Brasil. “La información presentada no era suficiente para que los organismos ambientales evaluasen las consecuencias ambientales y sociales de la instalación de una central hidroeléctrica como São Luiz do Tapajós, y la alteración permanente de la superficie de uno de los ríos mejor conservados de la Amazonía”, afirmó el biólogo.
Naka explica que un gran número de aves descritas solo viven en esa parte específica del Tapajós: “Su desaparición del río Tapajós podría significar no solo su extinción local, sino también su extinción regional y global”.
El biólogo cita el ejemplo del batará ceniciento (Thamnophilus huberi), que en el estudio del medio ambiente se muestra como una especie limitada al bosque pantanoso igapó y a los islotes fluviales, específicamente donde los ríos Teles Pires y Juruena se encuentran. “Esos [hábitats] específicos se perderán por completo si se construyen las barreras de contención… de las [presas]”, declaró Naka.
El biólogo aclara que las especies con mayor riesgo son las que viven en los bosques ribereños, en las islas del río, así como en una estrecha franja de vegetación de las riberas del río Tapajós. “Estos bosques, conocidos como llanuras inundadas e igapós, poseen gran biodiversidad que no ocurre en ninguna otra parte del mundo “, afirmó. “Dependen de inundaciones temporales de la selva que se producen de forma natural en los ciclos húmedos y secos de los ríos amazónicos. Este flujo natural de agua inundada, que define cómo se forma la vegetación y qué tipos de aves pueden prosperar allí, siempre se ve afectado por las presas. Y dado que no estamos hablando de una única presa, sino de varias centrales hidroeléctricas, estos bosques y toda su riqueza [biológica] podrían quedar literalmente bajo el agua”. La planta hidroeléctrica de São Luiz do Tapajós es solo la primera de varias propuestas para el río y sus afluentes.
Naka advierte lo mismo que han repetido otros biólogos de la conservación y científicos en todo Brasil: es vital que se evalúen conjuntamente muchos de los proyectos de embalses planificados para toda la cuenca del río, y no uno por uno, como se está haciendo con el de São Luiz do Tapajós.
“Los planes del gobierno no se limitan a la construcción de una única central hidroeléctrica”, ha indicado. “Hay una serie de grandes plantas previstas en la región [siete, de acuerdo con la propuesta gubernamental más reciente], que traerán consecuencias dramáticas para la biodiversidad amazónica y para las poblaciones locales”.
El IBAMA, organismo que otorga las licencias, declaró que llevará a cabo audiencias públicas en la región de Tapajós con el fin de debatir la viabilidad para la expedición de permisos, así como analizar los documentos redactados por estudios independientes, tales como el informe escrito por los biólogos encargados por Greenpeace.
Animales imprescindibles para la supervivencia de la población local
Los habitantes ribereños del Tapajós suelen citar un refrán nativo: “El río es nuestro congelador; el bosque, nuestro supermercado”. Esa sabiduría popular se presenta como una advertencia para aquellos que pretendan destruir ese recurso. Las comunidades tradicionales cazan como medio de subsistencia y supervivencia, sin la vida silvestre ni los peces de río, deberán cambiar su forma de vida o morirán de hambre.
Eudeir Azevedo, conocido como Dede, se enorgullece cuando menciona que es nieto de un nativo Mundurukú. Hace un poco de todo en Pimental, un pueblo de pescadores que quedaría inundado por la presa. Se marcha al bosque de noche para cazar, lleva a su hogar pacas, armadillos, tapires, venados, saínos, y pecaríes de labio blanco. “Creo que la oscuridad hace que sea más fácil que a plena luz del día”, dijo, citando su herencia Mundurukú. “Se nos conoce por ver de noche”.
Para una persona de ciudad que entra en la selva por primera vez, la relación simbiótica de la comunidad ribereña con los animales no es fácil de entender. Pero para cualquiera que acompañe a un caboclo (palabra que designa la herencia mestiza de los habitantes del bosque) ─a un paseo de noche por el bosque, un baño en los pantanos de remanso o “una charla” con los monos─ es toda una revelación.
En seguida resulta evidente que la caza no es solo comprar en el supermercado ─se trata a la vez de un ritual ancestral y de un acto de comunión con el bosque. Los cazadores cazan solamente lo que comen. No se aferran a las pieles, no guardan cráneos como trofeos ni exhiben sus matanzas en las paredes de sus hogares.
“Cazamos con respeto”, dijo el cazador, después de pasar unas horas en el bosque con sus perros, y llegar a casa con un armadillo a la espalda. El armadillo será su alimento, el de su esposa, padre, madrastra y dos hermanos.
En Campo Verde, cerca de la ciudad de Itaituba, a los jóvenes les gusta ir de noche a cazar en grupo así como hablar de caza: “Hay un mono negro con cara blanca, lo llamamos coamba, que descenderá del árbol para luchar contra ti”.
Un cazador local que aprendió de su padre sobre los límites humanos en el bosque enfatizó solemnemente: “Aquí nadie caza al jaguar. Quienes lo hacen son ganaderos, debido a que los [jaguares] matan su ganado”.
La excepción a esta regla es la centenaria Gabriela: “Cacé tres jaguares con mi rifle, arco y flecha. Pero solo a los más débiles, porque los salvajes me hubieran convertido en su presa “, dijo ella, sonriendo.
Gabriela es el apodo que recibe la centenaria de 107 años. María Bibiana da Silva nació en Pimental, un pueblo que desaparecerá con la presa de São Luiz do Tapajós. Su longevidad es la prueba de que la central eléctrica inundará una comunidad que es rica en salud humana natural. No puede evitar hablar sobre la presa sin entristecerse. En cambio, habla del pasado, acerca de cómo se crió y vivió en un bosque vibrante, más rico incluso en animales e historia que el bosque que la rodea en la actualidad.
Gabriela tiene historias de caza, de pesca, cuentos de delfines rosados que se convirtieron en personas, y ofrece hasta relatos vívidos de descendientes nacidos en el siglo pasado: hijos, nietos, bisnietos, y tataranietos. Cuando le preguntan si ella podría ser una de las mujeres más ancianas de Brasil, sonríe: “Y si tuviera la fuerza de mi juventud, sería la más refinada”.
– Esta nota fue originalmente publicada en Mongabay Latam y es republicada a través de un acuerdo para compartir contenido.