Colombia es el primer país de Latinoamérica en unirse a Cacao, Bosques y Paz, una iniciativa que busca aumentar la productividad del cacao de alta calidad sin deforestar.

 

Por Edward Davey

Victor Combita es un productor de cacao y líder de la comunidad de San José del Guaviare en el corazón de la Amazonía colombiana. Durante muchos años, su región fue el epicentro del conflicto civil en Colombia. También se encuentra entre los departamentos con las mayores tasas de deforestación, como resultado del ganado, la producción de coca y la tala ilegal de madera.

Pese a los esfuerzos, promesas y el continuo monitoreo que el país viene haciendo sobre su territorio, la depredación de los bosques no disminuye. El Ideam, tras analizar 1.750 imágenes satelitales, anunció que sólo en el año 2017 se perdieron 219.973 hectáreas de bosques. Lo que quiere decir que la tasa de deforestación aumentó 23 % respecto al 2016. En Guaviare específicamente se talaron 38.221 hectáreas, siendo el segundo departamento más deforestado, después del también amazónico Caquetá. (Lea también: Se duplicó la deforestación en la Amazonía)

Combita, sin embargo, busca un camino distinto. Junto a varios cientos de agricultores, dirige una cooperativa de cacao sostenible, que proporciona cacao “Fino de Aroma de alta calidad” y protege y restaura los bosques. Es para los agricultores como Combita que el anuncio de Colombia es muy importante: se convirtió en el primer país de Latinoamérica en unirse a la iniciativa Cacao, Bosques y Paz, con la que se busca aumentar la productividad del cacao de alta calidad sin deforestar.

La Iniciativa, que comenzó en 2017 en Ghana y Costa de Marfil, tiene como objetivo crear un movimiento mundial para el cacao de deforestación cero. ¿Qué mejor región para este tipo de producción que las áreas contiguas a algunos de los bosques tropicales más intactos e importantes del mundo, como el Parque Nacional Chiribiquete?

Los bosques sostenibles de cacao

El acuerdo, que busca una alianza entre el sector público y el privado para lograr mejores prácticas en el cultivo del cacao, contribuye a que haya cero deforestación relacionada con este cultivo, lo mismo que al impulso y creación de programas sostenibles, así como acciones forestales que permitan la conservación y protección de los bosques.

La alianza cuenta con la participación del Gobierno Nacional, Fedecacao, Casa Luker, el Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas en inglés) y la Iniciativa de Comercio Sostenible (IDH, por sus siglas en inglés), en donde se comprometen a emprender todos los esfuerzos para producir cacao de alta calidad sin deforestación, utilizándolo como un medio para restaurar los paisajes degradados, además de impulsar el desarrollo de zonas rurales que tengan una visión integral y sostenible, teniendo en cuenta el Acuerdo Final de Paz. (Lea también: El dificil paso de la coca al cacao)

A diferencia de África occidental, la producción de cacao no ha causado deforestación significativa en Colombia.

En el país, otras industrias como la producción de ganado y coca, la madera ilegal, la minería y el desarrollo de infraestructura son los responsables. Las tasas recientes de deforestación se han disparado en el país, en gran parte atribuible a la paradoja de la paz recién encontrada de Colombia: las áreas que antes estaban limitadas al desarrollo como resultado de la presencia de grupos armados ilegales ahora se están convirtiendo rápidamente a la agricultura y otros usos.

La producción de cacao, según relata el WRI, ocurre en conjunto con la naturaleza: las plantas de cacao crecen bajo la sombra de los árboles de las fincas. El progreso hasta la fecha es alentador: desde el Amazonas hasta el Pacífico, Colombia ha invertido en miles de hectáreas de esquemas de cacao basados ​​en la agrosilvicultura, lo que ha presionado a los bosques naturales biodiversos y restaurado la salud ecológica en los paisajes degradados. El resultado es cacao libre de deforestación. (Lea también: Se acerca San Valentín y cae la producción de cacao)

La producción de cacao “sostenible” podría aumentar la resistencia al cambio climático

Colombia ha experimentado inundaciones y sequías récord en los últimos años, impulsadas por el cambio climático y exacerbadas por el fenómeno climático El Niño. El cacao basado en la agrosilvicultura, junto con un enfoque «silvopastoral» para el manejo del ganado que involucra más árboles en el paisaje, ha permitido a los agricultores adaptarse al clima cambiante de Colombia y ser más resistentes. Y nuevas variedades de cacao, más productivas y tolerantes a la sequía, desarrolladas en asociación con el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y la Corporación Colombiana de Investigación Agrícola (Corpoica), han permitido cosechar mayor cantidad de semillas en las mismas tierras agrícolas existentes, criando agricultores ingresos y productividad.

La empresa firmante de la iniciativa Cacao, Bosques y Paz, Casa Luker, es responsable de comprar más del 30% de la producción nacional de cacao del país.

«Casa Luker tiene una orgullosa historia de 100 años de producción de cacao en Colombia, con un compromiso de larga data con una gestión ambiental sólida y la inclusión social en su cadena de suministro de cacao. Respaldamos de todo corazón los principios de la Iniciativa Cacao, Bosques y Paz esperamos contribuir plenamente a su implementación exitosa en los próximos años». Aseguró Carlos Romero Restrepo, director ejecutivo de Casa Luker Cacao y miembro de World Cocoa Foundation.

Por su parte Eduard Baquero López, presidente de la Federación Nacional del Cacao, también saludó la noticia: «La Federación Nacional del Cacao representa los intereses de decenas de miles de pequeños productores de cacao de todo el país.

La restauración no solo contribuye a la mitigación del cambio climático, también brinda una amplia gama de beneficios que incluyen bienestar rural y empleo, mayor seguridad alimentaria, conservación del suelo y el agua, protección de la biodiversidad y resiliencia al cambio climático.

Los compromisos

Los firmantes se comprometen a: 

Asegurar que el sector del cacao en Colombia no contribuye a la deforestación ni actual o futura o a la degradación forestal en el país.

-Asegurar que los cultivos de cacao que se realice por fuera de la frontera agropecuaria, definida según Resolución 261 de 2018, tenga objetivo la restauración y/o recuperación de áreas degradadas.

-Contribuir a la conservación, restauración y conectividad de relictos de bosques de las fincas productoras de cacao con el fin de proteger el recurso hídrico, la biodiversidad y los suelos.

-Aumentar la colaboración público-privada para movilizar nuevas fuentes de financiamiento para la protección y restauración de los bosques, e incentivar la adopción por parte de los agricultores de la producción de cacao ambientalmente sustentable. Las oportunidades clave incluyen, entre otras cosas, el apoyo a mecanismos financieros innovadores (como los pagos por servicios ambientales, financiamiento de carbono y fondos fiduciarios público-privados) y una mayor implementación de la producción de cacao climáticamente inteligente.

-Mejorar la colaboración público-privada, en asociación con expertos locales y globales, para identificar buenas prácticas y orientación técnica para la conservación y restauración forestal.

-Desarrollar planes de implementación, incluyendo el mapeo de áreas, para intensificar el establecimiento de mejores paisajes de cacao teniendo en cuenta la zonificación ambiental que se implementará en el posconflicto.

-Intercambio completo y efectivo de información, consulta y participación informada de los productores de cacao y sus comunidades involucradas, entre otras.

Foto: Cultivador de cacao en Guaviare, el segundo departamento más deforestado del país/ Neil Palmer

*Edward Davey hacer parte de The Food and Land Use Coalition, una iniciativa global para transformar los sistemas mundiales de alimentos y uso de la tierra.

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