Las evidencias de contaminación por mercurio en Madre de Dios y su impacto a la salud abundan desde años atrás pero al borde de conocerse al nuevo Presidente del Perú se declara en emergencia a esta región amazónica.
Por Gabriel Arriarán – Convoca
Si hay una característica inherente a la informalidad esa es la improvisación: la carencia de un plan, la aplicación de soluciones hechizas para un problema en función de las circunstancias, o los intereses. Es básicamente lo que sucede entre los pequeños mineros, pero también lo que ha sucedido con el gobierno, todavía enfrentados por el proceso de formalización minera. Y un hecho reciente la ha expresado de manera clara: la declaratoria de emergencia en Madre de Dios por la contaminación del mercurio.
No debería ser una sorpresa que el gobierno haya declarado en emergencia la región por este motivo. Sobre la presencia de mercurio en peces, sedimentos y seres humanos existe información de larga data en Madre de Dios.
Dragas en el río Tambopata (Madre de Dios, 2007). Foto: Lucía Giesecke.
En el 2007 la bióloga Cynthia Gómez tomó nueve muestras de orina. Ella y yo habíamos ganado una pequeña beca del Seminario Permanente de Investigación Agraria (SEPIA) para un artículo que publicamos en conjunto al año siguiente. Desde la investigación hecha por el ingeniero pesquero de la Universidad Agraria Giancarlo Barbieri, en el 2002, era la primera vez que se tocaba el tema. Los indicios de una nueva fiebre extractiva ya habían aparecido (y fueron detectados por la investigación que hicimos juntos), y lo que se encontró en todas esas muestras de orina es que todas excedían largamente la concentración de riesgo para las personas especificada por la Organización Mundial de la Salud. No todas las muestras se habían obtenido en zonas mineras, y eso era lo preocupante. La persona que registró una mayor concentración de este metal en su organismo era –y no es casualidad–, un pescador que había operado 30 años en las inmediaciones de la capitanía de puerto en Puerto Maldonado. Otras dos muestras se tomaron en el Lago Sandoval, una de ellas a un guarparques que había trabajado tres años en la minería. Las demás personas que donaron muestras tenían diversos tiempos de exposición al mercurio, y trabajaban en la minería en la isla Rolin y en la desembocadura del río Malinowski, cuando las dragas todavía estaban permitidas y operaban en el propio río Tambopata.
Tres años después, un estudio del CENSOPAS (Centro Nacional de Salud Ocupacional y Protección del Ambiente para la Salud ) en Huepetuhe ya hablaba de personas intoxicadas por mercurio en esta localidad. De 61 personas muestreadas ocupacionalmente (es decir, que tienen contacto con el mercurio por las actividades propias de su trabajo), 6 se encontraron por encima del límite de 35 microgramos por litro (μg/L), y uno de ellos había excedido este límite más de catorce veces y presentaba valores de 508μg/L. Los niveles de mercurio en la orina de personas no expuestas ocupacionalmente en Huepetuhe era aún más preocupante. De 231 personas muestreadas, 61 presentaron concentraciones por encima del límite, y todas tenían algún nivel de exposición al metal. Hay que recordar que el cuerpo humano no necesita del mercurio para ninguna de sus funciones fisiológicas. Es más, el mercurio es uno de los cuatro metales pesados considerados por la Organización Mundial de la Salud como los más tóxicos para la salud humana, junto con el plomo, el arsénico y el cadmio.
Trabajadores al interior de una draga flotante en el río Tambopata, 2007. Foto: Lucía Giesecke.
Las evaluaciones sobre la contaminación por mercurio en Madre de Dios no se quedaron allí. En 2013 el CAMEP (Carnegie Amazon Mercury Ecosystem Project) de la Universidad de Stanford encontró que el 78% de los adultos que donaron muestras de pelo en la ciudad de Puerto Maldonado tenían concentraciones de mercurio por encima de los límites de referencia internacionales.
Lo que llama la atención es que habiéndose hecho diversos estudios sobre los efectos del mercurio en el medio ambiente, el gobierno declare la emergencia por contaminación justo ahora, a menos de dos semanas del balotaje final de las elecciones presidenciales.
«Dotar de apariencia de emergencia a una situación que el gobierno conocía desde mucho antes deja la sensación de una enorme improvisación (…), la sospecha de un interés no expresado abiertamente»
¿Por qué declarar la emergencia ahora? Esa fue la pregunta que se trasladó al Ministerio del Ambiente, pero no hemos recibido respuesta hasta el momento. El ministro del Ambiente, Manuel Pulgar Vidal, ya había esbozado una explicación para El Comercio: «uno no puede entrar en proceso de rehabilitación en problemas de salud, vida y bosque si primero no controla la fuente. Hemos logrado reducir su uso, ahora podemos entrar en una campaña que intente revertir el problema de la contaminación».
En Espinar (Cusco), no obstante, esto que el ministro dijo que no se puede hacer fue lo que la Mesa de Diálogo –que precisamente Pulgar Vidal y el ministerio presidieron– recomendó que se hiciera. Ante las evidencias de contaminación que hay en la zona, y por la intoxicación y exposición a 17 sustancias y metales pesados, entre ellos algunos tan raros como el uranio o el molibdeno, el año pasado el Ministerio de Salud comenzó una campaña de salud orientada a las 71 personas que se identificaron con niveles de metales pesados en su organismo por encima de los límites, sin que se haya determinado aún si la fuente de la contaminación es natural o si ésta proviene y de las instalaciones de Tintaya Antapaccay, perteneciente a Glencore.
¿Por qué en Madre de Dios sí es necesario lidiar con la fuente de la contaminación antes de brindar asistencia médica, y en Espinar no?
¿Por qué se ha declarado la emergencia en base a un informe del Instituto Nacional de Defensa Civil – INDECI (como si la emergencia estuviera sustentada en un desastre), y no se ha declarado directamente una emergencia ambiental y sanitaria?
También trasladamos estas preguntas al MINAM, hasta ahora sin respuesta.
Mercurio negado
Si la intervención del Estado ha sido distinta en dos casos de contaminación ambiental en Espinar y Madre de Dios, también lo es la respuesta de la gente. En Espinar la señora Melchora Surco recientemente ha expuesto su caso de intoxicación por metales pesados ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, mientras que en Madre de Dios hay mineros que se ufanan de ser inmunes al mercurio. En estos días, varios mineros publicaban fotos de sudados y chilcanos de pescado «sazonados con mercurio» en una suerte de atrevido food porn, que en el fondo no habla de otra cosa que de su fortaleza frente a los efectos tóxicos de este metal en el organismo.
«¿Por qué declarar la emergencia en Madre de Dios, mientras que en Espinar el Estado intentó evitarla por todos los medios, y al final lidió con el problema ambiental mediante la implantación de una Mesa de Diálogo?»
– He trabajado en La Pampa casi tres años –dice el dependiente de una agencia de envíos de dinero– durante mi estadía conocí clientes que me comentaban que su hija, por error, se tragó una botella con medio litro de mercurio.
No es la primera vez que escucho la historia de niños invulnerables al mercurio en Madre de Dios. Este mito suele ser el argumento de muchos mineros cuando se toca el tema de la contaminación. Por supuesto, son accidentes que les pasa a hijos de conocidos, nunca a los propios. Y ninguno de los que cuentan esta historia se atreverían a recetar una dosis de azogue a sus propios niños.
Pero la creencia está, y es efectiva. Y si bien los mineros no les darían mercurio a sus hijos sí que les dan de comer pescado, y ellos mismos comen pescados contaminados, que para efectos prácticos, es lo mismo.
Minero de Tambopata muestra el mercurio que usan para separar el oro de la arena. Foto: Lucía Giesecke.
Más preocupante es que el Gobierno Regional de Madre de Dios, presidido por Luis Otzuka, haya llevado la negación más allá todavía. En su carta de rechazo a la declaratoria de emergencia descarta cualquier posibilidad de que la minería en la región produzca contaminación. ”Se responsabiliza a la minería aluvial como la causante de esta situación con el único fin de satanizarla y justificar su prohibición” dice la misiva “vendiendo la imagen de una zona totalmente contaminada, aún en las zonas donde no hay minería».
Lo cierto es que el mercurio está.
Y el hecho lo ha comprobado no sólo este gobierno sino diversos estudios independientes.
– Esta nota fue originalmente publicada en Convoca y es republicada a través de un acuerdo para compartir contenido.