Aunque las poblaciones de este felino se han reducido en un 20% en menos de 30 años, hay quienes patrullan la zona fronteriza entre estos tres países. Una investigación de WWF arrojó esta esperanzadora cifra tras monitorear al mamífero con apoyo de las comunidades.

El jaguar es el felino más grande de América y sus principales poblaciones están en la Amazonia. Justamente allí, avanza una estrategia regional por su conservación: el monitoreo trinacional del felino y sus presas en el corredor Napo-Putumayo. Se trata de un esfuerzo inédito en esta zona transfronteriza que incluye territorios en el Resguardo Indígena Predio Putumayo (Colombia), la Reserva de Producción Faunística Cuyabeno (Ecuador) y el Parque Nacional Gueppi-Sekime (Perú). (Lea Plantar 10 árboles para graduarse de la universidad, el requisito que impondrá Filipinas)

Uno de los primeros resultados que revelan los análisis del monitoreo es una población estimada de 2.000 jaguares en el Corredor Napo-Putumayo, lo que significa una densidad de 1,5 jaguares por cada 100 km2. Para el equipo técnico involucrado, estos datos permiten afirmar que la región monitoreada es de gran importancia para el jaguar y sus presas, lo que demuestra a su vez el enorme valor de este territorio compuesto por áreas protegidas y territorios indígenas.  (Lea Registran récord de calor en el Polo Norte)

Este trabajo es liderado por WWF y comenzó a finales de 2017 con el propósito de tener datos sobre la población de jaguar y sus presas por medio del monitoreo con cámaras trampa. El propósito era conocer el estado de la especie y su hábitat y así impulsar su protección, además de facilitar la toma de decisiones por parte de las autoridades.

Joaquín Carrizosa, Coordinador de la Amazonia en WWF-Colombia cuenta que es la primera vez que Colombia, Ecuador y Perú se unen para trabajar alrededor del monitoreo y el conocimiento sobre el jaguar.

“Esto va a redundar en un nuevo proceso de conservación transfronteriza que no teníamos en la región amazónica y a un entendimiento de cómo proteger las poblaciones de este gran felino y la biodiversidad asociada desde una visión regional de la Amazonia y no sólo desde la perspectiva de país”, agrega.

La estrategia no sólo beneficiará al jaguar, cuyas poblaciones se han reducido en un 20% en menos de 30 años, sino también a otras especies. Esto se debe a que los grandes depredadores como el jaguar funcionan como especies sombrilla, de manera que trabajar por su conservación, también significa proteger a todas las especies que están debajo de él en la cadena trófica y que son su comida como la danta, el venado, la boruga.

“Conservarlos es, a su vez, preservar grandes paisajes como este corredor de la Amazonia”, explica Jaime Cabrera, biólogo y consultor de monitoreo para WWF-Colombia.

Para estimar la población de jaguares en el corredor, en esta primera fase se instalaron 129 cámaras trampa en un área total de 542 km(casi cuatro veces la superficie de Inglaterra). En cada país se estableció un polígono para instalarlas de manera similar y, así, se recopilaron más de 64.700 fotos tras 10.500 horas de trabajo.

Comunidad indígena Murui-Muina detrás del monitoreo del jaguar en Colombia

En el caso de Colombia, las comunidades indígenas han sido claves en el proceso de monitoreo del gran felino. La decisión de WWF de desarrollar la iniciativa en el Resguardo Predio Putumayo se debe a que se trata de una zona rica en biodiversidad, conservada en gran parte por la visión ancestral de los pueblos indígenas que la habitan.

“Por medio del conocimiento indígena, tan rico en la zona, hemos visto que los sistemas de manejo tradicionales funcionan para la protección de la biodiversidad y de ahí, que tengamos un ecosistema tan saludable como el de la zona de estudio. Debido al trabajo en conjunto con la comunidad, hemos logrado identificar poblaciones saludables de jaguares en la zona. Incluso, hemos estimado que hay un mayor número de animales del que esperábamos”, agrega Carrizosa.

Hermógenes Ramos López, del pueblo Murui-Muina, que habita el Resguardo Predio Putumayo en la Amazonia colombiana, es uno de los integrantes del equipo de monitoreo y asegura que el papel de la comunidad indígena al cuidar la naturaleza es fundamental. “La madre naturaleza hace parte de todos nosotros. Nosotros como indígenas debemos cuidar nuestra madre naturaleza para que los hijos de nuestros hijos también puedan conocer estos animales. Si sabemos conservarla ella nos puede dar para vivir y si no lo hacemos, pues más tarde vamos a lamentar”, dice.

Él y otros 20 integrantes del pueblo Murui-Muina, liderados por sus autoridades ancestrales, aceptaron unir el conocimiento tradicional y el occidental para realizar el monitoreo ambiental de su territorio y de especies emblemáticas como el jaguar. Así, aprendieron diversas técnicas como el uso de GPS, cámaras trampa y recolección de datos, de la mano del equipo técnico de WWF-Colombia.

Hasta ahora el proceso evidencia la posibilidad de coexistencia entre la naturaleza y el ser humano, a través del uso sostenible de los recursos. El monitoreo continúa en el Resguardo Predio Putumayo, y los otros dos territorios en Perú y Ecuador, con el propósito de generar más análisis que contribuyan en la conservación de las poblaciones de jaguares y proteger los bosques.

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