La historia secreta de las compañías que financiaron con millones de dólares la compra del oro ilegal en Sudamérica.
Por Óscar Castilla C., Nelly Luna Amancio y Fabiola Torres López – OjoPúblico (Perú)
Esta nota fue originalmente publicada en Ojo Público y es republicada a través de un acuerdo para compartir contenido.
Un equipo de OjoPúblico recorrió los campamentos de producción de mineral ilegal en Huepetuhe y La Pampa, la mayor zona de deforestación del Perú; navegó los ríos Madre de Dios, Beni y Madeira en busca de dragas bolivianas y brasileñas; alcanzó las minas en las montañas de la Cordillera del Cóndor en la frontera con Ecuador y viajó hasta las profundidades del Caquetá y el Amazonas, regiones dominadas por las FARC y el narcotráfico en la selva de Colombia. Esta excursión a los centros de la fiebre del oro de cinco países ha permitido identificar a las compañías de EE.UU., Suiza y Emiratos Árabes Unidos que financiaron la extracción de toneladas de oro de procedencia ilícita en Sudamérica.
La selva más rica del sur peruano está atravesada por una cicatriz desértica que da la idea de un planeta a punto de partirse: de un lado está la Reserva Nacional Tambopata, en Madre de Dios, una de las regiones con mayor diversidad biológica del mundo; del otro, el último bosque que debía amortiguar cualquier amenaza exterior. En esa zona media ya no hay árboles, sino troncos caídos; tampoco ríos, sino piedras y tierra con lagunas pestilentes. Le llaman La Pampa, y es el mayor campamento de la minería ilegal del Perú. El epicentro de la fiebre del oro que depredó miles de hectáreas en esta parte de la Amazonía se ubica a pocas horas de la frontera con Bolivia y Brasil, pero a miles de kilómetros de las corporaciones que han recibido el mineral extraído de estos territorios en la última década.
OjoPúblico –luego de viajar a los centros de extracción de mineral en Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia, acceder a los documentos judiciales y policiales sobre el tráfico ilegal de metal y analizar las exportaciones auríferas salidas de esta región– identificó a los financistas de la fiebre del oro que devastó extensos territorios de Sudamérica en los últimos años: un grupo de compañías de EE.UU., Suiza, Italia y Emiratos Árabes Unidos, asociadas o vinculadas a través de otros grupos empresariales al London Bullion Market Association (Lbma), el gremio que fija el precio del oro a nivel internacional y que concentra a los principales comerciantes de este activo en el mundo.
Estas corporaciones –Metalor Technologies y MKS Finance, de Suiza; Northern Texas Refinery (NTR Metals) y Republic Metals Corporation (RMC), de EE.UU., Italpreziosi de Italia y el grupo Kaloti del emirato de Dubái– además son sospechosas de lavar cientos de toneladas de oro de presunto origen ilegal que han sido enviadas por exportadoras sudamericanas dirigidas por operadores de esta actividad ilícita vinculados al blanqueo de dinero, el crimen organizado y el contrabando transfronterizo de metal.
Las autoridades judiciales del Perú tienen en la mira a las compañías del circuito londinense (que también adquieren oro en Medellín, La Paz y Guayaquil) por los 25 casos penales originados tras la incautación de una tonelada de metal en el Callao entre el 2013 y el 2014, y por otros procesos por lavado de dinero de la minería ilegal. También se investigan los verdaderos capitales de estas corporaciones, sus millonarias transferencias de dinero para comprar oro en zonas de extracción del sur del Perú en los últimos años, así como los contactos que los ejecutivos de estas empresas establecieron con los dueños de las exportadoras en Lima y otros países amazónicos para despachar las cargas de origen ilícito a sus filiales en Miami, Zürich y Roma.
Esta investigación periodística además retrata las rutas del tráfico de oro ilícito en Sudamérica y profundiza en la responsabilidad de las compañías vinculadas al London Bullion Market –algunas de ellas certificadas como comerciantes de lingotes de alta calidad (good delivery)– en la destrucción de zonas como Huepetuhe y La Pampa en Madre de Dios; del lecho de los ríos bolivianos Pando y Beni, que llegan hasta el Madeira, en la selva brasileña; la selva del Caquetá y los bosques del Chocó en el Pacífico de Colombia, así como en las montañas de Nambija en la frontera con Perú.
Los documentos judiciales sobre las millonarias operaciones revelan que estas corporaciones negociaron la compra de oro amazónico con capos de la minería ilegal, acopiadores del crimen organizado, propietarios de exportadoras fantasmas y testaferros que fingen ser empresarios. Además con traficantes de dinero y socios de casas de cambio, controvertidos inversionistas rusos y chinos, contrabandistas peruanos, bolivianos y brasileños, directivos de empresas en paraísos fiscales del Caribe y hasta personajes investigados por la DEA.
Cuatro de las seis compañías compradoras de oro integran directamente el London Bullion Market; mientras que las otras dos: NTR Metals y Kaloti forman parte de grupos comerciales (la refinería Ohio Precious Metal de EE.UU. y el Dubái Multicommodities Centre, ubicado en dicho emirato) que sí están incluidos en este gremio. Todas centralizaron sus operaciones en Lima en los últimos años, pero además compran a un grupo de exportadoras sospechosas de La Paz, a donde llega el metal del altiplano y la Amazonía boliviana en la frontera con Brasil; de Medellín, ciudad de acopio de mineral de los bosques tropicales colombianos dominados por las FARC; y de la frontera entre Ecuador y Perú.
“London Bullion Market es el gremio que fija el precio del oro internacional y que concentra a los mayores comerciantes de metal en el mundo”
OjoPúblico conoció que hasta el año pasado, Metalor, Kaloti e Italpreziosi tenían espacios alquilados (los principales en Sudamérica) dentro de la compañía de transporte y custodia de valores Hermes en Chorrillos, a una hora del aeropuerto de Lima. De estas tres, solo la refinería suiza, que figura en expedientes judiciales por la compra de oro sospechoso en Perú desde fines de los ‘90, mantiene su filial al interior de Hermes. Se desconoce si MKS (dueña de la refinería PAMP en Suiza), NTR Metals (que dejó su local en la sede de Prosegur en Surco hace algunos meses) y Republic Metals Corporation tienen oficinas o representantes en la capital peruana.
Los principales impulsores de las incautaciones de oro ilegal del 2013 y 2014, la Procuradora de Lavado de Activos de Perú, Julia Príncipe, y el Intendente Aduanero de la Superintendencia de Administración Tributaria (Sunat), Gustavo Romero, confirmaron que las seis compañías citadas en este reportaje forman parte de las investigaciones fiscales y policiales contra las exportadoras peruanas involucradas en casos de lavado de la minería ilegal.
Engelhard Corp., el origen
La historia del Perú –el mayor productor de oro de Latinoamérica y quinto del ranking mundial– puede retratar el resto de casos en la región. En los años ‘90, la transnacional norteamericana Engelhard Corporation, una de las mayores refinerías del mundo en el siglo pasado, fue la principal compradora de metal ilegal del país. Sin embargo, las operaciones de esta empresa cayeron en el 2000 cuando las autoridades tributarias enjuiciaron a su filial en Lima y a sus proveedores por fraude fiscal (al haber montado una red de compañías de fachada y testaferros) y por contrabando de oro extraído de Ecuador y Bolivia.
Tras la caída de Engelhard, MKS y Metalor enviaron millones de dólares a Lima para comprar toneladas de mineral a un grupo de exportadoras ubicadas en regiones convulsionadas por la extracción aurífera: las principales fueron Universal Metal Trading (UMT, incluida entre las 500 empresas más grandes de Latinoamérica hasta el 2012), AS Perú, E&M Company, Minera Tambopata, Sociedad Minera Rinconada, Minerales del Sur, Corporación Minera Ananea y Titán Contratistas Generales. Todas ellas, entre otras de perfil bajo, son investigadas en algunos de los 25 casos penales originados por las confiscaciones del Callao y en otros procesos por lavado y malos manejos tributarios.
Desde el 2012, Kaloti, NTR Metals y Republic Metals Corporation (que dirigen sus operaciones en Sudamérica desde Florida), junto a Italpreziosi, empezaron a competir con los suizos en la compra de oro. Entre sus proveedores destacaron las compañías de fachada de Pedro Pérez Miranda, llamado ‘Peter Ferrari’, personaje investigado por lavado de dinero; el grupo Darshan International, vinculado a un paraíso fiscal de las Islas Vírgenes; y los hermanos Sánchez Paredes, de las mineras Comarsa y San Simón, procesados por lavar activos de las drogas. Estas exportadoras, y otras menos conocidas, acopiaban metal y lo guardaban en las bóvedas de Hermes y Prosegur, antes de enviarlo en vuelos comerciales a Miami o Roma.
“El Perú sería el segundo mayor productor del mundo después de China, si se contaran las 150 toneladas exportadas de contrabando”
OjoPúblico estableció que las exportadoras de Perú antes citadas enviaron a compañías de Suiza, Italia, Dubái y EE.UU. más de 180 toneladas de oro entre el 2008 y el 2014, cifra mayor a la producción de Bolivia y Ecuador en esos mismos años y mucho más que la última exportación anual combinada de Brasil y Colombia. En ese lapso, los despachos de Universal Metal Trading –con sedes operativas en las zonas de minería ilegal de la Amazonía de Perú hasta el 2013– solo fueron superados por las mineras de oro más grandes de Sudamérica: Yanacocha (que extrae metal en Cajamarca) y Barrick (en La Libertad y Áncash). El oro de UMT –en gran parte acopiado por el cusqueño Leonardo Callalli, hoy preso y condenado por lavado de dinero de la minería ilegal– llegó directamente a MKS Finance en Ginebra.
El Ministerio de Energía y Minas (Minem) registró que Perú, quinto en el ranking mundial del oro, llegó a producir más de 200 toneladas de metal en el 2005; mientras que la Superintendencia de Administración Tributaria (Sunat) reveló que entre el 20 y 25% de los envíos de oro al exterior fueron de procedencia ilegal. Sin embargo, ambas cifras palidecen frente a los hallazgos de este reportaje. Por ejemplo, el 2010 el Minem recogió los informes de los mineros a nivel nacional y reportó una producción de 180 toneladas de mineral; pero realmente salieron del país 330 toneladas. Es decir, el Perú sería el segundo mayor productor del mundo después de China, si se contaran las 150 toneladas exportadas como contrabando.
MILLONES DE DÓLARES BAJO SOSPECHA
Desde el 2012, cuando uno de los autores de este reportaje reveló en El Comercio los primeros vínculos entre las refinerías suizas y los acopiadores de oro ilegal en Perú, la Procuraduría de Lavado de Activos y la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) iniciaron investigaciones en estricto secreto sobre las millonarias transferencias de los integrantes del London Bullion Market, que agrupa a los mayores bancos del mundo, refinerías y empresas comerciantes de oro y plata. Al mismo tiempo, la Sunat incautó más de una tonelada en lingotes ilegales que iban a salir del aeropuerto de Lima destinadas a NTR Metals (fundada el 2004), Kaloti, Republic Metals Corporation e Italpreziosi (creadas en los años 80) y Metalor Technologies (que utiliza ese nombre desde el 2001).
Las autoridades de Perú también investigan los pagos por adelantado que hicieron algunas de las compañías extranjeras para adquirir metal y cubrir los gastos de exportación y transporte desde las zonas de extracción del oro. OjoPúblico –tras acceder a los documentos financieros de las operaciones– confirmó las millonarias transferencias de dinero desde bancos de Suiza y EE.UU. a cuentas de personas naturales y jurídicas en Madre de Dios, Cusco, Puno y Lima. No solo eso, algunos de estos pagos acabaron siendo incautados en operaciones policiales contra mafias de la minería ilegal.
En los viajes a las zonas auríferas de Bolivia, Ecuador y Colombia, también se conoció que las seis compañías extranjeras compraron oro procedente de regiones de la Amazonía y el altiplano de Sudamérica que actualmente viven amenazadas por la minería ilegal, el contrabando y el narcotráfico. Tal como ocurrió en Perú, identificamos a los mayores proveedores en La Paz, Quito y Medellín, algunos de los cuales están bajo sospecha por el origen del mineral.
Bolivia: De La Paz a Miami
En el caso de Bolivia, el oro del norte de La Paz y de la selva del Beni y Pando (en la frontera con Brasil) acaba en EE.UU. OjoPúblico, luego de analizar sus exportaciones de metal, conoció que el vecino del sur enviaba al exterior un máximo de seis toneladas anuales entre el 2003 y el 2011. De pronto, la producción de metal –bajo control de las cooperativas mineras de este país, ya que casi no existen grandes capitales en este rubro– se disparó a niveles históricos. El 2012 los envíos de mineral superaron las 20 toneladas y el 2014 alcanzaron las 30 toneladas. Estas cifras nunca antes vistas provocaron graves cuestionamientos políticos en el país andino.
La oposición al gobierno de Evo Morales denunció que el oro salido de La Paz era ilegal porque fue declarado por un grupo de exportadoras bolivianas como si fueran desperdicios de metal y no pagó los impuestos respectivos gracias a la complicidad de Aduanas. Sin embargo, hasta ahora no se explican los récords de producción del mineral. En el Perú se cree –luego de que la Sunat descubriera que los envíos de Bolivia a EE.UU. pasaban por el aeropuerto de Lima– que su aumento se debe al contrabando de oro desde las zonas de minería ilegal en Madre de Dios y Puno, en el sur peruano.
“Las seis compañías extranjeras compraron oro de regiones de Sudamérica amenazadas por la minería ilegal, el contrabando y el narcotráfico”
Durante la investigación periodística en el vecino país se identificó a una desconocida empresa de Miami, llamada Atomic Gold (que no forma parte del London Bullion Market), junto a las citadas NTR Metals, Kaloti y Republic Metals Corporation, como las mayores receptoras del mineral de origen desconocido, incluso del declarado como desperdicio por las exportadoras bolivianas. No solo eso, también se conoció que una sola familia de La Paz, integrada por Ronald Saavedra Orosco, su hermana y sobrinos, manejó las mayores operaciones de envío de mineral a EE.UU.: 14 toneladas en los últimos cuatro años.
Otros personajes identificados en La Paz por sus exportaciones de oro en este lapso son el inversionista boliviano radicado en Miami Peter López Salazar de Auribol (quien envió 10 toneladas a EE.UU.); una mujer apenas rastreable llamada Sthepani Rivera Herrera (7 toneladas de metal) y José Valdez Rubín de Celis, gerente de Royal Gold (8 toneladas) y de otra empresa llamada World Precious Metal. Ellos, y otras compañías, fueron citados en las investigaciones de las entidades aduaneras y financieras de Bolivia para establecer el origen de sus activos (muchos despacharon grandes cantidades de metal a poco de haber creado sus empresas), así como para ubicar la procedencia del mineral enviado al exterior desde el 2012.
COLOMBIA: DE GOLDEX A EE.UU. Y SUIZA
La ilegalidad en torno a la explotación del oro envuelve a toda Sudamérica, pero en Colombia estos vínculos alcanzan al narcotráfico y a las FARC. El gobierno del vecino país reconoce que el 87% de las unidades productoras de metal operan al margen de la ley y que esta actividad ha desplazado al tráfico de cocaína en algunas regiones tomadas por grupos armados, como el Chocó, Caquetá y Amazonas. Esto fue ratificado por el procurador de asuntos ambientales Óscar Amaya Navas, quien dijo a OjoPúblico en Bogotá que la mitad del negocio de la minería ilegal está asociada a bandas del crimen organizado.
Los reportes aduaneros de Colombia, desconocidos hasta ahora, indican que las exportadoras de este país enviaron al exterior más de 310 toneladas de oro entre el 2010 y el 2014: el 40% fue recibido por Republic Metals Corporation y más del 20% por Metalor. Además se estableció que Goldex –cuyo dueño, Jhon Hernández Santa, cayó detenido este año por lavado de activos y por financiar al terrorismo– fue uno de los mayores proveedores de dichas corporaciones. La exportadora de este personaje, investigado por blanquear alrededor de un millón de dólares, envió más de 30 toneladas de metal a los socios del London Bullion Market.
Según las autoridades de dicho país, el metal enviado por la compañía de Hernández Santa fue comprado a empresas de fachada en los departamentos de Córdoba, Chocó, Antioquia, Huila y Santander, o a intermediarios fantasmas. En la investigación también se estableció que Goldex, así como casi todas las exportadoras de oro de Colombia, no se ubican en Bogotá sino en la estratégica ciudad de Medellín, capital de Antioquia y próxima a los centros de producción aurífera de dicho país.
Ecuador: Oro ilegal y contrabando
En el caso de Ecuador, el metal de sus principales provincias mineras –Zamora Chinchipe (en la frontera con Perú), El Oro y Esmeraldas (en la frontera norte con Colombia)– también acaba en EE.UU. De estas remotas zonas, en donde la explotación del mineral se hizo durante décadas de manera informal y contaminante, proviene el producto que reciben Republic Metals Corporation y NTR Metals, principales receptoras de las exportaciones de mineral del vecino del norte.
OjoPúblico, luego de viajar a Ecuador y revisar sus reportes de exportación de oro entre el 2010 y 2014, conoció que en esos años salieron de Guayaquil vuelos comerciales con más de 70 toneladas del metal al exterior. Los despachos fueron realizados por más de 140 exportadoras de dicho país – algunas de las cuales no estaban registradas para esta actividad– con destino a EE.UU. (NTR Metals recibió 19 toneladas y Republic Metals Corporation, 13 toneladas), Suiza y Hong Kong (China), en los dos últimos años.
De la lista de 140 exportadoras de Ecuador, destaca el grupo económico de Jorge Rengel Piedra, un geólogo que por los envíos de Expobonanza, Expausa y Compañía Minera Mollopongo, aparece como uno de los mayores proveedores de las compañías estadounidenses. Este personaje además es gerente y accionista de otras 13 empresas dedicadas a la explotación y exportación de minerales, cinco de las cuales ya fueron disueltas. También es dueño de otras dos mineras en Colombia: Torrebruma y Realmonte, ubicadas en Medellín.
Otras exportadoras a considerar por las toneladas de oro que manejan son: Elipe, Expisum y Ecuador Goldxport, que fueron extrañamente disueltas luego de enviar sus cargamentos de metal. También despachan importantes cantidades, pero no figuran en el rubro minero: una inmobiliaria llamada Capertone; los empresarios Eduardo Andrade Idrovo, dueño de compañías de volquetes, y Genaro Mera Cardoso, comerciante de artefactos eléctricos y proveedor del Estado.
Los informes de exportaciones obtenidos para este reportaje señalan un inusitado incremento de los despachos de oro desde Ecuador el 2012: aquel año salieron 10 toneladas del país, el doble del promedio anual enviado al extranjero; el 2013, unas 15 toneladas; y el 2014 se superaron las 30 toneladas. El contraste entre los reportes de producción oficial de oro y de los envíos de mineral al exterior entre el 2010 y 2014 dan un panorama todavía más alarmante: pese a la reforma minera iniciada por el Gobierno del presidente Rafael Correa en el 2009 para formalizar a los mineros artesanales, solo el 30% del oro producido por Ecuador en los últimos cinco años tuvo un origen legal.
Un episodio revelador ocurrió la noche del último 5 de marzo en el cantón Arenillas, en la provincia de El Oro, cuando la policía fronteriza de Ecuador intervino dos vehículos blindados de caudales que provenían de la frontera con el Perú. En el interior había diez agentes de seguridad privada armados con pistolas y rifles. El grupo protegía un cargamento de 90 lingotes de oro, valorizados en 2.5 millones de dólares. Al momento de identificarse, los agentes presentaron la guía de remisión de la carga, pero no pudieron acreditar la legalidad de su origen.
Para la policía fue evidente que se trataba de una operación de contrabando de oro procedente del Perú, cuyo destino debía ser mezclarse con metal ecuatoriano para ser exportado ‘legalmente’ por Guayaquil. Los lingotes incautados ese día se encuentran ahora en el Banco Central de Ecuador. Los portadores están detenidos. Pero no es el fin: si algo se sabe de la fiebre del oro que devasta el Amazonas es que siempre encontrará nuevas rutas para llegar a su destino.
Muchas preguntas y pocas respuestas
En los últimos días OjoPúblico contactó al London Bullion Market Association (Lbma) y a las seis compañías extranjeras mencionadas en esta investigación. Todas las empresas, a excepción de Italpreziosi de Italia, atendieron los correos electrónicos, pero no respondieron con exactitud ni detalle las interrogantes.
Los funcionarios del área de Comunicaciones y Relaciones Públicas del Lbma, señalaron que atenderían las preguntas, pero no lo hicieron.
Republic Metals Corporation, de EE.UU., a través de su abogado Alan Silverstein, negó que tuvieran investigaciones en su país o fuera de él y consideró “difamatorio” decir que ellos compraron oro de procedencia sospechosa. Sin embargo, no identificó a ningún contacto directo en Miami (en donde está su refinería) o en Lima para entrevistarlos sobre los casos por incautaciones de oro y lavado de dinero en dónde son mencionados. OjoPúblico confirmó que estas pesquisas son impulsadas por la Procuraduría de Lavado de Dinero y la Sunat.
El grupo Kaloti, de Emiratos Árabes Unidos, por intermedio de su jefe de operaciones Álvaro Rodríguez, pidió detalles de las preguntas que teníamos sobre el presunto accionar de su empresa en la compra de oro ilegal. Le enviamos un cuestionario, pero al cierre de edición no respondieron. MKS Finance, de Suiza, contestó mediante una consultora de comunicaciones, para indicar que se comunicaría a la brevedad posible, y tampoco lo hizo.
Le escribimos a Samer Barrage, vicepresidente de ventas para América Latina y el Caribe de NTR Metals; respondió el abogado José Ugaz, a quien le enviamos un cuestionario y tampoco hubo respuesta. Metalor de Suiza contestó a través de José Ramón Camino, consejero general de dicha empresa. El alto funcionario pidió un pliego de preguntas y se lo enviamos, pero este no fue respondido al cierre de edición.